Covid-19, lecciones a dos años de su llegada
Han pasado ya dos años desde que inició la sin precedentes crisis sanitaria, económica y social causada por la Covid-19. A la fecha, cerca de 19.540.000 personas han muerto en todo el mundo. De estas muertes, más del 60 por ciento ocurrió en los países en desarrollo.
Es claro que hay lecciones positivas de acciones y estrategias que funcionaron y que habría que continuarlas y ponerlas en práctica para evitar futuras crisis, pero también que hay lecciones negativas e insuficiencias que habría que corregir para no repetir los errores del pasado.
Del lado positivo, es claro que la inversión pública masiva en el desarrollo de vacunas y tratamientos fue el elemento clave para que el mundo pudiera obtener, en un tiempo récord de diez meses, estos productos. Compartir el genoma y las características científicas de las diferentes variantes ha funcionado también, de manera rápida y eficiente.
En lo que se refiere a la educación sanitaria, nunca la humanidad había logrado una formación mundial tan generalizada y en tan poco tiempo: uso de máscaras y barreras faciales, lavado frecuente de las manos, introducción de pasaportes sanitarios, restricciones necesarias de viajes, pero también reducción de movimientos de población innecesarios.
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Muchos países han tomado conciencia de la necesidad de invertir más en infraestructuras en salud, en especial en el personal sanitario, que, gracias a su trabajo, ha sido revalorizado en un gran número de países. El personal de salud actuó en la mayoría de las situaciones complejas del covid-19 con competencia, altruismo y dedicación.
Del lado de las deficiencias, los problemas no fueron pocos. Una de las primeras tomas de conciencia fue el reconocer la insuficiencia o falta de uso de las herramientas legales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para actuar como el organismo sanitario rector a nivel global. La poca aplicación de sus recomendaciones y directivas, incluida la necesidad de revisar el Reglamento Sanitario Internacional (RSI), han sido tema de varios grupos de trabajo y de las cuatro asambleas mundiales de salud que se celebraron en los últimos dos años, pero sin mayores resultados.
Los mecanismos diseñados para asegurar la distribución equitativa de vacunas, diagnósticos y tratamientos, como el Covax Facility, no funcionaron y deberían, por lo tanto, ser urgentemente revisados.
El llamado a la moratoria de la tercera dosis de vacunación, lanzado por el director General de la OMS en los países ricos y del norte para para equilibrar así la situación de acceso en los países del sur, fue simplemente ignorado por las naciones países industrializadas.
De acuerdo con un informe publicado recientemente por la revista médica británica British Medical Journal a finales de 2022 se perderán 3.755 millones de dosis por vencimiento. Incluso, el exagerado stock acaparado por los países industrializados no puede ser donado ya que, como afirma el BMJ en el mismo artículo, muchos de los contratos confidenciales de compra de vacunas no permiten donarlas.
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El debate sobre la excepción a las patentes de vacunas durante el periodo del covid-19 (2020-2021) en la Organización Mundial del Comercio (OMC) sigue pendiente y los países miembros avanzan en la negociación de un tratado internacional vinculante para encarar las pandemias. Es fundamental que los países en desarrollo actúen con rapidez y articulación para hacer propuestas fundadas en el interés común. El Centro-Sur, en el que trabajo, continuará prestando asistencia técnica a los países en desarrollo sobre estas negociaciones internacionales en torno a la manera de enfrentar esta y futuras pandemias.
El Centro-Sur (SouthCentre), como lo ha venido haciendo a través de sus publicaciones y sus programas de formación en los países, seguirá abogando, como parte de la respuesta de fondo a la actual crisis sanitaria, en la necesidad de mejorar las infraestructuras sanitarias nacionales, la revalorización del personal sanitario y la búsqueda de modelos de innovación y desarrollo ( I+D) para productos farmacéuticos, que permitan unir estructuralmente la innovación con el acceso.
Finalmente, una lección clara de la covid-19 en materia de gobernanza de la salud mundial es que es necesaria una respuesta multilateral y no una gestión en manos del G-7, por ejemplo, como algunos pretenden. La gestión mundial de crisis como la actual o futuras pandemias debe estar regida por el interés público y el bienestar de las personas antes que por el afán de lucro de las compañías privadas productoras de vacunas y tratamientos. Estas y otras enseñanzas deben ser tenidas en cuenta para lo que aún resta de la pandemia del covid-19, si es que alguien se aventura a pronosticar cuándo será.
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