“Normalmente las ignoramos, pero, en ‘Alis’, tenemos que verlas a los ojos”
Este 9 de febrero se estrena en Colombia ‘Alis’, el documental que ganó dos premios en el Festival de Cine de Berlín. Hablamos con Clare Weiskopf, su codirectora, sobre esta película en la que niñas colombianas, que viven en un internado para personas con riesgo de vivir en la calle, proyectan sus historias, traumas y sueños en una compañera ficticia.
En Alis, la nueva película documental de Clare Weiskopf y Nicolás Van Hemelryck (los mismos directores de Amazona), el personaje principal no existe, pero su historia de vida es muy real. Puede sonar paradójico, teniendo en cuenta las reglas implícitas que muchos creen que tiene el documental, pero los 84 minutos de película son casi todos un ejercicio de imaginación y de ficción; un esfuerzo por hilar una historia inventada. Eso sí: al final, el espectador sale con la sensación de haber conocido, a fondo, una realidad bastante dura. Tal vez, incluso con más detalle que si se hubiera visto una historia 100 por ciento real.
En esta película colombiana, que se estrena en salas de cine el próximo jueves 9 de febrero, una decena de mujeres jóvenes que han terminado en la calle por diferentes motivos (abandono de sus familias, falta de plata, drogadicción, violencia sexual) y que viven en un internado manejado por la Alcaldía de Bogotá (La Arcadia) que les ofrece dormida, comida y acompañamiento, hacen un ejercicio de proyección. Entre todas, y siguiendo las preguntas de los directores, se inventan un personaje ficticio, una compañera a la que llaman Alis.
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El ejercicio es interesante porque a la par que van imaginando y contando la historia de Alis (su infancia, la vida con su familia, sus vivencias en la calle, sus amores y sus secretos), van surgiendo sus propias experiencias, sus historias de vida, sus miedos, sus traumas, sus fortalezas y hasta sus sueños para el futuro. Por eso escucharlas y verlas termina siendo revelador, inspirador, divertido y hasta incómodo. Porque en sus palabras, gestos y silencios se revela mucho más y hay más intimidad de la que hubiera podido haber en una entrevista directa sobre sus vidas.
No en vano, Alis llega a las salas colombianas luego de cosechar premios en festivales internacionales (Chicago, Biarritz, París), incluyendo varios de los otorgados por el público. Los más importantes, tal vez, son el premio Teddy (a mejor documental) y el Oso de Cristal (a la mejor película con temática juvenil) en la Berlinale, el Festival de Cine de Berlín.
Puede ver el avance de Alis, que se estrena el próximo 9 de febrero en las salas de cine:
A propósito de su estreno en el país, Criterio habló con Clare Weiskopf sobre la forma en la que llegaron a esta historia, las ventajas del formato que escogieron para contar la historia y la campaña para ayudarlas y brindarles más oportunidades más allá de la película.
Diario Criterio: ¿Cómo se vincularon con las chicas de La Arcadia y en qué momento, y por qué, decidieron hacer este documental?
Clare Weiskopf: A nosotros (Nicolás y a mí) en el 2016 nos invitaron a dar un taller en en la UP La 27, que es un internado del Distrito muy parecido a La Arcadia y en donde estaban muchas de las jóvenes que que hoy están allá. Nos dijeron que íbamos a dictar un taller de cine documental a niñas de 12 a 18 años que estaban en riesgo de vivir en la calle o a quienes sus familias no tenían como sostener.
Lo primero que sentimos fue pesar y lástima, que es algo muy ligado con el prejuicio hacia esa población, pero, cuando llegamos, nos encontramos con estas chicas súper poderosas, y fue todo un cambio de paradigma para nosotros, y también un reto porque lo confrontan a uno mucho.
El hecho es que nos dimos cuenta de que ellas son mucho más que sus historias oscuras. Puede que vengan de un mundo duro, pero son mucho más que eso. Ahí fue cuando dijimos “bueno, acá hay algo”, aunque al inicio no sabíamos cómo hacer la película. Pero seguimos dando talleres y esa fue nuestra forma de investigar y de ir desarrollando la idea. La verdad, fue un proceso larguísimo hasta que encontramos la forma de contar la historia.
