“Nuestro método tiene que ver con vivir el ahora”: Thomas Richards

Diario Criterio habló con el reconocido director del Workcenter, la compañía de teatro italiana que este mes presenta cuatro obras distintas en Bogotá. 

En el Workcenter de Jerzy Grotowski y Thomas Richards, la compañía de teatro que por estos días está de gira en Bogotá, los actores no siguen una estética ni una forma de actuar determinada. Por eso, a simple vista y a diferencia de otros grupos teatrales, sus obras no tienen una característica común (ni en la temática, ni en los guiones ni en la forma de actuar) y cualquier persona pensaría que se trata de compañías totalmente diferentes. 

Pero el secreto de su trabajo, lo que los hace únicos, está en el fondo: en el método que usan para preparar cada pieza con los actores a un nivel tan personal, que se generan resultados distintos con cada uno. Ese método, llamado Art as Vehicle (el arte como vehículo) fue creado por el propio Jerzy Grotowski, un maestro polaco que murió en 1999 y dejó un legado inmenso en el mundo de las artes escénicas. Algunos incluso dicen que sus enfoques influyeron en lo que hoy es el teatro moderno. 

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Tomas Richards, su alumno más destacado y quien siguió adelante con su compañía, es el hombre que está liderando la gira en la capital del país. Un evento que ellos han llamado ‘la toma de Bogotá’. Una oportunidad única de ver en acción a una de las compañías más innovadoras del mundo.

A la ciudad llegan con un taller sobre su método, que tuvo lugar la semana pasada, y con cuatro obras distintas. Dos colectivas y dos unipersonales (con un solo actor o actriz). En cuanto a las colectivas: The Underground, basada en una novela de Dostoievski, estará en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán los próximos 17 y 18 de septiembre, y  Sin Fronteras, sobre el terremoto que asoló Chile, en el Teatro Libre el 20 y 27 de septiembre.

Thomas Richards - El Workcenter - obra Sin Fronteras
En ‘Sin Fronteras’ la trama gira en torno al terremoto de 2010 en Chile.

Las dos unipersonales también estarán en el Libre: ¡Han!, sobre cómo los coreanos han enfrentado la tristeza, el 21 y 22 de septiembre, y Gravedad, sobre los retos de vivir en el exilio, el 28 y 29 del mismo mes. 

Diario Criterio habló con Richards sobre teatro, arte, el método creado por Grotowski y las obras que van a presentar en Bogotá. Esto fue lo que dijo: 

El método

Diario Criterio: ¿Cómo explicaría en pocas palabras de qué se trata el método de ‘Art as Vehicle’ que desarrolló Jerzy Grotowski y que mantienen vigente ustedes, en el Workcenter?

Tomas Richards: Tiene que ver con el momento. Con cómo vivimos o no vivimos el momento, el ahora. Todo el tiempo nosotros estamos fuera del presente, nos la pasamos pensando en el pasado y proyectándonos hacia el futuro. Eso en algunas culturas lo llaman ‘ilusión’; porque nadie puede ver el pasado, solo está en la memoria, y tampoco nadie puede ver el futuro, es solo una proyección de la mente. Lo único que existe es el ahora. Y este método tiene que ver con conectarse con el ahora. 

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Diario Criterio: ¿Y cómo entienden ‘vivir el ahora’?

T.R.: Imagina que es primavera, la luz es hermosa y te paras por un momento frente a un paisaje. Estás tan contento de estar vivo que no piensas en lo que acaba de pasar en tu casa, ni en lo que pasará mañana. Estás solo ahí, sientes algo, percibes algo, los pelos de tu piel se erizan. Es como si tu cuerpo se hubiera puesto literalmente transparente frente a la vida. Y sientes mucho júbilo. Eso es conectarse con el ahora y Art as Vehicle tiene que ver con usar el arte para llegar a ese tipo de experiencias. Es como si uno se dijera a sí mismo: ¿por qué este tipo de conexiones con el ahora solo ocurren por casualidad? ¿qué tal si trabajamos para conseguirlas?… Y claro, hay gente que lo hace a través de la meditación, el movimiento, las artes marciales. Nosotros usamos el arte, específicamente cantos especiales y antiguos, y ciertas acciones. 

Diario Criterio: ¿Y de qué se trata todo esto de ‘la toma de Bogotá’?

