El jardín de la inteligencia
Hablemos hoy de encuentros-desencuentros. Viene al caso, porque la Coalición Centro Esperanza nos está demostrando lo que alguien aseveró sobre la naturaleza del ser humano: que este es un ente social-contrasocial.
Verdadero, si lo entendemos de varias maneras. Somos muy sociables con los congéneres próximos, por ejemplo con los miembros de nuestra tribu, y hostiles y poco amistosos con los extraños. En los negocios y con los socios, así lo somos, con los cuales es común pasar del trabajo mancomunado y del abrazo fraterno, a la controversia más despiadada ante los tribunales. Y las familias más afectuosas se enfrentan, luego los años, no solo desunidas sino en una guerra de guerrillas por cuestiones de una herencia.
El matrimonio sería, por cierto, ratificación de lo anterior.
En esa coalición, punto esencial, fue el de diferenciarse de la política tradicional, para lo cual se hablaría de nuevos liderazgos, de no recibir apoyos de los personajes que representaran la vieja usanza electoral, las maquinarias, los votos comprados, y todo lo anexo y similar; similar con un poco largo y retórico etcétera. Recuérdese que para recibir allí a Alejandro Gaviria le hicieron renunciar al apoyo de César Gaviria. Y, efectivamente, Él lo hizo. ¿Transitoriamente?
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El primero, Alejandro, resultó inverecundo y reincidente. Triturante de esa alianza. O muy vivo o muy ingenuo. O lo uno y lo otro, de manera alternada. Un gran “cuernificador”. Después del incidente de su abdicación a César, se reunió con el mismo César, y ante el reclamo de sus colegas, se justificó: “fue algo informal, y yo puedo conversar con cualquier jefe político”.
Claro: lo que ocurre es que César Gaviria acostumbra a deambular por ahí, por algunas de las variopintas y brumosas calles de Bogotá. Caso la 7 con Chile. Y que Alejandro casualmente lo vio desde la otra acera, le gritó y entraron a un Juan Valdez en donde charlaron solo sobre el tema de Ucrania. Y con Vargas Lleras parecido: paseaban al desgaire los dos, cual desempleados los dos, y en una acera cualquiera, “qué milagro verte”, repitieron los dos, y entraron al “Gun”, y solo dialogaron sobre el aborto. Y en relación con los tradicionales y demás operadores, clientelistas y maquinistas políticos,no conozco detalles, pero sí se le ve, muy cálido, a Alejandro en la foto, extasiado ante las multitudes acarreadas por el rey de la maquinaria cundinamarquesa, don Jorge Rey.
Ahora mismo comprendo que Alejandro Gaviria procede así, no por padecer una confusión conceptual, sino porque considera que las maquinarias dejan de ser tales cuando se ponen a su servicio. Y ello desde un principio. Hace unos meses, cuando se le notificó que, en “La Esperanza,” con César Gaviria, nada de nada, creyó que la solución, y así se lo pidió al expresidente liberal, era que este le entregara esa jefatura única.
Con Alejandro, pensó Alejandro, entonces, las maquinarias liberales no serían ya maquinarias. Al paso que los dueños de estas creen que con el apoyo a Alejandro, compran el tiquete para continuar manejando y aumentando sus respectivos aparatos burocráticos, contractuales y electorales. Eso sí, lo saben los campesinos, igual de cazurros: “Nadie invita a comer gratis”. Y también lo repetían los antiguos: “Desconfiad de los griegos trayendo presentes”.
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Mas, la dinámica tiene otros cauces. Cunde la desconfianza entre los confederados. Se destapa ese misterio humano: se comportan como personajes sociales-contrasociales. Amistad de rivales. Mutua desconfianza. Afectos simulados. Reservas personales: hay que mirarse de reojo. Camaradas de telenovela, o sea solo para la TV. Fraternidad interesada. Adversarios letales embozados de coequiperos. Abrazos con puñales: cuídense las espaldas. Disparos hacia afuera, disparos hacia adentro. La confusión y el oportunismo, y ello por tener un enemigo claro al exterior y uno inconfesable al interior.
Si estas elecciones se hubiesen demorado un poco más, ¡qué estallido el de esa coalición! Aunque, según lo anunciado, lo hará después de las elecciones del 13 de marzo. De ganar Gaviria, Robledo no lo apoyará en la primera vuelta. Así lo anunció. Tampoco veo a los hermanos Galán, en la misma eventualidad, muy junticos en las elevadas tarimas, departiendo sonrisas, aplausos y discursos con Jorge Rey.
“Qué falta de respeto, que atropello a la razón”. Evidente. Sucede que el emperador chino Wen, fundador de la dinastía Zhou, por allá en el 1045 antes de Cristo, organizó un zoológico. Separó en diversos bloques (coaliciones) a cada una de las especies animales. Se cuenta que allí convivieron todos en santa paz y pacífica compañía. No eran políticos. Sin embargo, fueron tan coherentes, que dicho zoológico recibió el título de “Jardín de la inteligencia”. Claro, resultó más apropiado este nombre que aquel que se designa como la “Coalición de la Esperanza”.
Los “frères enemis.” Me recuerdan a la comedia francesa. “!Mon Dieu, que de frères enemis!¡Qué de pères dénaturés!” Es decir: ¡Dios mío, cuántos hermanos enemigos! ¡Cuántos padres desnaturalizados!
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2 Comentarios
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Deberia llamarse coalicion de la desesperanza, de la puñalada trapera, de la traicion, de la hipocresia como el mismo Alejandro Gaviria le dijo a Ingrid Betancur viendose asi mismo retratado en el actuar de la misma Ingrid. Una coalicion poco confiable por estar llena de narcisistas, traidores y soberbia intelectual. Todos apuntan a ser dueños de la verdad absoluta, de la mas pura moral. Nada los diferencia de los otros contendores opositores a quienes critican con mucha vehemencia de pontifices