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Diario Criterio: ¿De dónde salió la idea de que las chicas se imaginaran la vida y la historia de una compañera ficticia llamada Alis y por qué hacerlo así y no bajo el modelo clásico de preguntarles por sus experiencias reales?
Clare Weiskopf: Fue muy bonito, porque la idea salió de ella mismas. Nosotros, en uno de esos ejercicios que hacíamos en los talleres, les pedimos que trajeran una historia para la siguiente clase. Y aunque las historias siempre empezaban muy lejanas a su realidad y podían llegar a ser fantasiosas, muy rápidamente volvían a lo que ellas conocían.
Así nos dimos cuenta de que la imaginación era una herramienta muy potente para contar esta historia, de que les daba la oportunidad de proyectarse, de soñar y de que así contábamos una verdad mucho más profunda que simplemente una biografía, y también una verdad compartida. Además, el personaje de Alis las protege.
Diario Criterio: Lo de los sueños y las proyecciones hacia el futuro es muy emotivo…
Clare Weiskopf: Ellas son niñas a las que nadie les ha preguntado qué quieren ser cuando sean grandes, como a cualquier otro niño. Es como si estuvieran condenadas. Así que era una oportunidad para que pensaran en quién quieren ser y para que imaginaran un futuro distinto. Por todo eso la idea de crear a Alis nos pareció muy buena sobre el papel. Luego hicimos muchas pruebas a ver si funcionaba y conectaban emocionalmente con el personaje y la cogieron de una, resultó una forma muy potente de contar lo que queríamos contar.
Diario Criterio: Este es un documental sui generis, porque a diferencia de otros documentales, el espectador no sabe qué tanto de lo que cuentan las jóvenes es verdad y qué tanto es producto de la imaginación...
Clare Weiskopf: Lo que pasa es que, para mí, no existe una gran diferencia entre la ficción y el documental. Es muy chistoso cuando a uno le dicen cosas como, “Ah, ya, pero no es una película, es un documental”, cuando en realidad, tanto la ficción como el documental, son películas y, en ambos casos, contamos historias. Historias subjetivas, que tiene un punto de vista claro.
Siento que cada vez el documental tiene una relación más híbrida con la ficción, en la que todo se va mezclando, y a mí, como cineasta, me interesa mucho explorar eso. Creo que hay una idea clásica del documental como un formato aburrido, pero en realidad se trata de contar historias, historias que te llevan en un viaje emocional con el que te conectas y te identificas, igual que ocurre con la ficción.
Diario Criterio: La película es difícil de ver, por momentos incómoda, chocante (por la temática, los planos, las historias). ¿Fue intencional hacerla así?
Clare Weiskopf: Es una película que nos confronta muchísimo, que confronta al público. El formato está muy pensado para eso. Ellas, normalmente, son niñas que no queremos ver porque nos sentimos culpables, así que preferimos mirar para otro lado, hacernos los locos. Y aquí no hay escapatoria: estás una hora y 20 minutos mirándolas a los ojos. Si te fijas bien, el formato está pensado para que ellas nos miren de frente como público y digan “aquí estamos, no somos invisibles, somos maravillosas. A pesar de la falta de oportunidades somos increíbles, y cada una es increíble a su manera”.
De hecho, en una de las primeras proyecciones con espectadores, creo que en el BIFF (Bogotá International Film Festival), invitamos a la mayoría, y una de ellas, al final, le dijo al público, “gracias por vernos”, y eso me pareció muy significativo, muy radical e incómodo, sin duda.
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Diario Criterio: La película busca reivindicar la importancia de la imaginación. Para ustedes, como documentalistas, que suelen dedicarse a mirar más la realidad cruda y dura, ¿por qué era tan importante la imaginación en este caso?
Clare Weiskopf: Porque a través de la imaginación ellas tienen mucho poder, y yo siento que ahí está la magia de Alis; en ver como se proyectan. No somos ingenuos, sabemos que ellas, por su situación, la tienen muy de para arriba, pero creo que imaginar es un primer paso, porque lo primero que uno tiene que hacer para que algo suceda, o para que haya un cambio, es imaginarse algo distinto.
