Beatriz Grau y la importancia de mirar

Diario Criterio visitó ‘La inquietud del ver’, la más reciente exhibición de la artista y fotógrafa venezolana Beatriz Grau, que se puede ver hasta el 10 de abril en Bogotá.

Beatriz Grau camina y mira. Camina porque le gusta, la hace sentir viva, pero también porque así, siente, está en movimiento. Y todo se mueve, nada es estático. No hay sino que pensar en el paso del tiempo, que transforma los objetos, los lugares, las personas y los paisajes. El paso del tiempo y los paisajes (de todo tipo) son cosas que siempre la han obsesionado y en la fotografía ha encontrado una forma de plasmar esas inquietudes, esas reflexiones que surgen cuando camina y mira.

Su última exposición, La inquietud del ver, que está en la Galería Elvira Moreno de Bogotá hasta el 10 de abril, es una muestra de eso. Reúne parte de sus 25 años de trabajo como artista y fotógrafa, muestra algunas de sus obsesiones y de sus inquietudes más frecuentes y deja ver cómo, muchas veces sin que ella se haya dado cuenta, hay temas, ideas y líneas que cruzan su obra y se repiten, que resuenan en trabajos que se llevan década.

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La Avenida Caracas

El trabajo más reciente de esta artista venezolana, que vive en Colombia desde hace más de 20 años, ha sido en la Avenida Caracas, la tradicional vía de Bogotá. Un punto neural que no solo une el norte con el sur de la ciudad, sino que también separa el oriente del occidente. Una vía con la que los bogotanos siempre han buscado la modernidad (la entrada a la ciudad en épocas muy antiguas, los trolleys eléctricos, la troncal Caracas, el Transmilenio y ahora la primera línea del Metro), pero que se resiste a ella. Una avenida que si se recorre completa (como ella lo ha hecho desde el desaparecido Monumento a los Héroes hasta la salida hacia Villavicencio) muestra las complejidades de una ciudad como Bogotá.

Beatriz recorre la Caracas con su cámara Rolleiflex y toma fotos. Fotos con las que busca retratar el paisaje no como una imagen fija, sino como toda una experiencia que muestra el movimiento. Las imágenes en este caso “son capas sucesivas que se superponen”, “una acumulación de vectores, de direcciones y contradirecciones de la mirada”. Y la forma en la que están montadas en la exhibición, como una sucesión de imágenes sin un orden aparente, pero con una especie de narrativa lineal, ayuda a que esa sensación sea clara para el espectador.

La inquietud del ver de Beatriz Grau
Cortesía de Beatriz Grau

Por las imágenes aparecen calles, edificios, casas, lugares que se repiten y cambian (una palmera que desaparece de una misma esquina). Diferentes capas de un mismo lugar. Miradas heterogéneas, las llama ella. Y en muchas aparecen las palmeras. Beatriz cuenta que al inicio no las estaba buscando conscientemente, pero que en ese ejercicio de caminar y mirar, ellas comenzaron a encontrarla a ella.

Las palmeras

De esa forma las palmeras de la Avenida Caracas, las mismas que muchas veces son invisibles para los bogotanos que recorren la vía en medio del afán de su cotidianidad, se terminan convirtiendo en las protagonistas. Muy abundantes, grandes y orgullosas en las fotos que se toman al norte de la ciudad, y más bien escasas y escondidas dentro de los conjuntos y complejos habitacionales ya en el sur.

También son protagonistas de los carteles promocionales que estuvieron pegados por toda la ciudad (y que tienen un código QR que permite ver el resto de imágenes) y que ahora aparecen en la exhibición. Carteles que, como una metáfora del paso del tiempo y del movimiento que tanto la obsesiona, se fueron desintegrando y cambiando a la par que otros carteles diferentes eran pegados junto o encima de ellos.

Poster de Beatriz Grau
Varios posters con esta imagen de Grau aparecieron en las calles de Bogotá. El código QR lleva a la linea completa de fotografías de la Caracas.

Las palmeras aparecieron sin buscarlas, pero coincidencialmente ya habían hecho parte de la obra de Beatriz Grau. Fueron las protagonistas de su trabajo de grado cuando terminó sus estudios de maestría en bellas artes en la Escuela de Arte de Glasgow, Escocia, en 1995. En esa ocasión las había fotografiado desde un carro (también en movimiento) en una visita a Kenia. Solo que cuando estaba a punto de presentarlas, decidió intervenirlas artísticamente. Tomó marcadores de color amarillo (cálido) y azul (frío) y pintó sobre las fotografías, dejando algunas palmeras a la vista.

