Vacunación en países pobres: el bajo número de dosis amenaza con seguir propagando el coronavirus
Desde que comenzó la vacunación contra el covid-19 en el mundo, una de las grandes preocupaciones era evitar una nueva brecha de desigualdad. Proyectos como Covax o acuerdos de las grandes potencias se presentaron como los mecanismos para evitar que los ricos acapararan las vacunas contra el coronavirus. Sin embargo, la llamada codicia farmacéutica ha terminado por generar la inequidad que no solo retrasa la vacunación en los países pobres, sino que también impide controlar el virus, al generar un terreno más proclive a la aparición de nuevas variantes y mayores contagios.
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En su momento, con la iniciativa Covax se acordó la entrega de 2.000 millones de dosis. Pero según el Consejo de Relaciones Exteriores, en octubre apenas se había entregado el 20 por ciento de las dosis prometidas.
Mientras el desequilibrio de las vacunas no se zanja, las preocupaciones ahora vienen por cuenta de la variante ómicron. Detectada en Sudáfrica, ómicron presenta mutaciones inéditas y otras encontradas en otras versiones del virus, como delta, alfa o beta. Las preocupaciones van por cuenta de su posible mayor transmisibilidad y resistencia a las defensas de las vacunas. Aunque recientemente se detectó que ómicron ya se encontraba en Europa desde al menos el 19 de noviembre, en Países Bajos, el aumento de contagios en Sudáfrica y sus vecinos ha puesto el acento sobre la posibilidad de que estas variantes tomen fuerza en los territorios menos vacunados, que en este momento son los más pobres.
Coronavirus: desigualdad en la vacunación
La cifras de la Universidad de Oxford indican que en los países de bajos ingresos solo el 3 por ciento de la población ha recibido alguna dosis de una vacuna contra el covid-19, y solo el 2,9 por ciento tiene el esquema completo. La situación contrasta dramáticamente con la de territorios como Europa y Estados Unidos, que rondan el 70 por ciento.
Además de las deudas de Covax, el grupo de organizaciones People’s Vaccine Alliance calcula que solo se han entregado el 14 por ciento de las dosis prometidas a los países de bajos recursos. La alianza asegura que la pandemia se está prolongando “innecesariamente” por la desigualdad en la vacunación.
Para resolver la situación, incluso, se ha propuesto que las farmacéuticas liberen las patentes de sus fármacos para que otros laboratorios puedan desarrollar vacunas. Pero hasta la Unión Europea descarta esta posibilidad, al señalar que la escasez se debe a problemas de logística y tiempo de fabricación.
Mientras tanto, África empieza a enfrentar el cierre de vuelos internacionales en todo el mundo. Países como Japón, España, Brasil o Ecuador han suspendido vuelos provenientes de Sudáfrica, Botswana, Eswatini, Lesotho, Mozambique, Namibia y Zimbabwe. En paralelo, muchos de estos países africanos lidian con los peores índices de vacunación contra el coronavirus en el mundo, como el de Burundi (0,0025 por ciento), o el de la República Democrática del Congo (0,06 por ciento).
La OMS pide calma
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), pidió una respuesta “racional” y “proporcional” frente a ómicron.
El etíope señaló que “comprendo la preocupación de todos los países por proteger a sus ciudadanos contra una variante que todavía no entendemos perfectamente. Pero también estoy preocupado por el hecho de que varios Estados miembros implanten medidas generales y brutales que ni están fundadas en pruebas ni son eficaces de por sí, y que no harán más que agravar las desigualdades”.
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Sobre ómicron, apuntó que “todavía tenemos más preguntas que respuestas“. Así mismo, recalcó que no hay que “sorprenderse” por el hecho de que el virus evolucione, porque “es lo que hacen los virus“.
Tedros dio las gracias a “Botsuana y a Sudáfrica por haber detectado, secuenciado y avisado de esa variante tan rápidamente“. Y acerca de la desigualdad en la vacunación, que la OMS ha advertido desde hace tiempo, el director de la Organización señaló que “cuanto más dejemos que la pandemia se eternice, sin remediar las desigualdades en materia de acceso a las vacunas o no poniendo en marcha medidas sociales y de salud pública de manera adaptada y coherente, más posibilidades le estaremos dando al virus de que mute de un modo que no podemos ni anticipar ni impedir“.
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