El sainete de la captura, fuga, recaptura y denuncias de Aida Merlano
La política tradicional colombiana, hiede, asquea y repugna, por cuenta de las acusaciones de la delincuente Aida Merlano contra Alex Char y su clan familiar, que chisguetean a los presidentes de la república de los últimos 20 años.
Haciendo a un lado los asuntos íntimos, que corresponden a las revistas del corazón, lo cierto es que su denuncia no puede ser más escabrosa: fuga de presos, secuestro agravado, constreñimiento ilegal, tentativa de homicidio, fraude procesal, soborno y acceso carnal violento.
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Pero, nadie puede llamarse a engaños: la compra de votos no es solo patrimonio de algunos políticos costeños, es una práctica común y silvestre en todas las regiones del país. Ocurre tanto en las elecciones al concejo del más pequeño de los municipios, como en las elecciones a la presidencia de la república. Tal fue el caso de la “Ñeñe política”, que conocimos de chiripa.
La compra de votos es un cáncer que mata la democracia, que les entrega el erario a los criminales para su saqueo. Esta práctica requiere de la existencia de bases pobres, desesperadas, marginadas; del hambre, de la ignorancia, de la ausencia de vida digna. Todo un círculo vicioso.
En el caso de Aida Merlano, los acontecimientos se dieron en rápida sucesión: la capturaron el 11 de marzo de 2018, el mismo día en que fue electa de manera fraudulenta como senadora; la procesaron y condenaron en septiembre de 2019 por corrupción al sufragante, concierto para delinquir y porte o tenencia ilegal de armas de fuego; un mes después se escapó, o mejor, la dejaron escapar por una ventana durante una cita odontológica; y la recapturaron en Venezuela, por usurpación de identidad, uso de documento falso y asociación para delinquir, en enero de 2020.
Para todos es claro que Aida Merlano no es la jefe máxima de esos grupos criminales, aunque sí una ficha importante. Pero, como era de esperarse, la justicia se concentró en mirar hacia abajo y no hacia los peces gordos. Incluso ya están condenados -en prisión domiciliaria- varios ayudantes de la exsenadora.
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Todo indicaba que el trámite de la extradición a Colombia desde Venezuela sería un trámite fácil y expedito, a partir de la solicitud de la Corte Suprema de Justicia.
Pero no. La propia canciller Claudia Blum de esa época advirtió: “de ninguna forma puede ser con el gobierno de Maduro”. El gobierno nacional determinó de manera inaudita y extravagante que “el Gobierno Nacional hará la solicitud ante el legítimo Gobierno de Venezuela, en cabeza de Juan Guaidó”. ¡Plop!
Fue el oso presidencial más colosal desde que Colón pisó estas tierras. No fue Maduro quien se negó a extraditarla, fue el gobierno colombiano el que se curó de hacerlo. Maduro incluso se burló: “Hoy me reí mucho porque el presidente de Colombia, Iván Duque, dijo que iba a pedir en extradición a esta persona, capturada por las autoridades legitimas de Venezuela, a Juan Guaidó. Es una verdadera ridiculez…”
Eso convirtió, desde un principio, el caso en un sainete.
Con toda lógica, uno puede suponer que las consecuencias jurídicas de las acusaciones de la Merlano se conocerán, si es que acaso se profundizan, algunos años después de los resultados de la actual contienda electoral a la presidencia de la república. Es decir, cuando hayan prescrito o cuando ya para qué.
Pero en términos políticos, las consecuencias pueden ser devastadoras para el Equipo Por Colombia, representantes de la vieja y mañosa política, especialmente para el silencioso y enigmático candidato Alex Char, a quien Aida no solo le malogró el lanzamiento de su campaña, el pasado fin de semana, sino que le volvió trizas su candidatura.
Sus amigos de coalición, Gutiérrez, Peñalosa y Barguil prefirieron hacerse los vendejabones y le echaron la culpa a Maduro, quien -según ellos- habría montado el escenario para ayudarle a Petro. “Esta ardida y con deseos de venganza” sentenció, cual compositor de música de despecho, el precandidato Enrique Peñalosa.
La coalición Verde Esperanza de Robledo, Gaviria, Fajardo, Galán y Amaya, conscientes del papayazo aparecido, en su no tan afortunado periplo político, viajaron hasta la antigua y ahora semidestruida sede de la Merlano en Barranquilla, a pedirle en coro a Char que renuncie de su aspiración presidencial. Además fustigaron a los compadres del exalcalde barranquillero: “David Barguil, Enrique Peñalosa y Fico Gutiérrez, creen que no es con ellos, fingen demencia, siguen adelante pavoneándose por todo el Caribe”.
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Para que no queden dudas de que esto es un sainete, la Coalición Centro Esperanza, alardeando de su escasa memoria, le solicitó al presidente Duque -en el mismo pronunciamiento público que “tramite de inmediato la extradición de Aída Merlano para llegar al fondo de la Char política1”.
¿Como si no supieran que el “presidente legítimo” Guaidó está diligenciando -en bombas- la misma petición del gobierno nacional, desde hace dos años?
Ya se escuchan de nuevo las risotadas de Maduro. Cojan juicio, chamos.
1 Coalición Centro Esperanza pide investigación por caso Aida Merlano: Coalición Centro Esperanza pide extradición de Aida Merlano | Barranquilla | Caracol Radio
8 Comentarios
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Toda esta trama es algo tradicional de esta corrupción e iumdicia q todos estos corruptos nesecotam para crear una cortina de humo de la realidad política de este Pais
Otra píldora de reflexión expedita y concisa, de nuestro barquero de cabecera, mesié Caronte.
Tengo claro desde que tengo uso de razón política, que las elecciones cuestan plata, poca, en realidad, comparada con la que se roban cuando son elegidos nuestros “padres de la patria”, gobernantes, alcaldes y presidentes, incluyendo un largo etcétera de allegados, amiguetes y, sobre todo, financistas del “proceso democrático”.
También, todo el tiempo, se han sacado los chiros al sol entre ellos, sobre todo de parte de los perdedores (¿recuerdan a Pastara y el proceso 8000?).
Nada pasa o pasa cuando, como dice Pedroluis, ¡ya pa qué!
Lo de la Merlano es un pasaje del sainete de la política de Polombia, que cambiara con otra “P” la de Petro, la de Pacto.
Abrazo Pedroluis.
Jajaja muy buena columna hombre Pedro, cads vez más cáustico. Pero es que estos tipos nos creen gwbones s todos
Agradable síntesis del caso merlano que aunque dolida y oportunista creo que dice la verdad de toda esta pequeña muestra de la gran corrupcion que carcome nuestras finanzas públicas y por lo tanto a todos los colombianos. Esperemos que aunque es muy difícil desmontar un escenario que lleva más de 100 años, por lo menos se pueda comenzar con un cambio en este 2022 y que pueda durar lo suficiente para que los resultados sean definitivos. Gracia Pedro Luis como siempre muy buen articulo
Y AQUI NO PASA NADA..!