Ella cree que la recurrencia de las palmeras es incidental, pero en el fondo no descarta que tenga que ver con la familiaridad que le producen al pensar en su país de origen. Como lo explica María Wills en un texto que aparece en la exhibición: “Grau nació en el trópico. La vegetación del trópico y crecer rodeada de vegetación en la casa de sus abuelos en Macuto, Venezuela, son hechos que la marcaron, y desde entonces su ojo ha estado vinculado a diversos íconos del trópico”.

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Las rocas

Junto al su trabajo sobre la Avenida Caracas, que actualmente está complementando con fotos que ha tomado de noche (esta vez usando una cámara digital), hay otro sobre riscos y rocas que fotografió en una costa cerca de Caracas, Venezuela, tras otro recorrido caminando de 14 kilómetros. Ella había visto las rocas, sobresaliendo del mar, y le llamaban la atención. Pero terminó de enamorarse cuando un antropólogo le contó que eran vestigios de antiguos acantilados que tenían 33 millones de años y que estaban destinadas a desintegrarse totalmente. Otra vez el paso del tiempo y el paisaje.

En un trabajo similar al de la avenida bogotana, solo que, en un paisaje más natural y menos intervenido por el hombre, Beatriz Grau recorrió varias veces los 14 kilómetros de la costa fotografiando las rocas y los riscos. Otra vez aparecen las imágenes como vectores y capas que se superponen, como un paisaje que no se ve de manera estática, quieta o fija, sino que se ve con la experiencia de movimiento gracias al trabajo y al montaje.

La inquietud del ver de Beatriz Grau
Cortesía Beatriz Grau

En este caso, además, algunas de esas imágenes sueltas fueron intervenidas por ella mientras las revelaba (trabaja con el método análogo y le gusta usar los químicos, ver la transformación del papel): construyó algunos collages, incluyo palabras o les dejó y acentuó los errores que salieron del proceso de revelado.

Sensaciones

Hay una forma de entender el trabajo de Beatriz Grau que se intuye en la cuarta parte de su exhibición en la Galería Elvira Moreno. Se trata de una serie, que comenzó hacia 2005, en la que ella interviene con dibujos y rayas un texto en el que el fotógrafo suizo-americano Robert Frank intenta explicar las razones de su serie From the Bus, de 1958, en la que tomó fotos a la ciudad (lugares, personas, cosas, etc.) desde un bus en movimiento.

El texto es corto y con sus intervenciones, Grau pone el acento en distintas palabras, frases e ideas de Frank. Allí queda claro que más que las imágenes (entendidas como lo que ven los ojos), lo que a ambos en sus trabajos les llama la atención son las sensaciones y las emociones que esas imágenes crean en su interior. El sol, la luz, el gris, el cemento, el movimiento, el paso del tiempo, el paisaje (“algo que me permite respirar”, lo define Grau) son conceptos que hablan de lo que les generan esos recorridos -en el caso de Frank en bus y de Grau a pie- y el acto consciente de mirar mientras los realizan.

'La inquietud del ver' de Beatriz Grau
‘La inquietud del ver’ de Beatriz Grau en la Galería Elvira Moreno.

Sensaciones que muchas veces llegan al espectador, que al recorrer la exhibición puede hacer, a través de las fotografías, el ejercicio de mirar y de ‘ver’ que no siempre realiza cuando pasa por una de las calles más importantes de la ciudad, por una línea costera llena de rocas en el mar o por una vía llena de palmeras.

La inquietud del ver de Beatriz Grau se puede visitar en la Galería Elvira Moreno ( Carrera 23 #72a-61) hasta el 10 de abril.
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4 Comentarios

  1. La exposición “La inquietud del ver” se transforma en un recorrido para uno mismo: para el espectador. Es un caminar en el espacio observando, es un movimiento de la mirada y del cuerpo. El trabajo de Beatriz Grau y su coherencia siempre me han llamado la atención, siempre me ha fascinado. Es una exposición infaltable!

    Gracias por el artículo

  2. Buena descripción de esta exposición de Beatriz Grau sobre la “Inquietud del ver” y lo importante que es la observación ; las sensaciones y emociones que produce hacerlo con calma y conciencia

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