No, la pandemia no detuvo el impacto del cambio climático
La pandemia de la covid-19 no desaceleró el avance del cambio climático. Aunque las emisiones de dióxido de carbono se redujeron por un breve periodo de tiempo, estas aumentan rápidamente. La ONU y la Organización Meteorológica Mundial precisan que el 2021 es un año crítico para la acción climática.
Con la llegada de la pandemia el mundo se paralizó, y ante la proliferación de los efectos negativos que esta podría generar en la vida de las personas, surgió una esperanza: la pausa del mundo podría darle también un respiro al planeta.
Esta ilusión, sin embargo, llegó a su fin el pasado jueves, cuando el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de las Naciones Unidas, Petteri Taalas, presentó el informe United in Science 2021, que concluyó que la pandemia de la covid-19 no contribuyó a detener el impacto del cambio climático.
El documento muestra que el coronavirus y la posterior desaceleración económica global no ralentizaron el avance del cambio climático, que se ha constituido como una de las mayores amenazas a las que actualmente se enfrenta la humanidad.
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Los datos expuestos en el documento revelan que los principales gases de efecto invernadero, dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y el óxido de nitrógeno (N2O), continuaron aumentando en 2020 y la primera mitad del 2021. Por esto, el informe señala que las concentraciones de estos gases “se mantienen en niveles sin precedentes y condenan al planeta a un peligroso calentamiento futuro”.
Si bien las reducciones generales de emisiones en el 2020 disminuyeron el aumento anual de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, se trató de un efecto menor, “demasiado pequeño para distinguirlo de la variabilidad natural”.
En ese sentido, esta caída en las emisiones es temporal y, de acuerdo con las estimaciones preliminares de los expertos, de enero a mayo de 2021 las emisiones globales del sector eléctrico, industrial y residencial ya se encontraban en el mismo nivel o más alto en comparación con el mismo período de 2019.
Taalas explicó, además, que aquellos que murieron por el virus eran “el mismo tipo de personas que también son sensibles a los cambios en los patrones de temperatura. Los eventos de olas de calor causan mortalidad”, aseguró.
Pensando precisamente en los efectos colaterales que tiene el cambio climático en la salud, el informe sugiere que los esfuerzos de recuperación de la pandemia estén alineados con estrategias nacionales de cambio climático y calidad del aire, con el fin de reducir los riesgos de los peligros climáticos y proteger a la población.
Eventos climáticos y aumento de temperatura
La idea de que el mundo se dirige a un rumbo catastrófico, como manifestó hace unas horas António Guterres, Secretario General de la ONU, es más una realidad que un “engaño”, como han querido señalar quienes niegan este fenómeno y están en contra de las medidas para hacerle frente.
Las cifras lo demuestran y generan alarma mundial. De acuerdo con Taalas, los eventos extremos que antes ocurrían una vez cada siglo ahora pueden suceder cada 20 años y posiblemente, en el futuro, podrían pasar con más frecuencia. Además, indicó que estos eventos climáticos están directamente relacionados con el cambio climático inducido por el hombre. “Los últimos cinco años han sido los más cálidos desde que comenzamos las mediciones en 1850. El riesgo aumenta”, sostuvo.
Asimismo, según se indica en el informe, el 2021 registró devastadores fenómenos meteorológicos y climáticos, en los que se logró identificar una relación directa con la acción del hombre, específicamente con el calor extremo de Norteamérica y las inundaciones en Europa occidental.
“A menos que haya reducciones inmediatas, rápidas y a gran escala en las emisiones de gases de efecto invernadero, será imposible limitar el calentamiento a 1,5 grados centígrados, con consecuencias catastróficas para las personas y el planeta del que dependemos”, señaló Guterres en el prólogo del documento.
Un futuro catastrófico
El informe vuelve a poner sobre la agenda las advertencias que los expertos han venido haciendo: los cambios recientes en el sistema climático no tienen precedentes en muchos miles de años.
En este sentido, el panorama que se dibuja en el documento es desolador. Aunque se tomen medidas para frenar las emisiones de los potentes gases de invernadero, el nivel del mar continuará en crecida, poniendo en peligro a las islas bajas y a las poblaciones costeras del planeta.
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Una solución certera y urgente
Para el secretario general de la OMM, todavía no han sido escuchados compromisos suficientes que lleven al cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París, el pacto climático que establece medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Sobre este aspecto, los científicos que prepararon el documento indican que “no habrá una disminución considerable de las emisiones de aquí a 2030, a menos que los países traten de conseguir una recuperación económica que incluya una descarbonización profunda”.
A pesar de esta crítica, que surge de la preocupación y la necesidad de contrarrestar este fenómeno, que no solo es el responsable de la erosión costera y del aumento del nivel del mar sino también de la pérdida de seguridad alimentaria, Taalas indicó que todavía hay esperanza, puesto que “el interés político en el cambio climático nunca antes ha sido tan grande”.
Los expertos también ahondaron en este interés y lo calificaron de “alentador” pues alrededor del 63 por ciento de las emisiones globales están cubiertas por los objetivos de emisiones netas cero. Sin embargo, consideran que para que dichos objetivos sean factibles y creíbles deben reflejarse prontamente en políticas a corto y largo plazo.
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