“Con la escuela de robótica para mujeres estamos derribando estereotipos”: Helena Valencia

Diario Criterio habló con Helena Valencia, cofundadora del programa para mujeres de la Escuela de Robótica del Chocó, sobre las brechas de género y el empoderamiento femenino.

A sus 23 años, Helena Valencia viajó a Alemania para participar en el One Young World 2021, la cumbre que busca que jóvenes líderes de todo el mundo se conecten entre sí para generar cambios positivos. Un evento que Valencia aprovechó para poner al Chocó “en la boca del mundo”. 

Ahora, tras un año de nominación y de pruebas, se convirtió en la primera colombiana en ser escogida para formar parte del programa Ford Global Fellowship de la Fundación Ford, donde, durante dos años, aprenderá a abordar los problemas de inequidad que tanto afectan al mundo.

Con estos logros, Helena le ha podido dar visibilidad al programa Innovation Girls, de la Escuela de Robótica del Chocó, del cual es cofundadora y coordinadora. Diario Criterio dialogó con ella para conocer más de esta iniciativa que empodera a las mujeres del Pacífico a través de la ciencia y la tecnología.

Diario Criterio:  ¿Cómo fue su llegada a la Escuela Robótica del Chocó y cuál ha sido su labor desde entonces?

Helena Valencia: Fue a mediados de abril de 2018. Llegué a la escuela para hacer un proceso sin remuneración. Mi función iba a ser apoyar todo lo que se estaba haciendo desde lo tecnológico, así como integrar a la comunidad a los proyectos. Una vez allí, me surgieron varios interrogantes y uno de esos fue por qué había una sola niña en la escuela. Llegaban algunas niñas, pero no se quedaban. Empecé a pensar, entonces, en cómo integrarlas. Intentamos muchas estrategias, pero no funcionaron. Así que decidimos crear un espacio para mujeres. Así nació Innovation Girls

Diario Criterio: ¿En qué consiste esta iniciativa?

H.V.: Innovation Girls es una escuela de robótica para mujeres. Al principio, nadie lo creía, pues no veían una compatibilidad entre los elementos. Es decir, entre mujeres y robótica. Creo que ese fue el mismo sentir de cuando se creó la Escuela de Robótica del Chocó, pues la imagen era de cómo era posible una escuela como estas en una zona con problemas de internet. Empezamos con un piloto de 15 mujeres. Allí trabajamos la automatización de los hogares. Fue un proceso bellísimo, porque las niñas terminaban muy emocionadas. Creamos un espacio seguro para ellas. Programamos bombillos, televisores y otros elementos. 

Diario Criterio: ¿A qué se refiere cuando habla de un espacio seguro?

H.V.: Por más de que los niños no quieran, hay comportamientos que traen y traemos desde afuera, que la sociedad nos ha impuesto. Entonces existía mucho miedo por parte de las niñas de intentar algo al lado de niños, porque siempre han dicho que las niñas no son buenas para eso, que no saben. Cuando cometen un error, puede que se sientan juzgadas o rechazadas. Por eso pasamos a pensar un programa solamente para ellas. Un programa para mujeres, coordinado por mujeres.  Yo creo que ese fue el gran éxito de Innovation Girls y es que ellas se sienten en un espacio donde todas están explorando, aprendiendo y rompiendo estereotipos. 

Escuela de Robótica del Chocó
La Escuela de Robótica del Chocó tiene un programa para mujeres. Foto: cortesía Helena Valencia.
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Diario Criterio: ¿Existían otros miedos u otras barreras con las que ellas se topaban?

H.V.: A muchas de ellas los papás no las dejaban ir. A otras sí, pero cuando se enteraban de que era un programa de robótica, ya no querían que fueran a las sesiones. También había problema con que las clases fueran los sábados. Decían que los sábados eran para otros oficios en la casa. En otros casos, ni ellas mismas se lo creían. Decían: “Profe, yo no sirvo para esto; yo soy muy mala para las matemáticas; esto es de los hombres”. Fue un proceso muy difícil al principio, pero creo que eso fue lo que nos permitió crear un programa que de verdad les aportara. 

Diario Criterio: En Colombia hay amplias brechas de género. ¿Cómo se ven estas brechas en el Pacífico y cómo Innovation Girls contribuye a acortarlas?

H.V.:  Se evidencia de tres formas. Primero, en los avances de ciencia y tecnología, pues en Colombia no han sido pensados para la ruralidad. Segundo, no se piensa en los territorios que son de difícil acceso. Tercero, estos espacios tienden a ser muy machistas. Aquí es mucho más común que las niñas no accedan a la educación, por lo que automáticamente se van quedando socialmente rezagadas a todas las labores que culturalmente se les ha asignado. Un programa como Innovation Girls es propicio porque derrumba todos esos estereotipos sociales. 

Diario Criterio: ¿Quiénes son las mujeres que han hecho parte del programa?

