Una mirada al cine afro e indígena en el FICCI
Además de las dos muestras oficiales, con largometrajes y cortometrajes provenientes de todo el continente, el Ministerio de Cultura realizará varios conversatorios para hablar de la representatividad.
El FICCI tiene, desde 2019, un espacio en su selección oficial para el cine afro y el cine indígena. Fue una decisión que en su momento levantó polémica, porque algunos temían que por tener una mirada incluyente se perdiera la calidad que identificaba al festival. Pero la experiencia de estos tres años ha demostrado todo lo contrario: las dos muestras no solo les han dado voz a cineastas e historias que normalmente tienen menos posibilidades en el circuito comercial, sino que también han mantenido la excelencia cinematográfica.
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Este año, de hecho, las dos muestras dan un paso más allá y les abren su espacio a largometrajes y cortometrajes de todo el continente (y no solo de Colombia, como sucedía antes), lo que permitirá abrir la mirada a otras narrativas que, sin embargo, mantienen en el fondo temas muy parecidos.
En el caso de la muestra de cine afro, habrá dos largometrajes: Apátrida, de la haitiana Michèle Stephenson, que sigue la lucha de la abogada Rosa Iris Diendomi por devolverles la legalidad a los miles de descendientes de haitianos a los que República Dominicana les quitó la nacionalidad para “regular la situación migratoria del país”. Y Opal, una película animada sobre la leyenda de una princesa hecha por Alan Bidbard, de Martinica.
También destacan los cortometrajes El beat, de la colombiana Irene Lema Dimaté, sobre la leyenda de Benkos Biohó en el Palenque de San Basilio, y O ovo, de la brasileña Rayane Teles, sobre una mujer que busca ser madre en un Brasil distópico.
En la muestra indígena se presentará Powerlands, en la que Ivey Camille Manybeads Tso recorre el continente buscando otras mujeres indígenas que lideren la defensa de sus territorios de la explotación de las grandes multinacionales. También El canto de las mariposas, una cinta peruana que sigue el viaje del pintor huitoto Rember Yahuarcani al Amazonas en busca de sus orígenes.
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En cuanto a cortometrajes colombianos, se presentará Aribada, de Simon(e) Jaikiriuma Paetau y Natalia Escobar, que sigue la vida de un grupo de mujeres trans en una comunidad embera del Eje Cafetero. Así como El silencio de las semillas, de Elizabeth Pirela, sobre una mujer wayúu, que, debido a la pandemia, regresa a la alta Guajira.
Además de las dos muestras, el Ministerio de Cultura tiene preparados cuatro conversatorios para hablar del tema. El primero, el 17 de marzo a las dos de la tarde, reunirá a la ministra Angélica Mayolo con dos realizadoras, para hablar de la importancia de la representación y las estrategias conjuntas que pueden tomar el sector y la institucionalidad para impulsar la participación de las comunidades afros e indígenas en todos los eslabones de la producción audiovisual y cinematográfica.
El segundo, el 18 de marzo a las diez de la mañana, reunirá a cinco cineastas (tres de ellos indígenas) para hablar sobre las experiencias de hacer cine con comunidades y en territorios indígenas. El 20 de marzo a las dos de la tarde, habrá otro con cinco realizadores afrocolombianos para hablar sobre la representación y participación de la comunidad afrodescendiente en el cine colombiano.
Y finalmente, ese mismo día a las cuatro de la tarde, dos cineastas indígenas y dos afrocolombianos discutirán sobre representación en el cine nacional y sobre cómo fomentar la participación, profesionalización y producción audiovisual en comunidades y territorios étnicos.
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Los conversatorios serán en la sede de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid).
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