Chocó, Cauca, Valle, Nariño y el origen de la aplastante votación por Gustavo Petro
Aunque algunas voces ven como atípicos los resultados que Gustavo Petro obtuvo en Chocó y el suroeste del país, lo cierto es que la situación responde a una histórica tendencia. ¿Por qué?
El departamento del Chocó es una de las regiones de Colombia más contradictorias. Pese a tener una de las mayores riquezas biogeográficas, allí se concentran los peores indicadores sociales del país.
Desde la pobreza extrema, pasando por mortalidad infantil, analfabetismo, saneamiento básico y hasta violencia, registran cifras escandalosas y vergonzantes para un país que se dice pertenecer al exclusivo club de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos).
Y aunque el Chocó no es precisamente uno de los departamentos más poblados, ya que apenas suma 544.000 habitantes, según proyecciones del Dane (Departamento Administrativo Nacional de Estadística), en la reciente elección presidencial sus resultados causaron sorpresa y hasta suspicacias.
¿La razón? Resulta que el 81,94 por ciento de las personas que salieron a votar en la segunda vuelta presidencial lo hicieron por Gustavo Petro. Aunque una tendencia similar se presentó en Nariño, Cauca y Valle donde Petro arrasó en casi todos los municipios, los porcentajes de Chocó fueron llamativos por la poca densidad poblacional.
De los 30 municipios que tiene ese departamento, solo en uno de ellos ganó Rodolfo Hernández. En los restantes 29, el rey absoluto fue el candidato de la izquierda avalado por el Pacto Histórico.
De los 30 municipios que tiene Chocó, solo en uno de ellos ganó Rodolfo Hernández. En los restantes 29 el rey absoluto fue el candidato de la izquierda avalado por el Pacto Histórico.
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Y en la mayoría de esos 29 municipios, la votación a favor de Gustavo Petro siempre estuvo por encima del 70 por ciento y, lo que es aún más sorprendente en materia electoral, en uno de ellos (El Litoral del San Juan) el 97,99 por ciento de las personas que acudieron a las urnas votaron por Gustavo Petro.
Solo para que tengan una idea del fenómeno electoral del Chocó, basta recordar que Rodolfo Hernández jugó como local en su natal Santander y aunque allí aplastó a su rival del Pacto Histórico, la votación no superó el 73 por ciento. Incluso, Petro le ganó en 2 de los 87 municipios de Santander.
De ahí que el caso de Chocó con el 81,97 por ciento, junto a los departamentos de Nariño (80,91%) y Cauca (79,02%), Valle (63,85%) donde los electores votaron por Gustavo Petro, parecería atípico pero no lo es. Incluso, en el municipio de Timbiquí (Cauca) se presentó la otra sorpresa, ya que el 98,57 por ciento de los votos fueron por Petro.
No obstante, el fenómeno electoral levantó sospechas y recordó aquellas elecciones en territorios dominados por grupos paramilitares que obligaban a sus pobladores a votar por los candidatos de la llamada Parapolítica.
Así las cosas, quienes ven con sospechas las recientes votaciones en el suroeste colombiano creen que pudo suceder lo mismo, pero esta vez los victimarios serían grupos guerrilleros o disidentes y el presunto beneficiario, Gustavo Petro.
La izquierda en el suroeste
La supuesta atipicidad de esos resultados electorales sirvió de insumo para que algunas voces y figuras públicas del uribismo registraran con suspicacias la aplastante victoria del petrismo en el suroeste del país.
Lo que muchos olvidan es que no es la primera vez que el uribismo o la derecha han sido derrotados, en materia electoral, en el suroeste del país.
Basta decir que el departamento de Nariño y varios municipios de Cauca o Valle han estado en manos de mandatarios de izquierda, dirigentes indígenas o afros.
Solo por citar algunos ejemplos. Parmenio Cuéllar, Eduardo Zúñiga y Antonio Navarro, este último exguerrillero del M-19, fueron gobernadores de Nariño (2001-2011). Jorge Iván Ospina, hijo de un comandante de esa misma guerrilla, ha sido alcalde de Cali (Valle) en dos oportunidades.
Mientras que, en Cauca, cada vez es más creciente la fuerza política de las comunidades indígenas. Ese caudal electoral les permitió sumar docenas de concejales y varios alcaldes. En 2001, la fuerza social de los indígenas llevó a la gobernación al guambiano Floro Tunubalá.
En el Chocó, la representación política ha estado bajo el poder de castas familiares que, además de votos, suman escándalos, ya sea por corrupción o presuntos nexos con grupos armados ilegales.
Todo lo anterior para decir que el suroeste colombiano, integrado por los departamentos de Nariño, Cauca, Valle y Chocó, históricamente han sido regiones marcadas por ideología de izquierda.
Todo lo anterior para decir que el suroeste colombiano, integrado por los departamentos de Nariño, Cauca, Valle y Chocó, históricamente han sido regiones marcadas por ideología de izquierda.
Desde la movilización campesina e indígena en busca de reivindicaciones étnicas y sociales, pasando por el surgimiento de organizaciones revolucionaras como el Quintín Lame, la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y hasta el M-19, tuvieron origen en el suroeste colombiano.
Por eso no debe ser raro que en esos territorios los votantes se inclinen por candidatos de izquierda y que la paz se haya convertido en un ideal para sus habitantes que llevan décadas en medio del conflicto armado.
¿Votación atípica?
Históricamente, los resultados electorales han sido fieles a esa tendencia. En la segunda vuelta presidencial de 2018 entre Iván Duque y Gustavo Petro, todos los departamentos del suroeste votaron en su mayoría por el aspirante de izquierda.
