Entre opinadores te has de ver

“Estamos llenos de titulares, muchos de ellos, sugestivos, pero falsos, y con estos se va formando la opinión”: Ricardo Torres.

Estoy firmemente convencido de que, ante las innumerables voces que resuenan en la prensa y la opinión de algunos, existe un deseo de figuración del ego, como si todas las voces estuvieran capacitadas para hablar de determinados temas. Uno deja pasar eso en el comedor de la familia o con el compartir de los amigos, donde hablar de todo y de lo que sea no requiere mayor rigor.

Lo que es realmente preocupante es como construimos argumentos, como opinamos a partir de los titulares que vemos en los periódicos, en las redes sociales o con los trinos de algunos ‘influencers’.

Esas lecturas ligeras no solo están cargadas de pereza, sino de mucha mediocridad, y lo peor es que hay muchos ‘ligeros de lengua’ que se toman la palabra y, además de seguros, resultan ser hasta convincentes.

Hace poco escuchaba a un abogado que, frente a la decisión de un juez por una tutela, se atrevía a decir: “Los jueces pueden fallar lo que quieran, al fin y al cabo, ni ellos leen las demandas”. ¿Cómo, doctor? Sí. Y al mostrarse seguro y convincente, muchos alrededor le creyeron al jurisconsulto que, en su vida, ha ido a un juzgado o llevado un proceso.

Puede leer, de Ricardo Torres: De la impunidad a la no repetición

Ocurre igual con otros que frente a ciertos titulares: “El paro está controlado”, y la sociedad se levantó indignada; Mancuso por fin ‘canta’ ante la Jurisdicción Especial para La Paz (JEP); Biden quiere mucho a Petro; Uribe, a la cárcel.

En fin.

Estamos llenos de titulares, muchos de ellos, sugestivos, pero falsos, y con estos se va formando la opinión. No es un tema menor: el fenómeno de las fake news los ha normalizado y los opinadores hacen crecer este pésimo fenómeno en la sociedad.

Están en juego la verdad, el rigor, la diferencia entre noticia y opinión; el debate abierto y la capacidad de discentir. Es preocupante que, ante los acontecimientos más trascendentales de nuestro tiempo —el proceso de paz con las Farc, las reformas presidenciales, la búsqueda de la paz con otros grupos, las investigaciones de la corrupción, entre otros—, para poder construir una opinión es indispensable leer de qué se trata cada cosa. Resulta que ahora todos saben de pensiones, del sistema de salud, de la legislación laboral. ¿De qué se trata todo esto?

Tristemente, en las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) no existe un indicador que mida el analfabetismo sociopolítico.

Detrás de estos analfabetas, sigue la sociedad permitiendo que vicios como la pereza y la mediocridad abunde; nos están llevando a tal nivel que son unos pocos quienes leen y opinan y otros muchos reproducen sus ideas, dándolas como ciertas, sin confrontar siquiera y asumiendo posturas desde las orillas donde nuestros oídos se sienten cómodos.

¿Ya leíste los documentos de las reformas? ¿No? Entonces, ¿de qué estás opinando? Recuerdo la expresión del Rey Juan Carlos de España cuando tuvo que interpelar a Chávez porque este no dejaba hablar: “¿por qué no te callas?

Uno de los problemas más graves de nuestro sistema educativo tiene que ver precisamente con la lectura crítica. Todos sabemos en qué estamos fallando y los niveles de polarización a los que hemos llegado.

Veo como un riesgo latente que, frente a las diversas políticas reformistas de este y los anteriores gobiernos, los ciudadanos no lean, no se esfuercen por construir su propia opinión.

También, de este columnista: La constitución política paisa

Lo más preocupante es que en este momento empiezan a surgir unas voces que piden que sean los colombianos quienes voten las reformas del Gobierno, como si pudiéramos estar tranquilos, porque todos van a leer los documentos para poder votar.

¡Manipuladores insensatos es lo que son!

Si los de una orilla hablan, hay quien reproduzca sus opiniones como borregos. Si los de la otra orilla contradicen, tienen quien reproduzca dichas aclaraciones sin rigor alguno. Es que ni siquiera nos sonrojamos. Así nos la vamos pasando, del timbo al tambo, sin la mínima capacidad de confrontar la verdad de unos y otros.

También hay que decirlo sin miedo: aturde ver a los medios prestándose para esto. Pasamos de la libertad de opinión al libertinaje de la información, sin filtro, sin verdad, sin ética.

Querido periodista u opinador: ¡ojalá siempre lo digas primero!, pero, también, ¡qué importante es decirlo mejor, con la verdad, con el rigor de la información!

Si no es primicia, no importa, querido amigo. Procura hablarnos con la verdad, sin tendencias y cuidando siempre la voz de todos. Entre opinadores te has de ver.

Siga con más de Ricardo Torres: Retornar con Criterio

15 Comentarios

    1. Luz Marina Moncada Torres

      Nos hace recordar, que es importante volver a la ética del ser, volver quizas a lo dialogico, situado en la realidad compleja que nos puede llevar a la ambiguedad y a la contradiccion, pero que en contraste con fuentes primarias, permite lecturas contextuales, permite volver a pensarnos que hay que sacudirnos de la polarización y a la ignorancia.

  1. Ricardo totalmente de acuerdo contigo, los titulares no solo se están viviendo en el aspecto informativo, lo vivimos en los procesos de aprendizaje, es tan fugaz el titular que no nos detenemos a aprender, discernir y reflexionar..la era del espectáculo nos sobrepasó.

  2. Jhon Jaime Mejía

    Es imperativo regresar al pensamiento crítico, a la rigurosidad, a las fuentes de conocimiento e información debidamente validadas. Los que somos docentes tenemos una gran responsabilidad en este sentido, desde los procesos pedagógicos, contribuir y movilizar hacia esa reflexión que construye una sociedad con criterio propio, con menores sesgos impulsados por las redes sociales. Vaya reflexión esta para una ética personal más generadora de sostenibilidad social.

  3. Luz Marina Moncada Torres

    Nos hace recordar, que es importante volver a la ética del ser, volver quizas a lo dialogico, situado en la realidad compleja que nos puede llevar a la ambiguedad y a la contradiccion, pero que en contraste con fuentes primarias, permite lecturas contextuales, permite volver a pensarnos que hay que sacudirnos de la polarización y a la ignorancia.

  4. Adriana Hincapié

    Estamos bombardeados permanentemente de noticias y muchas de ellas falsas, en ocasiones no se puede confiar ni en las fuentes que una vez eran confiables. Muy cierto lo que dices para opinar hay que leer y conocer, no solo hablar sobre lo que otros opinan. En esta edad contemporánea donde la información es tanta y tenemos acceso a ella se requiere de un pensamiento critico,

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