H.V.:  Hemos notado que las mujeres que acceden al programa son lideresas en sus comunidades, son mujeres que aportan desde el emprendimiento y que ofrecen independencia económica a otras mujeres o que anhelan hacerlo. Eso nos hizo darnos cuenta de que formamos culturas replicadoras en el territorio. Entonces, decimos: hemos formado alrededor de 250 mujeres en tres años, quienes a su vez forman a otras mujeres. La escuela está abierta para todas las mujeres que tengan interés en aprender sobre este campo. 

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Diario Criterio: Con las herramientas que aprenden en el programa, ellas plantean soluciones a las diferentes problemáticas de la región. ¿Cuáles son estos proyectos en los que trabajan?

H.V.: Han sido más de 100 emprendimientos y creo que los conozco casi todos, pues es un acompañamiento muy directo. Por ejemplo, tenemos una compañera que produce frutas típicas del departamento del Chocó. Ella las ofrece deshidratadas, en snacks  e infusiones. Otra compañera, en Buenaventura, crea productos a base de coco. Ella les compra la materia prima a mujeres campesinas que están entre los 50 y 70 años para generarles un ingreso. Otra trabaja en la industria del cabello y en el empoderamiento de las mujeres negras. Ella ofrece productos para el pelo hechos con plantas tradicionales y que pueden costar 10.000 pesos, a diferencia de los del mercado que son más costosos y que no están pensados en las estructuras afro. 

Escuela de Robótica
Escuela de Robótica del Chocó. Foto: cortesía Helena Valencia.

Diario Criterio: ¿Todos estos emprendimientos surgieron en la escuela?

H.V.: Algunos han surgido dentro del programa. En otros casos, ellas llegan con la idea de negocio y, dentro de los seis meses de formación, les ayudamos a potencializarla. Nosotros les hacemos un acompañamiento de un año, luego de que terminan el programa, para lograr que esos emprendimientos sí salgan al mercado. Tenemos, por ejemplo, una joven de 14 años que desarrolló un dispositivo que hace monitoreo constante a personas con enfermedades cardiacas. Cuando el aparato detecta anomalías, envía un mensaje de alerta al médico de cabecera de la persona, a su enfermera o a un familiar. 

Diario Criterio:  Usted es abogada. ¿En qué momento descubrió que su pasión era el trabajo por y para la comunidad?

H.V.: Lo descubrí desde muy chiquita. La verdad, yo comencé mis procesos de voluntariado desde que tenía unos 11 años. Una de las cosas que me movió fue mi familia y los retos que enfrentamos, pues somos desplazados por la violencia. Mis ocho hermanos y mi mamá llegaron desplazados a Quibdó. Cinco años después nací yo. Eso me hizo ser consciente desde muy chiquita de cuáles eran las realidades. Y siempre pensaba en que no quería que mis sobrinos vivieran lo mismo que mi familia y yo vivimos. Ahí descubrí que realmente esa era mi pasión más profunda. 

Diario Criterio: ¿Qué es lo que más recuerda de esos primeros años de vida, de su infancia?

H.V.: Tuve una infancia bonita, porque tenía la protección de mi familia. También fue muy difícil, porque el hecho de que tuviera conciencia tan chiquita me hacía evidenciar cosas que para otros niños quizá en esa edad no eran significativas, como ser feliz y al mismo tiempo tener que aguantar hambre. Mi hermana mayor siempre me decía que yo me tenía que esforzar cinco veces más que un niño de Bogotá y para mí eso era difícil. Yo me preguntaba por qué a mí me tenía que tocar más duro si se suponía que todos éramos niños. 

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Diario Criterio: Al liderar esta iniciativa, imagino que ha podido identificar qué hace falta para empoderar a más mujeres en el país, para ir cerrando las brechas de género, para ir generando más oportunidades…

H.V.: En Colombia existen como 1.000 males que con el tiempo se van a ir resolviendo. Y creo que somos muchas las personas que buscamos aportar a la transformación del país. Inversión siempre va a faltar. Gran parte del problema es que Colombia es un país muy centralizado y eso hace que exista inequidad. No puedes comparar la realidad de las personas que viven en el centro del país con la de las personas que viven en las regiones. Uno se pregunta cómo puede ser posible que en pleno 2021 todavía no haya internet de calidad en el departamento o que su capital no tenga agua potable. Ahora miremos las brechas en educación, empleo, tecnología.

Nosotros hemos esperado durante mucho tiempo que nos brinden oportunidades. Creo que lo más importante, y a lo que le apuesto, es a empezar a trabajar para que seamos nosotros los que nos salvemos de todas estas problemáticas que tanto nos afectan. Llevamos mucho tiempo esperando salvadores, pero somos nosotros quienes, empoderando a las comunidades, vamos a trabajar por lo que queremos y necesitamos. 

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