Lo que está en juego para el mundo en las elecciones presidenciales de Colombia 2022
“En esas elecciones se puede construir un país soñado con Alejandro Gaviria como el presidente 120 de Colombia“.
Podríamos pensar que estas son solo unas elecciones para elegir el presidente número 120 de la República de Colombia. Pero son mucho más que eso para Colombia, para América Latina, para Estados Unidos y para el orden mundial futuro. Son una batalla decisiva en la precaria alineación geopolítica entre el autoritarismo y la democracia. Una batalla épica estilo Star Wars o Señor de los Anillos.
El nuevo orden mundial que comenzó hace 30 años es una marcha inexorable a la libertad. Los países antes controlados bajo la cortina de hierro han ido tomando la decisión de entrar a formar parte de las economías del mundo que conforman el bloque del libre mercado de la Otan, encabezados por Estados Unidos. Por otro lado, Vladimir Putin, quien lleva 22 años en el poder, intenta recuperar el orden perdido tras la caída del Muro de Berlín. Ya sin pudor alguno, invade y ataca a Ucrania, un país que lleva 30 años viviendo en libertad. Busca retenerlo por la fuerza, inventando excusas y disculpas que ya nadie le cree y que lo desnudan ante los incrédulos ojos del mundo.
Es el intento de resucitar la antigua guerra fría, con dos bloques que ya hoy, momentos en que el comunismo se desmoronó desde adentro, no existen. Estados Unidos cumple un papel primordial liderando la resistencia desde la Otan. Entonces, ¿qué mejor forma para distraer a Estados Unidos en su liderazgo contra este nuevo eje del mal (no hay otra forma de ponerle nombre a lo que Putin hace con millones de inocentes en Ucrania) que incendiando su patio trasero?
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¿Y, quién es el patio trasero de Estados Unidos? Respuesta: ¡América Latina! ¿Y dentro de América Latina qué país puede ser más representativo que Colombia, que ha sabido enfrentar las presiones de regímenes autocráticos y tiranos de izquierda como son Venezuela, Cuba y Nicaragua? Respuesta: ¡Ninguno!
Ahora, qué mejor forma de causar una pelotera en Colombia que poniendo en el poder a quien ha sido artífice e incendiario de las marchas que llenaron nuestro país de violencia, destrucción, indignación y rabia hace un año. ¿Por qué creen que GP (Gustavo Petro) dijo en tuit que no debemos preocuparnos por los problemas de Ucrania, sino enfocarnos en nuestros problemas?
Y si esto no les suena lógico, explíquenme: ¿por qué llegó el vicepresidente ruso, Yuri Borisov, a Venezuela cuatro días antes de la invasión a Ucrania? ¿Causalidad o preparativos?
Es por eso que el movimiento político más importante de Colombia en las próximas elecciones tiene que ser el movimiento antiPetro. Todos debemos unirnos para que este personaje mentiroso y manipulador no sea el presidente de Colombia. El “voto en contra” que ganó en 2018 volverá a ganar en 2022.
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Colombia será imparable como país en desarrollo, lleno de oportunidades, cuando pasemos estas próximas elecciones con cualquier candidato presidencial, excepto (Gustavo Petro), que entendemos como una ficha clave en ese nuevo orden que se destapa con la invasión de Ucrania presenciada en vivo y en directo por todos.
La única y urgente pregunta es: ¿quién tiene el chance de ganarle a Petro? Pienso que el mejor candidato para ganar la partida es Alejandro Gaviria. Y si le preguntáramos al mismo Petro, sin pensarlo dos veces, su respuesta sería esa: Alejandro Gaviria.
Conozco a Alejandro desde 1989, cuando él era un tímido economista recién graduado y estaba estudiando inglés en Boston, y yo era un torpe estudiante de medicina de intercambio. Veintitrés años después nos encontraríamos de nuevo, él como ministro de Salud y Protección Social, y yo como gerente general de EPS Sura. Pude trabajar con Alejandro de cerca cuando fue ministro durante seis años. Comenzó siendo calificado como el peor ministro, terminó siendo el mejor ministro del gobierno, luego de superar un cáncer que casi se lo lleva.
Alejandro resolvió problemas complejos, poco a poco, involucrando a todos en la búsqueda de soluciones para enfrentar asuntos que parecían insolubles; y que otros ministros habían postergado “chutado el balón para no enfrentar el problema”. Alejandro dio peleas increíbles y muy valientes con las farmacéuticas, impulsó la regulación de precios de medicamentos y declaró por primera vez un medicamento esencial para el cáncer como de interés público (que paradójicamente luego él necesitaría para superar el linfoma).
Logró la aprobación de la ley estatutaria de salud haciendo que esta fuera un derecho fundamental en Colombia y puso al país como pionero en el mundo. Enfrentó a jueces valientemente, denunciando corrupción y comportamientos antiéticos que desfalcaban el sistema de salud. Se recorrió el país entendiendo la realidad del Amazonas a La Guajira.
Luego, como rector de la Universidad de los Andes, Alejandro fue increíblemente inspirador. Tengo que confesar que me sacaba lágrimas con sus discursos de graduación. Estoy convencido de que hoy, más que nunca, el país necesita y se merece a alguien como Alejandro Gaviria. Es una de las personas más coherentes, inteligentes, independientes y bien intencionadas que conozco. Pienso que además de ser un líder que sabe empoderar a su equipo, es estudioso profundo de los problemas, cuidadoso y humano. Es alguien a quien conozco hace más de 30 años y que siempre me ha impresionado por su falta de ambición del poder y su convicción a servir a la sociedad desde donde esté. A Alejandro Gaviria le cabe el país en la cabeza.
Yo no tengo ambiciones políticas de ningún tipo, de hecho, estoy muy feliz haciendo lo que hago; pero tengo la firme convicción de que hoy más que nunca todos tenemos que ser activos y partícipes para buscar cambiar la realidad de nuestro país. Es más cómodo quedarnos acostados en la cama viendo Netflix; pero es el momento de ser reflexivos, de pensar en el futuro, en el país que queremos, en el legado que dejaremos a nuestros hijos y nietos.
Por último, estamos en un punto crucial, si logramos que Colombia tome el rumbo adecuado en los próximos cuatro años, nuestro país será imparable. Creo que podemos construir un país soñado con Alejandro Gaviria como el presidente 120 de Colombia. Pero si no es él, dedicaré todos mis esfuerzos para garantizar que el próximo presidente defienda la institucionalidad del país y crea en el poder de la educación y la capacidad transformadora de las empresas para generar desarrollo, bienestar, y prosperidad para quienes más lo necesitan.
Colombia no se merece entrar a formar parte del eje infeliz con Rusia, Corea del Norte, Venezuela, Rusia, Cuba y Nicaragua. ¡No pasará! porque entre todos trabajaremos para que no pase. Recuerden el poder de las palabras: ¡Las palabras crean realidades!
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