Los candidatos para sustituir a Angela Merkel como canciller en Alemania
Las elecciones legislativas del 26 de septiembre en Alemania pondrán fin a 16 años de la canciller Angela Merkel en el poder. En la antesala, los tres principales candidatos para sucederla se enfrentaron en el primer gran debate televisado.
Los aspirantes a llegar a uno de los puestos políticos más influyentes en Europa son el conservador Armin Laschet, el socialdemócrata Olaf Scholz y la ecologista Annalena Baerbock. Laschet, pretendiente a la sucesión de Merkel en el campo conservador, trata de invertir los sondeos que lo dan derrotado en las legislativas alemanas.
Por ahora el favorito es Scholz. Un primer sondeo del instituto Forsa lo dio como ganador del gran debate, fortaleciendo su imagen de cara al último mes de campaña. Según el sondeo, convenció al 36 por ciento de los interrogados, delante de Baerbock (la candidata Verde) con 30 por ciento, y solo 25 por ciento para Laschet.
En cuanto a las intenciones de voto, un nuevo sondeo publicado el domingo por el diario Bild otorga un 24 por ciento de intención de voto a los socialdemócratas de Scholz, que se distancian de los conservadores de Laschet, con un 21 por ciento. Los verdes de Baerbock lograrían un 17 por ciento.
Scholz, el protegido de Merkel
Scholz ha sido vicecanciller y ministro de Finanzas del gobierno de Angela Merkel. Socialdemócrata moderado y poco carismático, sueña con dar la sorpresa y tomar las riendas de Alemania 16 años después de su mentor, Gerhard Schröder.
Objeto de burlas por su talante austero y sus discursos demasiado “técnicos”, el exalcalde de Hamburgo se convirtió en agosto en el inesperado favorito en un escrutinio impredecible.
Si los votantes alemanes eligieran directamente a su canciller el 26 de setiembre, el número dos del gobierno de Merkel sería escogido por encima del demócrata cristiano Armin Laschet y de la ecologista Annalena Baerbock. Pero es el Bundestag, el parlamento federal alemán, el que elige al jefe del gobierno.
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La recuperación del SPD, que parecía descartado a inicios del año, constituye una sorpresa en Alemania. Esto luego de que los votantes de izquierda quedaran desencantados por la flexibilización del mercado de trabajo adoptado hace una veintena de años por Schröder. Tampoco los convence del todo la política de austeridad presupuestaria defendida por Scholz.
Socialdemócrata de tendencia centrista, Sholz, de 63 años, sustituyó en 2018 como ministro de Finanzas al demócrata cristiano ortodoxo Wolfgang Schaüble. El ministro rompió con el tono a menudo tajante y moralizador de su antecesor, especialmente ante países señalados por laxismo del sur de Europa, pero se cuidó de desbaratar su gestión financiera rigurosa.
Tras una serie de derrotas electorales, Scholz debió ceder en 2004 su puesto de secretario general del partido, antes de volver en 2007 como ministro de Trabajo. Pero reconocer que no es particularmente “emotivo” en la política no lo perjudica a los ojos de Merkel, con la cual mantiene una relación de confianza.
Ella lo apoyó en 2017 cuando enfrentó llamados a renunciar tras las violentas manifestaciones durante la cumbre del G20 en Hamburgo.
Laschet, el candidato que pierde terreno
Alabado por su capacidad para reconciliar bandos, el conservador Armin Laschet debe sobreponerse a su persistente impopularidad, agravada por sus numerosos pasos en falso. A solo un mes de las elecciones legislativas que marcarán el fin de los 16 años de gobierno de Angela Merkel, este hombre de 60 años, afable y con una característica sonrisa tímida, tiene una tarea titánica ante sí: convencer a la opinión pública.
Laschet es considerado un heredero natural de Merkel, que es claramente su modelo político. Este padre de tres hijos es un “europeísta entusiasta” y fue uno de los pocos que apoyó sin reservas a la canciller en su decisión de acoger a cientos de miles de migrantes de Siria y Afganistán en 2015.
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Sus convicciones sobre este tema vienen de hace tiempo. Su amplia política de integración cuando era ministro regional en 2005 le valió el apodo de “Armin el turco” dentro de la CDU. La diversidad étnica no es “una amenaza, sino un reto y una oportunidad”, declaró en 2009.
Laschet aprovechó las meteduras de pata de la candidata ecologista, Annalena Baerbock, a la que los sondeos daban en cabeza, para recuperar terreno. Laschet presenta un programa electoral poco definido pero tranquilizador, algo que entronca con el credo de Merkel de no hacer experimentos en periodo de campaña electoral.
Pero las inundaciones en el oeste de Alemania a mediados de julio, que dejaron 190 muertos, unos cincuenta en la región que él dirige, pusieron a prueba sus capacidades para gestionar una crisis. Y, como durante la pandemia, se distinguió por una increíble torpeza.
Durante una ceremonia de homenaje a las víctimas de las inundaciones, una imagen causó estupefacción en Alemania. Laschet, en segundo plano detrás del jefe del Estado, Frank-Walter Steinmeier, aparece muerto de risa. Además, tuvo que reconocer que hubo “errores” ante las acusaciones por plagio de un libro escrito en 2009.
Cada vez que pide perdón pierde intención de voto y muchos dudan de que pueda dar la vuelta a esta tendencia. Pero él no se quiere dar por vencido.
Pánico en el CDU
Bild habla de “un estado de pánico en el campo de la Unión” conservadora de la CDU de Merkel y sus aliados bávaros CSU. Hace seis meses, recababan un 34 por ciento de intención de voto.
La formación del próximo gobierno se antoja complicada, con hasta tres partidos en una coalición que probablemente incluya a los liberales del FDP, que pueden decantar la balanza, o incluso a la izquierda radical de Die Linke.
Poco popular, Armin Laschet reconoció sus dificultades en el primer gran debate televisado de la campaña. “Siempre enfrenté vientos contrarios, ahora también”, dijo en el debate, aunque cree que se recuperará gracias a su “firmeza” y “fiabilidad”.
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No dudó en criticar la política en Afganistán del actual gobierno de coalición que está dirigido por su propio partido, y del que su rival Olaf Scholz es ministro de Finanzas. Laschet agitó el miedo de un gobierno exclusivamente de izquierda, ya que los sondeos no descartan la posibilidad de una inédita coalición de los socialdemócratas del SPD, los ecologistas y la izquierda radical Die Linke.
Para los tres candidatos, es “difícil aguantar la comparación con Merkel”, todavía muy apreciada aunque “no todo haya ido tan bien bajo su cancillería”, estima Ursula Münch, directora de la Academia de Educación Política de Tutzing.
*Con información de AFP
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