T.R.: Esto tiene que ver con nuestra situación. Vivimos en tiempos de covid-19 y todos hemos estado en una especie de aislamiento. El mundo del teatro está en una crisis. Literalmente la gente no sabe cómo continuar. Ensayamos durante mucho tiempo de forma virtual y luego juntos, pero sin nadie que nos viera. Así que para nuestro equilibrio como actores y como seres humanos nos dimos cuenta de que necesitábamos movernos, ver gente y que la gente viera nuestro trabajo, traer una oferta variada de nuestras obras y talleres. Con o sin máscara, necesitábamos seguir adelante. Así que decidimos hacer este tour, que nos llevará por Colombia, Chile y Argentina. Nos tomará hasta diciembre, pero vale la pena. 

Tomas Richards, el Workcenter, imagen de la obra Gravedad
‘Gravedad’ es una obra unipersonal sobre el exilio, protagonizada por Alonso Abarzúa.

Diario Criterio: La mayoría de compañías vienen con una obra y se van. Ustedes, en cambio, hicieron un taller abierto, y presentarán cuatro obras diferentes, ¿Por qué una oferta tan amplia?

T.R.: Porque creo que es muy importante que la gente entienda que nuestro trabajo no se limita a una sola cosa y no tiene una “estética”. Esto es muy importante: cada obra es distinta, es única. Y si la gente ve una sola va a pensar “ahh, así que esto es el Workcenter y el Art as Vehicle”. Es distinto si ven varias y se llevan una idea más completa. Van a ver que, efectivamente, acá no hay estética, solo hay un oficio. Y cuando unes ese oficio con la necesidad individual de cada artista, va a surgir siempre algo único. Tuvimos, por ejemplo, un equipo trabajando en la obra The Underground, que con este método llegó a un resultado único. Pero cuando lo aplicamos con una actriz coreana, apareció ¡Han!, una obra totalmente distinta. Tienen estéticas diferentes, pero las mismas raíces. 

Diario Criterio: ¿A qué se refiere con que no hay estética, pero sí oficio? 

T.R.: Esa es una de las claves del arte. Imagina que tú y yo somos unos jóvenes artistas que vamos a ver la danza butoh, de Japón. Y vemos a los artistas desnudos, todos pintados de blanco. Nos impresiona tanto que vamos a comprar una pintura blanca, nos desnudamos e intentamos copiar el baile. Eso es la estética. ¿Y qué pasa cuando imitas la estética? Simplemente haces una versión mala de algo que viste. Ese no eres tú haciendo arte porque no puedes ser realmente tú. Mi maestro, Jerry Grotowski, solía decirme: tienes que robar el secreto, el interior de lo que te inspira, no la superficie. La superficie no fue lo que te inspiró.

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Diario Criterio: ¿Y el interior es el oficio?

T.R.: La danza butoh nació como respuesta a un evento traumático. Creo que fue después de la bomba atómica de Hiroshima. Y esta gente tenía algo que decir: la desnudez significaba algo para ellos y era una forma de convertir esa situación desesperada en algo distinto, era una forma de meditar y de procesar lo que les había pasado. En un documental que vi hace muchos años, mostraban a estos artistas preparándose antes de la presentación, y fue increíble. Los vi meditando, concentrados, y entendí que ahí estaba el secreto: ellos están realmente enfocados y concentrados de una forma extrema en lo que hacen, en su danza. Eso pone a cualquier artista frente a la pregunta del oficio: ¿cómo me puedo dedicar de esa manera tan enfocada a crear algo que inspire y sea único teniendo en cuenta mis circunstancias de vida, mi barrio, mis preguntas, mi pasado, mis dones y mis talentos? Ahí ya no estoy pensando en la estética, que es el aspecto superficial, sino en mi oficio.

Las obras

Diario Criterio: Hablemos de ‘The Underground’, la obra que van a presentar el 17 y 18 de septiembre en el Jorge Eliecer Gaitán. Tengo entendido que nace de un libro de Dostoievski, pero no es una adaptación tradicional, ¿de qué se trata?

