Aprender de Johan Cruyff
El 18 de mayo de 2015, el periodista deportivo Ramón Belsa se preguntó por qué el Futbol Club Barcelona había ganado más veces el torneo español de ese deporte entre 1990 y 2015 (25 años, 13 veces) que entre 1928 y 1985 (57 años, 10 veces). Y se respondió que se debe al estilo que Johan Cruyff impuso en el equipo.
“Hay un antes y un después de Johan Cruyff en la vida del Barça”, dijo Belsa.
No pretendo hacer aquí un debate sobre preferencias futbolísticas. Trato de promover una perspectiva: que el Gobierno de Gustavo Petro se apropie de tres de las ideas de ese entrenador, que permitieron a sus dirigidos y a quienes, después de él, mantuvieron su enfoque y sus ideas, ganar La Liga 13 veces en 25 años.
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Me atrevo a tanto porque estoy convencido de que, si el Pacto Histórico gobierna bien y logra hacer las reformas prometidas, mejorará la vida de toda la ciudadanía.
Primera idea: las propuestas de tratamiento y solución pacífica de los conflictos deben llegar antes de que alguien decida “echar al Esmad” a quienes protestan. Es necesario brindar garantías a la movilización ciudadana y evitar el uso de las armas para contenerla.
No debería volver a ocurrir lo que pasó la semana anterior en la vereda Los Pozos de San Vicente del Caguán. Allí, la comisión gubernamental, autorizada para resolver concertadamente los reclamos de los campesinos, llegó al sitio de los acontecimientos cuando ya había dos muertos de por medio. Los sectores políticos y una parte de la prensa, a los que la guerra les conviene, usaron la situación para señalar la supuesta debilidad del Gobierno y promover el tratamiento violento a la protesta social.
Otro tanto, pero mucho peor y más grave, está ocurriendo en el Bajo Cauca. La población está confinada por el accionar militar de varias estructuras criminales. Los grupos armados que se dividen el control territorial impusieron restricciones a la movilidad y a la compra, venta y circulación de alimentos. Hay hambre en los hogares. El sábado 11 quemaron una ambulancia. A punta de fusil, están obligando a las familias campesinas a salir y sumarse a las manifestaciones: las usan como escudos humanos.
Las y los señores promotores de las salidas violentas exigen solucionar el paro a sangre y fuego, a sabiendas de que los muertos serán civiles que participan bajo amenaza. Mientras tanto, las comisiones del Gobierno brillan por su inexistencia y/o su ineficacia para cortar ese paro.
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Al respecto, podrían aplicar el principio de Cruyff de no confundir “velocidad con anticipación”. Él mismo explicaba: “Si me pongo a correr un poco antes que los demás, parezco más rápido”. El Gobierno podría tener un protocolo que le permita moverse con anticipación frente a los conflictos y construir soluciones dialogadas con quienes sufren y protestan contra las medidas o la ausencia del Estado, o hacer presencia y acciones militares preventivas. Sea cual fuere la solución, los funcionarios encargados deberían empezar a moverse antes que los promotores de la violencia y ser más rápidos que ellos.
Segunda idea: El régimen de corrupción y narco paramilitarismo que gobernó hasta hace poco está vivito y coleando. Su cultura y, en particular, las costumbres que impuso, han sido asumidas por algunos partidos y personas que hacen parte de la coalición del Gobierno actual.
En eso se apoyan los partidos, gremios, medios de comunicación y personas que no comparten el proyecto político liderado por el presidente Petro para desprestigiarlo a él, al programa que promueve y a las ideas y valores que él representa.
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Intentan demostrar que, así como los hijos de cierto expresidente se enriquecieron gracias a las ventajas obtenidas del gobierno de su padre, los hijos e hijas de Petro también reciben privilegios y se enriquecerán gracias a ellos. Señalan que, así como la madre de otro presidente del antiguo régimen estaba envuelta en tráfico de influencias que la articulaban a una trama de corrupción, la esposa de Petro también influye excesiva e inapropiadamente en este Gobierno.
Igualando por lo bajo, intentan convencernos de tres mentiras: todos los políticos son idénticos; la política puede ejercerse, solamente, en beneficio propio y robando el dinero público y, finalmente, no vale la pena participar en política ni tener esperanzas de un cambio en favor de las mayorías.
Cada equivocación, cada indelicadeza, cada intromisión de la familia de los gobernantes, incluso cada tontería de la dirigencia o del activismo más cercano al Gobierno, las presentan como crisis y como la gran prueba de esas tres mentiras.
Para evitarlo, quienes gobiernan y sus familiares deberán demostrar cada hora de cada día que no ejercen el poder como lo hicieron quienes encarnaron el antiguo régimen. Su comportamiento incuestionable hará que la ciudadanía participe más y mantenga viva la esperanza.
Es más: si el Gobierno no se ve obligado a salir, diariamente, a discutir sobre la honradez de las personas que lo componen, podrá concentrarse en producir más hechos y noticias positivas, como aplicando el principio ‘cruyffista’ de “si nosotros tenemos la pelota, ellos no pueden hacer ningún gol”.
Tercera idea: aunque algunos dirigentes del Pacto Histórico trinan y opinan como si fueran enemigos de la coalición de la que hacen parte o como si se odiaran entre sí, es necesario mantener la unidad que se ha construido entre gente tan distinta.
La unidad por encima de los partidos, fue la decisión que dio el triunfo al Pacto. Si vuelve a darse esa unión en función de las elecciones regionales, vuelve a ganar. Y, si pierde, como diría Cruyff, “es mejor caer con nuestro propio punto de vista, que con el de otra persona”.
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2 Comentarios
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Buén artículo
Y si es verdad si al gobierno le va bien mejora nuestra vida