Para entonces, Petro repitió la fórmula actual y arrasó en Chocó con el 69 por ciento de los votos. Incluso, el municipio El Litoral del San Juan volvió a manifestar su apoyo con el 93,83 por ciento de los votos a favor del candidato de izquierda, aunque en esa ocasión Petro perdió en 13 de los 30 municipios chocoanos.
Algo muy parecido sucedió durante la segunda vuelta de la elección presidencial de 2014 entre Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga.
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En ese momento político, Santos era más a la izquierda gracias al proceso de paz, mientras que Zuluaga era la ficha del uribismo, o sea la derecha. Y Santos arrasó en el suroeste del país.
Si comparamos el mapa electoral de Colombia de esa época con el actual, se puede observar claramente que la tendencia no es nueva y por el contrario se ha mantenido.
En Nariño, Cauca, Valle y Chocó, los electores siguen votando por candidatos cercanos a su tendencia política, al igual que en la Costa Caribe, aunque allá la explicación es aún más compleja y ligada al fenómeno de las maquinarias electorales.
El fenómeno del Chocó
El Litoral del San Juan es el nombre del pequeño municipio que sorprendió al país con la histórica votación del 97,99 por ciento a favor del candidato de izquierda, Gustavo Petro. Solo superado por Timbiquí (Cauca) donde el aspirante del Pacto Histórico obtuvo el 98,57 por ciento de los votos.
No obstante, y pese a semejante apoyo, el antecedente de los resultados electorales revela que no es la primera vez que ese municipio se hace sentir con el aplastante respaldo hacia Petro.
El Litoral del San Juan es un pequeño municipio localizado al sur del Chocó. Allí viven 22.000 personas y casi todas (20.000) están dispersas en los diez corregimientos y 35 veredas que lo integran.
Políticamente hablando, se divide en 48 comunidades entre consejos comunitarios y resguardos indígenas. El 60 por ciento de esas comunidades son afrocolombianos y el restante 40 por ciento indígenas.
Dagoberto Hurtado, quien fue alcalde de El Litoral del San Juan (2008-2011), aseguró a Diario Criterio que la votación por Petro no solo es legítima y coherente con el sentir de las comunidades, sino que se trató de “un voto castigo hacia este Gobierno que nos abandonó, que se olvidó del pueblo chocoano, tal como viene ocurriendo desde hace décadas”.
En el departamento del Chocó hay habilitadas para votar 331.163 personas y para la segunda vuelta presidencial acudieron a las urnas 159.360 votantes, es decir, el 47,8 por ciento de los electores.
De todos ellos, por Gustavo Petro votaron 127.846 personas, o sea el 81,94 por ciento. Mientras que por Rodolfo Hernández tan solo lo hicieron 25.736 personas, que equivale al 16,49 por ciento.
Chocó tiene 30 municipios y el único donde ganó Rodolfo Hernández fue El Carmen. Allí el ingeniero obtuvo 2.251 votos a su favor.
En medio de esa marea petrista, sobresalió lo ocurrido en El Litoral del San Juan. Allí hay 8.370 personas habilitadas para votar y ese día acudieron a las urnas 4.070 electores y de ese grupo 3.967 votaron por Gustavo Petro.
En medio de esa marea petrista, sobresalió lo ocurrido en El Litoral del San Juan, donde hay 8.370 personas habilitadas para votar: el pasado 19 de junio, acudieron a las urnas 4.070 electores y de ese grupo 3.967 votaron por Gustavo Petro.
Desde afuera ese resultado parece anómalo, pero al revisar el histórico de las votaciones se descubre que no es la primera vez que en esa pequeña población se la juegan a fondo por Gustavo Petro o cualquier otro candidato de izquierda.
Además, pocos dudan que el sistema organizativo de las comunidades (consejos comunitarios y resguardos indígenas) facilitan los consensos y la movilización de masas electorales en busca de un solo objetivo: sacar al Chocó de los peores indicadores sociales.
Chocó, en cifras dolorosas
Hacer un balance de los problemas sociales de ese departamento y sus lamentables cifras no es difícil. Basta citar el plan de desarrollo que presentó el gobernador Ariel Palacios (2020-2023) para entender la complejidad del problema y el resentimiento acumulado de los chocoanos.
Por ejemplo, casi la mitad de quienes viven en Chocó aparecen registrados como víctimas del conflicto armado. Son cerca de 224.000 afectados por esa guerra mafiosa tras la puja territorial por el control de rutas del narcotráfico y minería ilegal.
A ello se suman otros indicadores desconcertantes como la tasa de mortalidad infantil, que supera los 30 casos por cada 1.000 niños nacidos vivos. Ni hablar de la poca cobertura en educación superior, cuya tasa está un 50 por ciento por debajo de la media nacional.
Cuando se analizan las cifras de saneamiento básico como acueducto y alcantarillado, se descubre que solo el 25 por ciento de los chocoanos que viven en zonas urbanas, cuentan con esas redes. En la zona rural el problema es aún mas precario.
Al respecto, el representante a la Cámara electo por el Chocó a una de las curules de paz no dudó en argumentar que la masiva votación del pueblo chocoano por Gustavo Petro “es una expresión de la inconformidad por el abandono que lleva 200 años. En Chocó no somos de izquierda ni de derecha, somos luchadores de paz”, explicó a este portal.
El congresista electo interpretó esos resultados electorales como un simple mensaje de que “el Chocó quiere el cambio. Está cansado de ser el escenario donde convergen todos los grupos armados ilegales”.
Como quien dice, el Chocó ya puso su granito de arena respaldando masivamente al candidato que les prometió ese cambio. Y será difícil no recordar al departamento con un municipio que lo apoyó con casi el 98 por ciento de los votos.
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