Buenaventura duró 85 días sin homicidios tras el primer proceso de paz urbano

Balacera con un muerto y dos heridos, al parecer por las temidas extorsiones, sacudió la tregua pactada entre los Shottas y Espartanos, en Buenaventura.

Cuando el país celebraba que Buenaventura (Valle), la ciudad portuaria más importante sobre el Pacífico, completaba 85 días sin homicidios, un nuevo hecho de violencia puso en vilo la tregua pactada entre las dos bandas criminales que se disputan el control territorial..

El acto criminal más reciente sucedió este lunes 12 de diciembre, en el sector conocido como Punta del Este, muy cerca al puente El Piñal, donde supuestos integrantes de las dos bandas (Shottas y Espartanos) se enfrentaron a bala, causándole la muerte a una persona y heridas a otras dos.

Este nuevo crimen rompió la anhelada calma que la ciudad vivía, tras el acuerdo al que habían llegado líderes de Shottas y Espartanos, en el sentido de frenar la violencia que venía desangrando a los habitantes del puerto, en medio de balaceras, por cuenta de las fronteras invisibles y la puja territorial.

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El laboratorio de paz local ha sido tan exitoso, que el propio presidente Gustavo Petro le anunció al país que en Buenaventura se adelanta el primer proceso de paz urbano que ya arrojó como resultado 85 días sin homicidios.

Cabe recordar que esa estrategia del Gobierno de dialogar con los actores armados hace parte de su política de Paz Total prometida en campaña.

En esa misma visita presidencial al puerto, el obispo Rubén Darío Jaramillo, mediador del proceso de paz urbano, reveló con entusiasmo el resultado en torno a las cifras de muertes violentas en la ciudad portuaria.

“Hoy registramos con esperanza, que llevamos más de 80 días con una reducción casi total del grave delito del homicidio, sabiendo que éramos una de las ciudades más violentas, y ya podemos salir tranquilos, porque se han quitado las fronteras invisibles, gracias a la decisión de estos grupos de parar el conflicto”, dijo el obispo.

Buenaventura y la zona humanitaria

Territorio Humanitario Buenaventura. Foto: especial comunidades de paz.
Territorio Humanitario, Buenaventura. Foto: especial comunidades de paz.

Esta no es la primera vez que Buenaventura se convierte en escenario de paz o laboratorio de procesos pacificadores que buscan erradicar la violencia producto de la confrontación urbana de grupos armados ilegales.

El primer experimento exitoso en ese sentido sucedió en abril de 2014, cuando la comunidad del barrio La Playita se rebeló contra los criminales y, en un acto de desesperación, decidieron instalar una enorme puerta de acceso al sector.

Los 1.400 vecinos de La Playita se les plantaron a los violentos y autodenominaron el barrio como “Territorio Humanitario”, una manera simbólica de exigirles a los criminales respeto por la zona y prohibirles seguir convirtiendo sus calles en campos de batalla, dolor y muerte.

Increíblemente, el llamado desesperado de atención tuvo sus efectos y lograron erradicar los actos violentos del sector y la presencia continua de las autoridades.

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Buenaventura y la otra tregua

Buenaventura. Foto: Luis Ángel Murcia.
Buenaventura. Foto: Luis Ángel Murcia.

Cuando el fallecido obispo de Buenaventura, monseñor Héctor Epalza, denunció que en la ciudad existían casas que los criminales usaban para torturar y descuartizar personas, hubo tal indignación nacional que motivó una toma social e institucional del puerto.

El plan de choque, tras el escándalo por las denominadas “casas de pique” consistió en la puesta en marcha del Plan Pacífico, un ambicioso programa de inversión estratégica en obras de saneamiento básico, salud, educación, infraestructura y seguridad, en un plazo de diez años y por un monto de diez billones de pesos para todos los municipios del pacífico colombiano.

Mientras esas metas sociales se llevaban a cabo, el obispo Epalza, junto con líderes sociales, organizaban marchas de protesta, no solo para exigir el respeto por la vida, sino elementos tan básicos e indispensables, como agua potable.

Y una de las gestiones que más frutos tuvo tras la mediación de Epalza fue sentar en una misma mesa a cabecillas de las bandas criminales (La empresa y La Local) que, para entonces, se disputaban el control territorial del puerto.

Jhon Reina, sacerdote que coordina trabajos en la Pastoral Social de la diócesis de Buenaventura, aclaró que esa tregua no llevó a cero los homicidios, pero sí los redujo.

“Hoy, el proceso es diferente, porque anteriormente era un diálogo netamente local, pero ahora el tema es una política institucional y de Gobierno”, precisó el sacerdote.

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¿Cómo se fraguó la paz urbana?

Detrás del primer Proceso de Paz Urbano revelado por el presidente Gustavo Petro, en Buenaventura, hay varias versiones, pero todas coinciden en el mismo objetivo: sentar a los violentos a dialogar.

Por ejemplo, durante una entrevista en La W radio, el comisionado de Paz, Danilo Rueda, dijo que la semilla del diálogo la sembró una periodista local que viene acompañando a las mujeres víctimas de la violencia en la ciudad.

Sin embargo, el periodista porteño José Luis Muñoz Lerma, más conocido como “TV Yo”, en alusión al programa de opinión y entrevistas que emite por el canal local y redes sociales, asegura que él fue quien sentó a dialogar a los jefes de los Shottas y Espartanos.

“Todo surgió porque hace dos meses, tras un homicidio en el puerto, les envié un mensaje de indignación, los invité a dialogar y me ofrecí como mediador publicando mi número celular y allí comenzaron las llamadas”.

En efecto, en redes sociales circula uno de sus programas de televisión en los que aparecen dos miembros de las bandas en guerra, manifestando su intención de pactar una tregua y ponerle fin al conflicto.

Durante la entrevista, el periodista local los presentó como Tom y Jerry, porque, para él, esos dos personajes animados de la televisión representan el absurdo de la guerra entre Shottas y Espartanos que hoy aterroriza a Buenaventura.

“Tom y Jerry son un gato y un ratón que, aunque viven en la misma casa, siempre están en una pelea a muerte; y cuando llega un extraño a esa misma casa, ellos se unen para sacarlo. Eso mismo pasa en esta absurda guerra”, explicó el periodista.

Más allá de todos esos detalles discutibles, hoy nadie duda de que detrás del diseño y la arquitectura del primer proceso de paz urbano, el obispo de Buenaventura juega un papel importante.

Y que ese ejercicio pacificador ya dio sus frutos, pese a la balacera de este lunes, que sepultó los 85 días sin homicidios que el puerto de Buenaventura —una de las ciudades más violentas del Pacífico colombiano— completaba.

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