Negociar con los talibanes, la encrucijada de EE. UU. y sus aliados para recuperar el control en Medio Oriente

Tras los ataques terroristas de Estado Islámico en Afganistán, y ante la certeza de que seguirán ocurriendo mientras se intenten misiones de evacuación en aquel país, Estados Unidos y sus aliados enfrentan un serio dilema. La retirada de las tropas norteamericanas terminó en un ascenso vertiginoso de los talibanes, quienes tomaron el control de Afganistán en menos de dos semanas. Ahora, Occidente estaría obligado a encontrar una salida diplomática a la crisis y amenaza terrorista (incluso por parte de los propios talibanes) negociando con el grupo que dio pie a la irrupción norteamericana en aquel país en 2001.

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Hasta ahora, la Casa Blanca descartó cualquier posibilidad de reconocimiento rápido de un gobierno talibán. El gobierno de Joe Biden señaló que aún no decidió si mantendrá una presencia diplomática en Afganistán después de la retirada de tropas de la próxima semana.

Al respecto se refirió la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki. La portavoz señaló que “no hay prisa por el reconocimiento de ningún tipo por parte de Estados Unidos o de cualquier aliado internacional con el que hayamos hablado”.

Estados Unidos ha dicho que el reconocimiento de cualquier futuro régimen talibán dependería de que no permitiera que el territorio afgano sea utilizado como base para el terrorismo. También a la improbable circunstancia de que los talibanes respeten los derechos humanos, particularmente los de las mujeres, brutalmente tratadas por los extremistas en el pasado.

En todo caso, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, señaló que los talibanes pidieron que Estados Unidos tenga una presencia diplomática en el país después de terminar la retirada de sus soldados.

Nos han dejado muy claro en nuestra comunicación que les gustaría que se mantuviera una presencia diplomática estadounidense“, dijo Price.

En última instancia, por supuesto, no depende de los talibanes“, señaló, subrayando que lo “primordial” es la seguridad y protección de los funcionarios estadounidenses. Por su parte, los talibanes se han comprometido a proporcionar “seguridad y protección“, pero esas son solo “palabras“. Así asumen la situación desde Washington

Primeros acercamientos desde Francia

Por su parte, una delegación francesa se reunió en Doha con representantes de los talibanes por primera vez desde que tomaron el poder el pasado 15 de agosto. El portavoz talibán Suhail Shaheen dio detalles al respecto, señalando que el enviado francés François Richier y su delegación “conversaron en detalle” sobre la situación en el aeropuerto de Kabul.

Este primer contacto lo tuvieron con una delegación encabezada por el director adjunto de la oficina política de los talibanes, Sher Abas Stanikzai. El Ministerio de Exteriores de Francia ha preferido no hacer, de momento, ningún comentario.

Los talibanes han tomado el control de las principales ciudades de Afganistán. Su próximo objetivo: Kabul. Foto: AFP
Los talibanes tomaron el control de Afganistán en menos de dos semanas. Foto: AFP.

Mientras tanto, Shaheen aseguró que “cada afgano en posesión de documentos legales podrá viajar al extranjero, y se proporcionarán las instalaciones apropiadas a todos los afganos para sus desplazamientos tras la apertura de la parte civil del aeropuerto“.

La paz ha sido instaurada en todo el país, chicos y chicas han retornado a la escuela y los medios de comunicación funcionan“, agregó.

En todo caso, no es seguro que la misión francesa en Afganistán se de por concluida definitivamente. En principio, el primer ministro francés, Jean Castex, afirmó que la misión terminaría el viernes pasado. Pero Francia podría continuar las evacuaciones de Afganistán “más allá” de ese plazo, según el secretario de Estado de Asuntos europeos, Clément Beaune.

¿Línea firme contra los talibanes?

Especialista de Afganistán, el profesor universitario estadounidense Michael Barry insta a las potencias occidentales a mantener una “línea firme” frente a los talibanes. Pide no permitir concesiones en los “valores universales“, en concreto, en el caso de las mujeres afganas.

Barry, cercano al difunto comandante afgano Ahmed Shá Masud y conocedor del país, insiste en que las mujeres serán las primera víctimas de las prohibiciones que caerán sobre el país “en el momento en el que se vaya el último avión occidental”.

Para él, es inconcebible la cooperación con los talibanes. Señala que “ay un diferencia enorme entre un régimen que acepta la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, y un régimen como el de los talibanes que solo reconocen como válida una legislación, la sharia“. Por eso, considera que cualquier concesión es inconcebible.

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Mientras tanto, los gobiernos de Occidente intentan lograr algunos acuerdos para al menos retirar a los futuros refugiados y contener cualquier avanzada terrorista. La potencias del G7 negocian con Turquía, Catar y la OTAN en Doha para analizar la reapertura del aeropuerto de Kabul. Al respecto, más de 100 países firmaron un documento que asegura que los talibanes facilitarán el proceso. Anthony Blinken, secretario de Estado norteamericano, preside la reunión.

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Maas,negocia con los países limítrofes de Afganistán para que alberguen temporalmente a miles de refugiados. También busca que esos países sean un punto de tránsito para un destino posterior. Mientras tanto, esa responsabilidad ha caído en Catar, que sirvió como punto de tránsito para más del 40 por ciento de los más de 100.000 refugiados que han salido en avión de Afganistán. Al gobierno alemán le queda por convencer a los gobiernos de Uzbekistán, Tayikistán, Turquía y Pakistán.

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