Advertencias en alimentos procesados reducen enfermedades cardiovasculares
Un estudio de la OPS y la Universidad de Nevada concluyó que las etiquetas en los empaques de las comidas procesadas reducen la frecuencia de enfermedades como la diabetes y los infartos.
La adopción de mejores prácticas en el etiquetado frontal de advertencia en los empaques de algunos alimentos puede ayudar a reducir las enfermedades no transmisibles relacionadas con la malnutrición en las Américas, concluyó un estudio publicado en Lancet Regional Health Americas, el pasado 1 de diciembre, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Nevada (Reno, EE. UU.) junto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
La malnutrición es una de las principales causas de enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares, la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y algunos tipos de cáncer.
El estudio examinó la evolución de dichas políticas de etiquetado en el continente, por ejemplo, advertencias más grandes, fondo contrastante para una mejor visibilidad o el uso de la palabra “exceso” en lugar de “alto en“.
Según la OPS, dichas medidas tienen como objetivo ayudar a la población a comprender el contenido nutricional de los productos, reducir el consumo de alimentos ultraprocesados y procesados con contenido excesivo de grasas, azúcares, sal y, en última instancia, a tomar decisiones más saludables.
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“El progreso del etiquetado nutricional frontal de advertencia en las Américas ilustra la diseminación de las mejores prácticas en la región, las cuales han demostrado mejorar la calidad nutricional de las compras y se han asociado con una mejor calidad de la dieta, que, a su vez, está asociada con una reducción en el riesgo de las ENT (enfermedades no transmisibles)”, dijo el doctor Eric Crosbie, coautor del estudio y profesor asociado de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Nevada.
El doctor Fabio Da Silva Gomes, coautor del estudio y asesor regional de nutrición y actividad física de la OPS, señaló que “las lecciones y la evidencia acumuladas han llevado a los países a alcanzar la excelencia regulatoria mediante la adopción de etiquetas de advertencia octogonales, junto con el modelo de perfil de nutrientes de la OPS, para proteger y promover la alimentación saludable y la salud pública”.
El estudio reveló que esta práctica fue ampliando gradualmente su presencia en la región, ganando impulso en los últimos años y evolucionando para alinearse con la evidencia y las políticas de mejores prácticas de la OPS para el etiquetado frontal nutricional. Los investigadores recomendaron que los gobiernos que aún discuten y esperan implementar este tipo de marcación deben seguir tales prácticas con el fin de mejorar su aceptación e impacto, para, finalmente, ayudar a reducir las enfermedades no transmisibles relacionadas con la mala nutrición en las Américas.
Etiquetado de advertencia en Colombia, un camino largo y lento
El 30 de julio de 2021, sin hacer mucho ruido, el entonces presidente de la República, Iván Duque, sancionó la ley de comida chatarra (2120 de 2021), que exige poner etiquetas frontales de advertencia a los productos comestibles procesados dañinos para la salud.
La iniciativa había nacido cinco años antes de ser sancionada, pero se cayó tres veces en el Congreso por falta de trámite.
Finalmente, hubo un proyecto de ley que se aprobó casi a última hora. A pesar de esa aprobación, Arturo Char, entonces presidente del Senado, tardó en enviar la iniciativa a sanción presidencial.
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¿Cómo funciona el etiquetado en Colombia?
La ley de la comida chatarra obligó al Ministerio de Salud a clasificar las bebidas y productos comestibles según el “nivel de procesamiento con cantidad excesiva de nutrientes críticos”, según “la mayor evidencia científica disponible y libre de conflicto de intereses”, aclaración clave para evitar la intervención de industria en el proceso.
“Para tal fin, se podrá tener en cuenta la evidencia científica suministrada por la Organización Mundial de la Salud”, precisa la Ley.
Con base en esa información, los productos tendrán que implementar un sello de advertencia frontal “de alto impacto preventivo, claro, visible, legible, de fácil identificación y comprensión”.
El Ministerio de Salud también es el encargado de reglamentar las especificaciones del etiquetado frontal, desde la forma, el tamaño, los colores y la ubicación.
“El sello de advertencia deberá ir en la parte frontal del producto cuando los nutrientes críticos se encuentren por encima de los valores máximos establecidos por el Ministerio de Salud”, indica la norma.
El etiquetado frontal no aplica para frutas o bebidas y alimentos “típicos y/o artesanales mínimamente procesados”.
Por su parte, el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) es el encargado de vigilar la aplicación de Ley.
Asimismo, RTVC debe “dar espacios para la difusión del mismo tipo de mensajes a través de sus plataformas digitales”, dice la ley.
De igual forma, todos los canales de televisión abierta deben transmitir en horario prime, las piezas que el Ministerio de Salud haga sobre hábitos de vida saludable.
Por otro lado, la Ley obliga a colegios públicos y privados a adelantar programas de actividad física.
La ley de comida chatarra fue un triunfo de las organizaciones de la sociedad civil que lograron vencer a un fuerte lobby empresarial que siempre se ha opuesto a medidas que regulen los alimentos poco saludables.
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