Otra denuncia contra excapo Mono Abello por intentar recuperar bienes a las malas
Contra el confeso narcotraficante alias Mono Abello reposa una denuncia por tentativa de homicidio, concierto para delinquir y amenazas, porque habría ingresado a la fuerza a una finca palmicultora vecina en Pivijay (Magdalena).
Los problemas judiciales contra el confeso narcotraficante José Rafel Abello Silva, alias Mono Abello, parecen complicarse por la manera como estaría intentando recuperar sus bienes, al parecer producto de sus actividades mafiosas.
A comienzos de noviembre Diario Criterio publicó una investigación que reveló la forma violenta como el excapo Mono Abello estaría intimidando para apropiarse de 55 hectáreas de tierra ubicadas en el lujoso sector de El Rodadero (Santa Marta) y cuyo avalúo se estima en un billón de pesos.
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El informe periodístico se basó en la denuncia interpuesta por el economista Camilo Mario Dávila Villarreal, a quien el Mono Abello habría amenazado de muerte y golpeado con la cacha de una pistola, en la mañana del miércoles 27 de octubre pasado.
Dávila Villarreal junto con su familia, son los propietarios de los terrenos que a las malas reclama el confeso narcotraficante. Por ese hecho existe una denuncia por amenazas y lesiones personales ante la Fiscalía.
Nuevos líos del Mono Abello
Ahora el Mono Abello sumó otro lío judicial en el que piden se le investigue por los presuntos delitos de tentativa de homicidio, concierto para delinquir y amenazas.
Este medio tuvo acceso a la denuncia formulada, el 26 de enero de este año, por Óscar Alberto Méndez Vásquez, representante legal de la empresa Inversora del Magdalena y CIA S.A.
Se trata de una firma que administra seis predios que suman 905 hectáreas sembradas con palma africana en la vereda La Bodega, del corregimiento La Avianca del municipio Pivijay (Magdalena).
La sede principal de la firma agroindustrial es la finca Los Achiotes, que justamente colinda con la hacienda El Playón o Las Bahamas y que en el pasado fuera del Mono Abello.
Esa hacienda (El Playón o Las Bahamas), junto con otras propiedades, hicieron parte del centenar de bienes que las autoridades colombianas le confiscaron al excapo y que en su momento se avaluaron en 10 millones de dólares.
Lo insólito es que, en una maniobra jurídica mediante tutela, la señora Ana Elisa Vives, esposa del Mono Abello, recuperó esos bienes durante varios meses entre 2014 y 2015.
Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia y la Corte Constitucional revocaron los fallos e impidieron dicha devolución, tras argumentar que a la entonces Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE) hoy Sociedad de Activos Especiales (SAE), le violaron sus derechos al debido proceso.
La selección de esa tutela, en la que se discutió el futuro de los bienes del Mono Abello, fue motivo de otro escándalo paralelo y que se conoció como el cartel de la Toga dentro de la Corte Constitucional.
En el ojo del huracán estuvo el entonces magistrado Jorge Pretelt, quien habría insistido ante sus colegas para que se discutiera la tutela que definía si se devolvían o no los bienes confiscados al Mono Abello.
En 2015 y en medio del escándalo, los magistrados de la Corte Constitucional en una sesión plenaria le pidieron la renuncia a Pretelt.
Hombres armados y en Toyota
En la denuncia en poder de Diario Criterio, se narra con lujo de detalles la incursión armada y a la fuerza que habría hecho José Rafael Abello Silva, alias Mono Abello, a la finca palmicultora Los Achiotes, ubicada en Pivijay (Magdalena).
La incursión habría ocurrido el día sábado 16 de enero de 2021 a las 11:10 de la mañana y se prolongó durante 15 minutos. Alonso Linero, director jurídico de Inversora del Magdalena, explicó a este medio que la molestia del Mono Abello se debió a problemas con el agua del canal de riego, “algo tan sencillo, pero el Mono es un hombre muy impulsivo“.
En efecto, hasta los cultivos de la hacienda Los Achiotes llegó el Mono Abello acompañado por otros cuatro hombres, armados y en una camioneta Toyota.