Diario Criterio: Empezar a contar tantas cosas sobre sus vidas, así fuera a través de un personaje ficticio, pudo ser un ejercicio traumático para algunas de ellas. Vi, en los créditos, que ustedes consultaron asesores en trauma, ¿Cómo fue todo ese trabajo de acompañamiento para que grabar sus testimonios no fuera revictimizante?
Clare Weiskopf: Nosotros teníamos un equipo experto en trauma. No solo pasamos todas las preguntas por ellos para que las aprobaran, sino que acompañaron a nuestro equipo, nos asesoraron en qué tipo de cosas podíamos hacer, en qué no y nos enseñaron a darles pautas y herramientas a ellas durante las entrevistas. Por ejemplo, si ellas querían parar, podían hacerlo sin lío. Y si entraban en algún momento muy profundo, teníamos herramientas terapéuticas para sacarlas.
Paralelo al rodaje, además, tuvimos talleres de teatro terapia. El primero fue para soltarse. En el segundo, después de que hubieran hablado individualmente de Alis, se sentaron a hablar de ella de forma colectiva. Este fue muy bonito, porque normalmente son muy rudas entre ellas, pues fue lo que aprendieron en la calle para sobrevivir, pero ahí se dieron cuenta de que venían de lo mismo. Y al final, hicimos con la terapeuta un ritual de despedida, en el que cada una le dio un regalo a Alis. Creo que resultó bien, porque al final dijeron que fue un proceso liberador.
Diario Criterio: Ustedes no quieren que el documental se convierta solo en un ejercicio de llegar, grabarlas e irse. La película, de hecho, está acompañada de una campaña y de un trabajo a largo plazo con la fundación Tiempo de Juego. ¿Puede contarnos un poco sobre eso?
Clare Weiskopf: Cuando estábamos haciendo el documental, nos dimos cuenta de que, aunque en las instituciones (los internados distritales) están protegidas, cubiertas de cierta manera y tienen garantizadas cosas como las comidas y la educación, el problema es cuando salen, ya sea porque se escapan o porque cumplen más de 18 años, y vuelven a las dinámicas que conocían antes, porque no están preparadas para la vida.
Nosotros queríamos hacer más, pero no sabíamos cómo hacerlo, porque solo somos cineastas y hacer una película ya es un rollazo. Así que pensamos con quien aliarnos y lo hicimos con la fundación Tiempo de Juego, con quienes ya habíamos trabajado antes.
Nuestro gran proyecto y nuestro sueño, que es mucho más grande y más costoso que la película, es crear una casa, un lugar donde ellas puedan llegar cuando salen de la institución, al que puedan pertenecer. Un lugar que no sea obligatorio, en el que pueden encontrar acompañamiento psicosocial, oportunidades de trabajo y estudio, o al que simplemente pueden ir a parchar. Estamos a punto de tener la casa, pero todavía nos faltan muchísimos recursos.
Diario Criterio: ¿Y cómo puede ayudar la gente?
Clare Weiskopf: La gente puede meterse a www.alis-existe.com y leer sobre la campaña de impacto, así como información sobre Tiempo de Juego, que lleva 15 años trabajando con este tipo de población. Allí también pueden donar. Hay muchas formas de hacerlo; sí alguien simplemente quiere donar plata, puede hacerlo en la página, o si es terapeuta y quiere donar unos talleres, o empresario y quiere ofrecerles trabajo, puede comunicarse con la fundación para eso.
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9 Comentarios
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Interesante formato. Solo queda esperar el estreno para ver la pelicula
La entrevista deja gran expectativa y muchas ganas de ver la película por su formato original y la trama que entrelaza creatividad y realidad pura. Ya la podremos disfrutar!
Bonita y triste historia sobre este documental película y es basada en historias de niñas en la vida Real
Hay que ir a verla
Creativa propuesta la de este documental; a través de la entrevista se sumerge uno en la historia quedando motivado a verla. Gracias.