Andrés Caicedo… ¿definitivo?

La editorial Planeta ha venido publicando un compendio de la obra del escritor caleño que rescata su correspondencia y sus cuentos completos.

Recoger la obra de Andrés Caicedo ha sido una aventura que lleva por lo menos 40 años y que parece haber llegado por fin a feliz puerto. Este último esfuerzo lo ha emprendido editorial Planeta, que a través de su sello Seix Barral ha reeditado obras antes publicadas de Caicedo y material que por primera vez ve la luz pública.

Este largo y tortuoso camino comenzó el 4 de marzo de 1977, el mismo día de su muerte, cuando Caicedo, quien apenas tenía 25 años de edad, decidió quitarse la vida. En la mañana había recibido un ejemplar de su novela ¡Que viva la música!, publicado por el Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura), que cuando comenzó a circular ya era una obra póstuma.

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Lo único que había publicado Andrés Caicedo en forma de libro había sido el relato largo El atravesado, junto con con el cuento Maternidad, que aparecieron en 1975 en una edición que le había financiado su madre. Una pequeña parte de la obra de Caicedo estaba dispersa en suplementos literarios de periódicos y gran parte de sus escritos sobre cine los había publicado en diarios y revistas, entre ellas Ojo al cine, que él dirigía.

Era una obra dispersa que se podía considerar casi como inédita, lo cual no significa que Caicedo no quisiera que saliera a la luz. Por el contrario, él había guardado muy cuidadosamente todos sus escritos en un baúl al que tuvieron acceso su gran amigo el cineasta Luis Ospina (quien murió en 2019) y Sandro Romero Rey (diez años menor que Ospina y Caicedo), escritor, dramaturgo y periodista.

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La recopilación de todos los cuentos de Caicedo hace parte del trabajo de editorial Planeta por publicar toda su obra.

En esos primeros años posteriores a la muerte de Caicedo se publicaron Berenice y Angelitos empantanados, un par de libros con algunos de sus relatos que ayudaron a que se conociera algo más del universo caicediano. El resultado del trabajo de Ospina y Romero fue Destinitos fatales, una antología que publicó la editorial Oveja Negra en 1984 y que recogía parte de su labor. Durante mucho tiempo se consideró que con esta antología, los libros que ya circulaban y Ojo al cine, la recopilación de sus textos de cine (que estaba lista en 1984 pero se publicó apenas en 1999), la tarea parecía completa.

Pero no era así. Aún no se habían publicado sus relatos tempranos (escritos entre 1966 y 1970, cuando era un adolescente) y, más importante aún, sus cartas a familiares y amigos . Esto hace muy llamativos los dos volúmenes de correspondencia (1970-1973 y 1974-1977), editados el año pasado cuando arrancó el confinamiento, y Cuentos completos, que apareció hace unas semanas.

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La correspondencia, que a primera vista parecería ser un tema de interés sólo para los estudiosos de la vida y obra de Andrés Caicedo o para los “fans hardcore” del escritor, en realidad es parte fundamental de su obra. Él le manifestó a Miguel Marías, crítico de cine español con quien mantenía una amistad epistolar, que lo mejor de su obra literaria estaba en sus cartas. Cuando uno se sumerge en la lectura de su correspondencia descubre unos textos elaborados con gran cuidado.

Quienes conocieron a Caicedo recuerdan que para él, por su timidez y su dificultad para hablar porque tartamudeaba a menudo, era mucho más fácil comunicarse por escrito. En la mitad de una discusión Caicedo la interrumpía de manera abrupta y decía: “mejor te escribo una carta”. Al otro día su contertulio encontraba debajo de la puerta una carta de 16 páginas escritas a máquina donde expresaba sus argumentos y opiniones. Caicedo, además, guardaba de manera muy metódica una copia de las cartas que enviaba, lo que da a entender su interés de que se conocieran después de muerto.

Su familia siempre fue muy reticente a dejarlas publicar pues decían que eso formaba parte de su vida privada. Además en algunas de ellas no se muestra muy amable con sus padres ni con Pilar y Vicky, sus dos hermanas mayores. Sin embargo se logró que la familia diera el visto bueno y así ha sido posible conocer la faceta de un escritor que vivía y moría por el cine, ya que son más que frecuentes cartas en las que le está haciendo un reclamo o una confesión a algún familiar o amigo y de pronto empieza a hablar de alguna película que vio un par de días atrás, cambios de tema suceden con una naturalidad y una fluidez muy llamativas.

En algunas de esas cartas uno percibe que Caicedo se describe a sí mismo y las situaciones que dice vivir como si él en realidad fuera alguno de los personajes de su obra de ficción, como si esas cartas fueran esbozos que le permitían perfilar a algunos de los protagonistas de sus cuentos y novelas.

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El tomo titulado Cuentos completos, además de traer sus relatos de adolescencia, también compila por primera vez El atravesadoAngelitos empantanados y Calicalabozo. Seix Barral ya había publicado ediciones revisadas de ¡Que viva la música! Y Noche sin fortuna, sus dos novelas. En los próximos meses aparecerán Ojo al cine y Teatro y guiones.

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