“En un comportamiento particularmente complejo, el denunciado, José Rafael Abello Silva, de manera abrupta, intempestiva y de manera forzada, con varias personas a bordo, no menos de cinco personas, todos portadores de armas de fuego, penetran en un vehículo Toyota, a la plantación hacienda Los Achiotes (…)”, dice textualmente la denuncia.
Prosigue en detalles la respectiva denuncia al asegurar que, “con su temperamento violento y agresivo, apunta con su arma de fuego al señor Jaime Mendinueta”.
La denuncia también agregó que a una camioneta Duster, que estaba dentro de la hacienda, le rompieron los vidrios y que en total fueron siete personas las intimidadas y amenazadas.
En efecto, esas siete presuntas víctimas figuran como testigos de los hechos en la respectiva denuncia que se formuló contra el Mono Abello.
El capo Mono Abello
Como se recordará, Abello Silva fue capturado en octubre de 1989 en Bogotá, cuando apenas tenía 35 años de edad.
Un año después fue extraditado a Estados Unidos y condenado a 30 años de prisión por narcotráfico, cargos formulados por el Distrito Norte de Oklahoma.
De esa pena solo purgó 18 años y en 2008 retornó a Colombia y ese mismo año fue víctima de un atentado sicarial del que salió ileso, en su natal Santa Marta.
Ese ataque criminal sucedió mientras descansaba en una de sus propiedades en el sector de playa Inca-Inca, en El Rodadero. En su momento las autoridades especularon que podría tratarse de una retaliación por la manera como el excapo intentó recuperar su fortuna.
Para el Departamento de Estado de Estados Unidos el Mono Abello figura como el cuarto hombre más importante dentro del cartel de Medellín. Aunque en Santa Marta siempre fue reconocido como el jefe del denominado cartel de la Costa.
Ahora su nombre vuelve a estar en el radar de las autoridades, tras la denuncia por amenazas y lesiones personales que interpuso el economista Camilo Mario Dávila Villarreal.
Justamente, después del escándalo publicado por este medio y Caracol Radio en Santa Marta, el Mono Abello le concedió una pequeña entrevista al medio radial, en la que dio su versión sobre los hechos con Dávila Villarreal.
En ella negó lo sucedido y dijo que, por el contrario, él se estaba defendiendo y que jamás usó un arma de fuego.
“Bueno, me encontré con el señor Dávila, que estaba midiendo los terrenos esos y le pregunté que si los estaba midiendo pa’ seguirse robando tierras, en una forma jocosa; y me increpó y me insultó y me tiró un golpe en la espalda y yo le tiré uno que le pegué en la ceja y salió corriendo hacia su carro y se montó y se fue”, dijo en la emisora.
Añadió que, “yo nunca vi armas ni nada. Fue con la mano, no tiene por qué pensar que fue con un arma; con un arma estuviera en la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos)”.
Yo nunca vi armas ni nada. Fue con la mano, no tiene por qué pensar que fue con un arma; con un arma estuviera en la UCI.
José Rafael Abello Silva, alias Mono Abello
Armado hasta los dientes
Sin embargo, este medio tuvo acceso a registros oficiales que demuestran que José Rafael Abello Silva, alias Mono Abello, cuenta con permisos activos para porte y tenencia de cuatro armas de fuego.
Se trata de dos pistolas 9 milímetros marca Browning y Beretta; al igual que un revólver Smith & Wesson y una escopeta Mossberg.
La pistola Browning tiene permiso de tenencia vigente hasta 2029; mientras que el de la Beretta, que es para porte, vence en el año 2022, al igual que el del revólver Smith & Wesson. Y en 2025 vence el permiso de tenencia de su escopeta Mossberg.
Lo insólito es que, pese a la denuncia ante la Fiscalía, una queja ante la Procuraduría y una acción de tutela por violación a derechos fundamentales como el debido proceso y pronta administración de justicia, “el caso sigue engavetado”, aseguró uno de los abogados de las víctimas.
Todos esos elementos sumados a las denuncias por amenazas de muerte, tienen al Mono Abello en el ojo del huracán, no solo de las autoridades, sino de la Sociedad de Activos Especiales (SAE), porque como se recordará, los predios de la finca El Playón o Las Bahamas, sigue confiscado.
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