Una derrota que Alemania festejó como victoria
El Mundial de Catar está pasando bastante inadvertido en Alemania. El análisis de las publicaciones de los principales medios del país cubriendo el evento permite ver cómo los temas deportivos se encuentran a la sombra de los temas políticos y sociales.
Por Daniel Martínez, CEO de la App El Futbol. Especial para Diario Criterio
La derrota ante Japón dejó a Alemania con un pie fuera del Mundial. Sin embargo, esa noticia que a primera vista parece mala, es considerada como buena por un gran sector de la afición local, harta de la Fifa y poco amiga de que el anfitrión del evento sea Catar.
Para ellos, lo mejor del partido contra Japón fue la foto colectiva de su selección con los jugadores tapándose la boca. Un mensaje a la Fifa por la censura impuesta a través de amenazas a la iniciativa de lucir el brazalete con la leyenda “One Love” como gesto de apoyo a la inclusión social de minorías étnicas, de género y de orientación social.
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Los alemanes abogan desde el fútbol por la diversidad, y sentar un precedente de protesta ante Catar y la Fifa fue un gran triunfo pese a haber perdido la batalla deportiva ante Japón.
El Mundial de Catar, el futbolístico, está pasando bastante inadvertido en Alemania. El análisis de las publicaciones de los principales medios del país cubriendo el evento permite ver cómo los temas deportivos se encuentran a la sombra de los temas políticos y sociales.
Junto a una crónica de partido van dos reportajes sobre la corrupción y la doble moral de la Fifa; al lado de los estudios tácticos de las selecciones participantes van reportajes sobre cómo obtuvo Catar la sede de la Copa del Mundo, cuánto está pagando el anfitrión para promover una imagen positiva del país, y la ridiculez de los gastos en una infraestructura deportiva que nadie va a utilizar cuando acabe el Mundial.
Los grandes titulares en las secciones deportivas no son para la histórica goleada de España sobre Costa Rica (7-0), sino para la ministra del Interior de Alemania, Nancy Faeser, luciendo en el estadio, a escasas dos sillas del presidente de la Fifa Gianni Infantino, el brazalete “One Love”. Los analistas del Mundial en televisión dedican menos tiempo al rendimiento de Lionel Messi frente a Arabia Saudita y más a la posibilidad planteada por Dinamarca de que los países europeos abandonen la Fifa.
Los alemanes están boicoteando de facto un Mundial que vienen criticando desde que fue otorgado a Catar. El movimiento, esto quizás sea necesario enfatizarlo, nace con los hinchas y es ejecutado por los hinchas.
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En común acuerdo con sus clientes (los hinchas), un gran número de bares, restaurantes y establecimientos comerciales a lo largo y ancho del país, desistieron de presentar los partidos del Mundial en sus establecimientos. “No a Catar”, es su lema. Las grandes reuniones públicas para ver el evento en locales o al aire libre fueron cancelados. Los hinchas simplemente no están siguiendo los partidos del Mundial.
Eso explica por qué en el resto de Europa los ratings televisivos del partido inaugural del Mundial registraron un incremento con respecto a 2018, mientras Alemania fue el único país en el que decrecieron. Durante el Mundial de Rusia más 10 millones de alemanes vieron el primer juego; el de Catar registró 4 millones menos de televidentes, todos ellos pertenecientes a la audiencia joven.
Para esos aficionados una eliminación temprana de Alemania del Mundial no sería un drama. Por el contrario, les permitiría cerrar de una vez por todas el capítulo Catar que tanto les incomoda.
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