Candidatas han sufrido ataques misóginos y machistas en redes sociales | Elecciones 2022

Muchos comentarios sobre las candidatas se han enfocado en su aspecto físico, lo que se constituye como un tipo de violencia. Estas conductas desincentivan la participación de las mujeres en espacios que históricamente les han sido negados.

Las redes sociales son un espacio para intercambiar opiniones y debatir ideas, pero también se han configurado como un espacio violento, sobre todo para las mujeres. Este año electoral es prueba de ello: las candidatas a la Presidencia y al Congreso han sufrido ataques misóginos y machistas.

En sí, las candidatas han sido víctimas de por lo menos seis categorías de violencia y discriminación basada en estereotipos, según determinó un estudio del Observatorio de Violencias Políticas contra las Mujeres.

Francia Márquez, María Fernanda Cabal, Íngrid Betancourt y Katherine Miranda, así como otras 18 políticas con una gran presencia en redes sociales, han sido blanco de este tipo de comportamientos. “Los mensajes que fueron dirigidos a estas personalidades se agruparon en categorías correspondientes a tipos de violencia ‘online’ contra mujeres: menosprecio de capacidades, desprestigio, sexualización, menosprecio físico e instrumentalización”, precisó el Observatorio.

Candidatas analizadas para el estudio
Candidatas analizadas. Foto: Observatorio de Violencias Políticas contra las Mujeres.
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El foco en sus cualidades físicas

Uno de los primeros hallazgos del análisis es que su aspecto físico forma gran parte de la conversación que se da en redes sociales. Cuando las candidatas cumplen con los estándares de belleza, son hipersexualizadas, y cuando no, son ofendidas por sus características físicas con comentarios que hacen referencia a su actividad sexual. 

Esta valoración de las candidatas por su aspecto ha hecho que sus habilidades y argumentos pasen a un segundo plano o sean completamente ignorados. “Los textos reducen a las candidatas a sus cualidades físicas y las comprenden como objetos de deseo o atractivo sexual y no como sujetos políticos”, indicó el estudio. 

Estas conductas fueron ejemplificadas con dos trinos. En uno, se asegura que Susana Boreal, directora de orquesta y representante electa a la Cámara por Antioquia, es “muy churra”. En el otro, un usuario indica que la representante Katherine Miranda es una “flaca bella” y “toda una hembra”. 

Si bien estos comentarios pueden parecer inofensivos, sobre todo porque hablan “positivamente” de las políticas, se constituyen como violencia ya que el atractivo físico no debería ser “un criterio de análisis sobre las capacidades de las candidatas y posterior elección de las congresistas”, señaló el Observatorio. Esto, a su vez, genera una carga de más para las mujeres relacionada con la forma en la que deberían lucir. 

Por el contrario, cuando los usuarios se refieren de forma negativa a las candidatas, suelen utilizar palabras como “perra”, “asco”, “zorra”, y “fea”.

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La “falta de capacidades” y el desprestigio

Las candidatas también reciben comentarios en los que se pone en entredicho su capacidad para desempeñar el rol al que aspiran.

Estas valoraciones negativas no cuentan con un mayor contexto o argumentación y se presentan cuando las candidatas no encajan dentro de los “estereotipos machistas”, y las formas de hacer política de los “dirigentes” o “candidatos varones”, dijo el estudio.

A estas expresiones se suman las que descalifican su trayectoria e imagen, a través de información manipulada, falsa o sacada de contexto. Comentarios que terminan restando “legitimidad a las afirmaciones u opiniones de la mujer”. 

Nube de palabras menosprecio de capacidades de las candidatas
Nube de palabras menosprecio de capacidades de las candidatas. Foto: informe.

Un ejemplo fue cuando el periodista y escritor Daniel Samper Ospina llamó “loca” a la candidata presidencial Íngrid Betancourt, luego de que ella comunicara su decisión de renunciar a la Coalición Centro Esperanza. El comentario generó un debate en redes sociales en el que se acusó a Ospina de machista. 

Y es que la palabra “loca” ha sido ampliamente utilizada por usuarios de redes para invalidar las ideas de las mujeres. “Esta caracterización se convierte en una de las principales formas de deslegitimar a las candidatas en redes sociales”, señaló el informe. 

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“Títeres de los candidatos”

También hay una tendencia por encasillar a las candidatas como títeres de sus compañeros de partido o de sus fórmulas. Esta conducta hace que se termine desechando “su trayectoria o el liderazgo que puedan tener de manera independiente”. 

Uno de los ejemplos expuestos en el informe es el de Francia Márquez: luego de que fuera anunciada su candidatura a la Vicepresidencia, en redes aseguraron que lo logró “solo por el hecho de ser mujer, desconociendo sus méritos y trayectoria”, indicó el Observatorio. 

De la mano de estas afirmaciones también aparecen otras en las que se asegura que las candidatas hacen parte de los partidos para que estos cumplan con cuotas de participación femenina. Esto se ve reflejado en frases como “cargo de adorno” y “simple relleno”. 

Violencias repetidas

Las conductas machistas se presentan de forma repetida en la política colombiana. Como resultado, se ha desincentivado la participación de las mujeres. De esta situación ya han dado cuenta varias organizaciones. 

Por ejemplo, Dejusticia, la Universidad de los Andes y la organización Gender Justice y Security, en un panorama sobre la igualdad de género en Colombia a mediados de 2021, concluyeron que si bien la participación de la mujer ha venido aumentando y se han establecido cuotas de género, “siguen existiendo brechas significativas en el grado de inclusión de la mujer en procesos políticos”. 

La brecha se ha cerrado en los últimos años pero a paso muy lento. En las elecciones legislativas del pasado 13 de marzo, de las 2.804 candidaturas al Congreso, 1.116 correspondían a mujeres, 5 por ciento más de mujeres frente a las elecciones de 2018. Para el Senado, hubo 922 candidaturas, de las cuales 354 eran mujeres, de acuerdo con la Misión de Observación Electoral (MOE). 

La encuesta de percepción de Mujeres Electas 2012-2015 también dio cuenta de las violencias que sufren las mujeres. El documento concluyó que la discriminación y la desigualdad se preciben de “una manera real y directa en el ejercicio de los cargos, dando lugar a la identificación de fenómenos como el de violencia contra las mujeres en política”. 

La situación también se reflejó en las cifras: el 63 por ciento de las mujeres que se desempeñaban en cargos de elección popular manifestaron haber sufrido conductas relacionadas con la violencia política.

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