T.R.: Sí, fuimos inspirados por Dostoievski. Una actriz presentó alguna vez en un taller un monólogo basado en un fragmento de la novela Memorias del subsuelo y yo sentí que Dostoievski nos estaba hablando. El ruso allí habla sobre la imposibilidad de los seres humanos de andar en línea recta. Dice que empezamos en una dirección y acabamos dando vueltas y llegando a otro lugar al que no queríamos llegar, que para un ser humano es casi imposible acabar una acción en su plenitud. ¡Pero, ese, precisamente es nuestro trabajo como actores!: cumplir nuestras acciones en su plenitud. Así que esta obra nació de esa especie de debate con Dostoievski. 

Cada obra es única y no se parece en nada a las otras. En ‘The Underground’ la trama parte de un desacuerdo con una novela de Dostoievski.

Diario Criterio: ¿Y cómo funciona?

T.R.: Lo que él dijo fue muy importante para nosotros y queríamos responderle. incluso yo, como director y como ser humano. Así que yo aparezco en la obra: empieza conmigo hablando sobre Dostoievski como en una conferencia, y luego esa charla se vuelve más personal y terminamos entrando en mi subsuelo, en mi familia, mi pasado, mis preguntas. Luego hablo sobre una experiencia que tuve en medio de la noche, cuando me levanté y vi a todos los actores en mi cuarto, y tuve una especie de visión. Y la pieza se vuelve esta visión: el encuentro de un director en medio de la noche con los personajes de la novela de Dostoievski, y él intenta encontrar con ellos respuestas sobre sí mismo, como en una montaña rusa que pasa por comedia, drama, lo grotesco, canciones tradicionales, el método Art as Vehicle. Fue muy significativo para mí, como una especie de juego de cambio de perspectivas. 

Diario Criterio: Me llaman la atención las dos obras unipersonales que van a presentar en el teatro libre: ¿cómo se aplica el método aquí?

T.R.: Lo primero es que ambos actores son extraordinarios y vienen de dos lugares diferentes del mundo. Uno es chileno y la otra una coreana. Así que van a ver dos piezas que fueron creadas y escritas por los mismos actores usando nuestro proceso de creación. Ambos se presentaron en nuestros talleres y comenzamos a trabajar con ellos de una forma muy personal e individual: ¿Quién eres tú? ¿De dónde eres? ¿Por qué eres actor? ¿Qué es importante para ti? ¿Qué necesitas decir? ¿Cómo lo vas a decir? ¿Cuáles son tus talentos? ¿Lo escribes o usamos un texto?… y así desarrollamos ambas obras durante por lo menos cinco años. Son piezas de una alta elaboración, con muchos detalles y actores con una gran capacidad de transformación. 

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Diario Criterio: Hablemos de cada una de ellas, ¿de qué se trata ‘Gravedad’?

T.R: Jaime Alonso Abarzúa hace Gravedad, que está basada en la historia de un joven que está en una familia chilena exiliada en Suecia durante la dictadura. Él tiene grandes preguntas sobre la identidad y va de ida y vuelta entre estos dos mundos tan diferentes. Y mientras lo hace, se transforma en muchos miembros de la familia, en un nivel de actuación extraordinario. 

Diario Criterio: ¿Y de qué se trata ‘¡Han!’?

T.R: La actriz es de Corea del Sur, así que tiene una personalidad diferente y talentos diferentes. También es muy buena en los detalles, pero tiene otra cualidad: ella es como una nube cuando se transforma de personaje a personaje. Si ves una nube en el cielo con una forma determinada, 10 segundos después ha cambiado, aunque tú no la viste cambiar. Así pasa con ella: ves a la madre, luego a la abuela, luego a otro personaje, casi de forma imperceptible. Y la pieza es sobre un concepto coreano que se llama ‘Han’ y que es muy difícil de articular: no es sufrimiento, dolor ni tristeza, pero significa todas esas emociones que están dentro del ser humano y que tienen esa naturaleza. De alguna manera todos llevamos Han en nuestras viudas. La pregunta es qué hacemos con eso. Así que vemos como diferentes generaciones de coreanos lidian con este concepto.

* Puede comprar las boletas para The underground aquí. Para las obras en el Teatro Libre, aquí

4 Comentarios

  1. Buena entrevista
    Me motiva a ver sus obras
    The Underground me parece muy interesante.
    Gracias a Diario Criterio me he enterado de cantidad de eventos culturales muy chéveres que no sabía que se celebraban

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