¡Déjense!
El 9 de diciembre de 2019, el diario español La Vanguardia dio a conocer lo que, según la Fundación del Español Urgente, son el significado preciso y el uso correcto de la palabra dejarse.
El mencionado periódico señala que “la perífrasis ‘dejarse‘ + infinitivo, tal y como explica el Diccionario de uso del español de América y España, significa permitir que alguien actúe sobre uno sin oponer resistencia”. Déjese o déjense son, por su parte, las formas imperativas de dejarse. Es cuando alguien da una orden a una persona o a un grupo. Dos ejemplos pueden ilustrar este asunto.
El primer ejemplo tiene que ver con la oleada de marchas, bloqueos y enfrentamientos violentos entre manifestantes y fuerzas de seguridad del Estado ocurrida en 2021 y conocida como estallido social.
En un informe publicado en 2022, Temblores ONG, reportó que, durante esa oleada, en Colombia se presentaron 5.408 casos de violencia policial, de los que 80 fueron violencia homicida. Al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dijo que “la respuesta del Estado se caracterizó por el uso excesivo y desproporcionado de la fuerza, en muchos casos” y que esto incluía “la fuerza letal”. Agregó que eso pudo cotejarse “con la información recibida, a través de audios, videos, fotografías (…)”.
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En esa misma época, algunas personas que participaban en las movilizaciones decidieron protegerse de esa violencia usando escudos hechos a mano y cascos industriales. Muchas autoridades y medios de comunicación se escandalizaron y plantearon que el uso de tales instrumentos probaba que esas personas eran guerrilleras. A muchas de ellas se les apresó y varias están, aún, privadas de la libertad.
Peor todavía: también se persiguió y acusó de delitos similares a las misiones médicas y jurídicas que defendieron, a quienes se movilizaron, del abuso policial y de los ataques que les hacían agentes de la fuerza pública y de grupos de civiles armados (paramilitares).
Poco a poco se ha venido estableciendo, judicialmente, que el estallido empezó como movilizaciones y concentraciones pacíficas de manifestantes en sitios estratégicos de las ciudades y que, “como respuesta a [la] arremetida de violencia estatal, se conformaron diferentes grupos de primeras líneas (…)”, en palabras de Ariza y Velásquez.
¿Se les acusa de no dejarse matar, de evitar que les sacaran los ojos con las balas de goma que la policía estaba disparando directamente a los ojos de quienes se manifestaban?
Este ejemplo nos permite entender en qué consiste, en la vida real, la forma negativa de la perífrasis sobre la que pretendo escribir: no dejarse significó no permitir que se actuara contra ellos sin oponer resistencia. Y lo que hicieron médicos y juristas para apoyar a quienes se resistieron durante el estallido puede enunciarse diciendo que no los dejaron solos.
El otro caso que nos permite ilustrar el tema, se relaciona con la trinadera del presidente Petro y las declaraciones públicas de personas que hacen parte del gobierno y/o de la coalición de congresistas que lo apoyan. Es una especie de avalancha informativa en favor del gobierno. Muchos de esos pronunciamientos se han hecho acerca de la reforma a la salud.
Según la Fundación para la Libertad de Prensa, “[e]n el último mes, el Presidente Gustavo Petro ha difundido en su cuenta de Twitter por lo menos 34 trinos en los que menciona a nueve medios de comunicación”. Al momento de publicar esta columna, quizá se haya llegado a más de 50.
Pero no todos esos trinos del presidente son iguales entre sí.
En algunos, desmiente determinada información. Por ejemplo, cuando en el portal de una emisora se publicó que el “presidente Petro cita a consejo extraordinario de ministros por reforma a la salud, esto, luego de que Alejandro Gaviria hiciera serias críticas al proyecto”, Petro respondió: “Esto no es cierto. Todas las semanas se hace consejo de ministros. Este no es extraordinario, sino normal, y vamos a hablar del plan de desarrollo”. El ministro Gaviria dijo, por su parte, que dicho documento lo escribió dos días antes del consejo de ministros y que allí lo había presentado y sustentado, porque cree que es bueno tomar decisiones teniendo en cuenta distintos puntos de vista.
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En otros trinos, Gustavo Petro precisa el alcance que él le atribuye a una idea o propuesta. Tal es el caso de la siguiente información, publicada en un medio escrito: “Según los borradores de la reforma a la salud que se conocen hasta el momento, la figura del asegurador desaparecería. ¿Qué sucede si eso ocurre? ¿Qué papel está desempeñando hoy?” A esa nota, Petro replicó: “El aseguramiento social en salud se mantiene y se extiende (…) El asegurador de última instancia siempre ha sido el Estado y seguirá siéndolo”.
Unos trinos más muestran que la fuente, que dio la información sobre la que la noticia se construyó, mintió. Es el caso del titular que una emisora publicó en Twitter: “Reforma a la salud: conservadores piden que el proyecto no tenga mensaje de urgencia”. Petro le respondió a esa emisora, también, con un trino: “Nunca hemos dicho que el proyecto de reforma a la salud tenga mensaje de urgencia”.
Por trinar con todas las características que describí antes, un sector de los medios, otros de comunicadores y hasta la misma Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) le dicen a Petro que la frecuencia y el contenido de sus trinos pueden poner en peligro la libertad de prensa. Su argumento es que siembra “la duda ante la audiencia sobre la idoneidad de los medios para hacer su trabajo”.
¿Lo instan a que no trine tanto, a que no use tanto el Twitter para defenderse de las mentiras, las tergiversaciones y de las interpretaciones sesgadas que hacen algunos medios, periodistas y opinadores? ¿Le están exigiendo que no dé su versión sobre los hechos en los que él mismo es protagonista? ¿Que no diga nada sobre la realidad del país en el que Petro es jefe de Estado?
Como a quienes protestaron durante el estallido social, a estos gobernantes se les grita, “¡déjense!”, que, como ya se explicó, es el plural del imperativo afirmativo de dejarse.
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