Clave para el éxito laboral: diferénciate de los demás
“Muchos de nosotros, los trabajadores, a pesar de cumplir nuestros propósitos, podemos llegar a tener una sensación de vacío, inquietud y soledad en nuestro interior”.
Querido trabajador: Se nos ha dicho que debemos esforzarnos en estudiar para obtener un conocimiento técnico y realizarlo en nuestro mundo laboral. Entonces observamos a nuestros compañeros y jefes ejecutando roles específicos según sus grados de experticia y conocimiento.
Esto, en apariencia, no tiene nada de malo o reprochable. Para eso fuimos educados, para trabajar según nuestros perfiles laborales, creyendo, posiblemente, que somos muy felices con lo que realizamos.
Que eres un médico, pues quizás seas feliz atendiendo a tus pacientes; que eres un coordinador logístico, pues también es posible que seas feliz gestionando un movimiento perfecto de artículos para que lleguen a sus clientes.
Todo esto puede ser cierto.
Sin embargo, muchos de nosotros, los trabajadores, a pesar de cumplir nuestros propósitos, podemos llegar a tener una sensación de vacío, inquietud y soledad en nuestro interior. Esto, quizás, porque nos enfocamos en esas labores y no en nuestra personalidad.
Es tan evidente observar cómo se va mermando nuestra personalidad cada día, en las jornadas laborales, que un ejemplo de ello es ver cómo nuestros compañeros se asemejan cada vez más entre sí. Por ejemplo, si alguien dejó caer un papel al suelo, es muy posible que aquel no lo recoja y, por ende, este tampoco.
Así transcurren nuestros días laborales, en medio de personas que cada vez se parecen más entre sí y, lamentablemente, terminan pensando de modo muy similar.
Esto definitivamente es lamentable.
Muchas cosas nos pueden producir miedo, pero perder la chispa de nuestra personalidad en la organización puede ser equivalente a una muerte en vida, a una vela no encendida, a un sol en pleno eclipse.
El talante de muchas de las empresas de hoy está conformado por trabajadores que tienen miedo y que, a su vez, que no desarrollan su personalidad. Como consecuencia de ello, nos convertimos en seres iguales los unos a los otros, con nuestra alma silenciada en un mundo en donde al diferente se le señala o se le aparta de los demás.
Lea, de Diego Hurtado: El arte de trabajar sin miedo
Es precisamente esto en lo que quiero poner el acento, esto es, en que debemos esforzarnos cada día, en nuestros trabajos, en ser diferentes. Todos tenemos muchas cosas similares, como ya lo he dicho, pero también, el asunto es conocerme a mí mismo para saber en qué me diferencio genuinamente de los demás.
Claro, un mundo en donde se nos premia por ser iguales hace difícil esa búsqueda. Pero debes buscar tu yo diferente, conocerlo y fortalecerlo.
Si has identificado que eres diplomático y prudente, pues ponte en marcha y saca a relucir esas virtudes. Que eres alegre y con chispa, pues imprímeles esta alegría a todos tus procesos empresariales. Que has observado cómo alguien ha arrojado basura al suelo, pues recógela, por el bien de todos.
De esto se trata esa búsqueda de ser feliz en el trabajo: de encontrar en ti eso que precisamente te diferencia y potencializarlo todos y cada uno de tus días en tu trabajo.
Que no vayas a trabajar para cumplir unas tareas encomendadas. Que vayas mejor a trabajar para relucir esas virtudes. Cuando haces de esta práctica un hábito, a las pocas semanas, tendrás el deleite, el disfrute de ser tú mismo. Y cuando logras esto, sabrás lo que es el carácter, y que, como decía el filósofo alemán Arthur Schopenhauer, “la mayor riqueza es la personalidad”.
Cuando nos forjamos un carácter, ya no tendremos que esforzarnos por aparentar y agradar a todos. Cuando nos forjamos un carácter, ya vivimos para nosotros, para nuestra alma y no para un jefe o un compañero.
Cuando fortalecemos nuestro carácter, no hay cosa más importante que ser nosotros mismos a través del trabajo asignado en nuestras empresas.
Entonces, querido trabajador: ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a seguir trabajando para no ser señalado y esperar la quincena?, ¿o vas a trabajar por el mero placer de perfeccionarte allí, de diferenciarte de los demás? El primer camino, mucha incertidumbre y desesperanza. El segundo, el camino a la felicidad.
Te recomiendo hacer lectura del libro El arte de ser feliz del autor Arthur Schopenhauer. Lee sus notas: grandes riquezas hallarás allí.
*Diego Fernando Hurtado Guzmán es médico de la Universidad Pontificia Bolivariana (Medellín), especialista en gerencia de salud ocupacional y magíster en bioética de la Universidad CES (Medellín); y expositor a nivel nacional e internacional sobre el trabajo y las humanidades. También se desempeña como docente de cátedra en varias universidades del país. Ha sido premiado con dos galardones internacionales, la Medalla de Oro Mérito Profesional, con distintivo internacional de España; y el Premio Profesor Dr. D. Rafael Ruiz Calatrava, por la Comisión de Honores y Distinciones y Recompensas de España, en 2022. Creador del blog El arte de trabajar feliz. Redes sociales: Facebook: El arte de trabajar feliz Instagram: El arte de trabajar feliz Correo electrónico: [email protected]
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4 Comentarios
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Muchas gracias Doctor Diego Hurtado. La verdad es que nuestros trabajos o empleos, así como tareas domésticas del día a día nos convierten en esclavos de la rutina. Pero al encontrar esa motivación, esa razón de hacer las cosas con amor y motivación…. Esa será siempre la verdadera felicidad de realizar nuestras actividades de la mejor manera posible y lo mejor de todo será disfrutar haciéndolo.
Gracias por sus comentarios y apreciaciones en este tema tan importante sobre nuestras tareas diarias. La verdad siempre comparo siempre la verdadera felicidad con el amor materno el cual ha sido de generación en generación el motor y motivación de nuestra humanidad. Una buena madre nunca se queja de sus labores, todo lo hace con gusto y siempre sin esperar nada a cambio. Todo lo entrega con amor y dedicación, así siempre deberíamos ser en nuestros empleos y que la satisfacción siempre sea nuestra por ser cada vez mejores en lo que hacemos. De mi parte siempre trato de dar lo mejor cada día. Así debe ser.