Ataque eleno en el Catatumbo: negociar bajo fuego

Este miércoles 29 de marzo, en horas de la madrugada, insurgentes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) atacaron una base del Ejército colombiano ubicada en la vereda Villa Nueva, del municipio de El Carmen, en Norte de Santander.

Según fuentes militares, en la acción murieron siete soldados y dos suboficiales. Nueve seres humanos dejaron de vivir en este acto de guerra. Tan humanos como los nueve insurgentes del ELN que murieron a manos de la Armada Nacional, a finales de enero de este año, en Buenaventura.

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Si la confrontación armada fuera una fiesta, lo mejor sería continuarla hasta que el cuerpo aguante. Pero, como lo demuestran las acciones militares antes mencionadas, el único resultado tangible de esta guerra nuestra es la muerte de personas de ambos bandos o, como lo expresó la vicepresidenta Francia Márquez, “la guerra solo ha dejado destrozos”.

Por eso es necesario terminarla lo más pronto posible.

En ese intento se encuentran empeñadas las delegaciones de diálogo del Estado colombiano y el ELN. Así lo han reconocido, tanto en sus documentos conjuntos, como en los textos que cada una publica.

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Han convenido, pues, finalizar el conflicto armado y, según lo dijeron en los Acuerdos de México, firmados el 10 de marzo de este año, juntos se proponen “construir un pacto nacional que tenga la fuerza de concitar las voluntades de todos los sectores de nuestra sociedad”, para promover y hacer “transformaciones políticas, sociales, económicas, ambientales y culturales”. También establecieron una agenda que empezarían a desarrollar en la próxima ronda.

Nada se ha dicho en la mesa de diálogo acerca de un cese al fuego, ni unilateral ni bilateral. Y, como no hay nada al respecto, ninguno de los dos se lo puede exigir al otro. Mejor dicho: hasta que no se pongan de acuerdo en dejar de matar, seguirán matando. Cada cual pondrá sus muertos, sus heridos, aumentará sus odios y sus justificaciones para continuar el conflicto armado que quiere terminar. Hasta que haya un acuerdo de cese al fuego. Así es la guerra.

Petro ELN ataque al ejército 29/03/23, 29 de marzo 2023

El cese de hostilidades lo pactarán o no las partes en conflicto, pero la sociedad civil puede exigir.

Nos invitaron a participar en esa negociación, ¿no es cierto? Pues, entonces, les tocará escucharnos. Las delegaciones decidirán, pero, desde este costado, vamos a decirles las verdades nuestras.

Tenemos el derecho a decir y a exigir, porque, como dijo el padre Francisco de Roux sobre la guerra entre el Estado y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), “el conflicto fue el gran golpe a la dignidad de todos los colombianos. Éramos nosotros los que estábamos sufriendo”.

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Sin embargo, lo que no podemos hacer, como civiles, es exigirle a una sola de las partes que dé muestras de buena voluntad; que se gane la confianza nuestra. No podemos exigirle solo a uno de los ejércitos en contienda que no pelee más y se deje matar.

Podemos, sí, pedirles a todos los actores armados –legales e ilegales– que no ataquen a la población civil; que acaten las normas del Derecho Internacional Humanitario y que, en la próxima sesión de la Mesa de Dialogo, acuerden alivios humanitarios y un cese al fuego verificable.

Y si hay que salir a las calles a exigirlo, quizá no falte quien convoque.

Como dicen por ahí: ahora es cuándo.

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