El arte de trabajar sin miedo
“Tener miedo en nuestro trabajo es tan perjudicial para la empresa como para nuestra propia alma”.
Creo, sin temor a equivocarme, que muchos de nosotros, los trabajadores, hemos experimentado en algún momento lo que es trabajar con miedo. Ya sea miedo al despido, a lo que piensen los demás o a no lograr las metas propuestas. Esta emoción suele acompañarnos en nuestras jornadas laborales.
El miedo entonces puede estar presente cuando nos sentamos frente al computador realizando una tarea, frente a un proceso o en aquella reunión en la que se toman decisiones importantes para el futuro de nuestra empresa. Y puede este miedo lograr su cometido cuando nos hace dudar de lo que somos capaces, favoreciendo que no forjemos nuestro carácter.
Dicho lo anterior, es muy posible que muchas de las decisiones que se definen en nuestras empresas sean tomadas por trabajadores que tienen miedo, y este mitiga su ímpetu de hacerlo bien.
Y es que las empresas deberían asegurarse de que sus empleados trabajen con el control de este sentimiento. Alguien podría decir, “es que el miedo es una emoción muy importante que nos aleja de daños posibles”.
Sí. Es cierto. Sin embargo, también el miedo mella nuestras buenas intenciones, no nos deja decir la verdad y opaca nuestros pensamientos basados en la razón. Por ello, tener miedo en nuestro trabajo es tan perjudicial para la empresa como para nuestra propia alma.
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¿Qué deben hacer las empresas para que sus trabajadores controlen su miedo? Pues educarlos en ello. La educación es una responsabilidad empresarial. Crear una cultura de trabajo con esfuerzo y dedicación es importante; pero también es necesario asociarlo con una cultura consciente de trabajo libre que pueda complementar los procesos formativos al interior de estas instituciones que jalonan al país.
Así, pues, señor gerente de empresa, comienza a crear, ahora mismo, con tus equipos de trabajo, acciones para hacer posible que sus colaboradores usen este miedo, no para apaciguarlos y menguarlos, sino, por el contrario, potencializarlos. Para que se conviertan en seres auténticos y empoderados de lo que hacen.
Actuando con esta determinación, su empresa daría un giro importante y la calidad de sus decisiones organizacionales serían diferentes. Pero muchos de ustedes estarán pensando: “¿Y cómo inicio procesos educativos para que los trabajadores no se acompañen de este terrible sentimiento?”
Con educación como ya lo comenté. Sin embargo, la clave está en educar en humanización. Educar en este aspecto es, nada más y nada menos, que aprender a vivir sin miedo tal y como se lo he escuchado al profesor José Guillermo Anjel (‘Memo’ Anjel). Pero ¿qué relación tiene la humanización con el miedo? Pues tiene todo el sentido.
Recordemos que la humanización es “educar de acuerdo con la verdadera forma humana”, como lo dice Werner Jaeger en su libro Paideia: los ideales de la cultura griega. En este libro se ensalza la educación, no para obtener elementos meramente técnicos, sino de manera complementaria, para aprender a vivir conforme a nuestra naturaleza, o sea, de manera virtuosa, tal y como lo idealizaron los griegos. Al observar la naturaleza, encontramos que sus reglas nos enseñan a vivir una buena vida. Que vivir de forma humana es perfeccionarse para ser mejor cada día, y no solo para ganar dinero.
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Entonces, ¿iniciar procesos formativos a los trabajadores para que sigan las mieles del perfeccionamiento como seres humanos virtuosos ayudaría a que el miedo no se haga presente y tomaríamos mejores decisiones en las empresas? ¡Pero por supuesto! Solo imagínenselo: poder acudir a nuestras instituciones de trabajo y decir realmente lo que hemos razonado, sin temor alguno, sin temor a ser despedidos. Sería algo semejante a lo que puede ser la felicidad.
Así las cosas, sea que tu empresa adelante estos procesos de formación, o sea que tú tengas la iniciativa de hacerlo, comienza este camino lo antes posible.
No continuemos ‘gastando’ nuestra vida trabajando, dejando el alma allí, si no es para ser mejores. Así, cada proyecto, tarea, solicitud encomendada en ese lugar de trabajo no es una tarea para cumplirle a la organización. No. Es una tarea para tú ser mejor, para perfeccionarte como humano. Que nuestros objetivos misionales no sean solamente entregar aquel informe, proceso o la solución a un problema. Que sea, adicionalmente, la adquisición de más prudencia, verdad, justicia, amabilidad, decoro y hasta diplomacia.
Que te hagas más humano es tu verdadero objetivo. Claro está, entregar la tarea también lo es, pero tú eres tu principal objetivo: que seas una obra de arte.
Solo quien trabaja para sí mismo estará en el camino de ser más humano, al perder el miedo de vivir la vida y de trabajar.
*Diego Fernando Hurtado Guzmán es médico de la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín), especialista en gerencia de salud ocupacional y magíster en bioética de la Universidad CES (Medellín); y expositor a nivel nacional e internacional sobre el trabajo y las humanidades. También se desempeña como docente de cátedra en varias universidades del país. Ha sido premiado con dos galardones internacionales, la Medalla de Oro Mérito Profesional, con distintivo internacional de España; y el Premio Profesor Dr. D. Rafael Ruiz Calatrava, por la Comisión de Honores y Distinciones y Recompensas de España, en 2022. Creador del blog El arte de trabajar feliz. Siga a Diego Hurtado en Facebook e Instagram. Correo electrónico: [email protected]
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5 Comentarios
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Muy buen artículo. Nadie debe trabajar con miedo, el trabajo es realización.