Expulsado de la JEP: La jugadita que no le salió a Musa Besaile

La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) despejó las dudas que existían sobre el sometimiento de Besaile y la pertinencia de su caso para aportar al esclarecimiento de la verdad del conflicto armado. Queda la inquietud de si el exsenador no dijo lo que realmente conocía sobre parapolítica o no sabía nada y solo quería hacerle conejo a la justicia.

Este lunes la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas concluyó que Musa Besaile no aportó verdad inédita, exhaustiva y detallada sobre sus vínculos con el paramilitarismo. Los magistrados consideraron irrelevantes y faltos de seriedad los testimonios que trataban de dilucidar sus vínculos con las Autodefensas, para lograr su elección como senador, y las maniobras para encubrir ante la Corte Suprema de Justicia los nexos con paramilitares.

Las razones de la expulsión

Cuatro diligencias fueron suficientes para que la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas expulsara a Besaile Fayad de la JEP. A juicio del alto tribunal transicional, el testimonio no “abarca aspectos relevantes de su compromiso con revelar la verdad” de la parapolítica ni da hechos relevantes adicionales “para develar la verdad del conflicto armado”. También conceptuó que “los aportes no son amplios y exhaustivos sobre otras personas que habrían estado involucradas con los hechos que relata”.

Por lo tanto, “los aportes de verdad realizados por el señor Besaile Fayad no cumplen con el requisito de ser una verdad extraordinaria que permita esclarecer aspectos del conflicto armado que no hayan sido conocidos antes por la labor de la justicia ordinaria, u otras jurisdicciones o entidades. Tampoco es una verdad plena que permita el esclarecimiento de los fenómenos macrocriminales y sus impactos“.

Así las cosas, la JEP notificó a la Corte Suprema de Justicia, la Procuraduría y al Consejo de Estado para que asuman la competencia.

Besaile y el “cartel de la toga”

Cabe anotar que el exsenador fue protagonista del denominado “cartel de la toga”. Se trata de uno de los grandes escándalos de la justicia de los últimos años. La investigaciones periodísticas y judiciales demostraron que miembros de la Corte Suprema de Justicia cobraban millonarias sumas de dinero para ‘engavetar’ o precluir investigaciones en contra de congresistas involucrados en delitos como el de la parapolítica.

El escándalo se destapó en 2017. El exsenador por el Partido de la U admitió pagar 2.000 millones de pesos a unos magistrados de la Corte Suprema de Justicia con el propósito de frenar su investigación por parapolítica. En la indagatoria, él dijo que los magistrados Leonidas Bustos y Francisco Ricaurte le exigieron 6.000 millones de pesos pero que solo pagó 2.000 millones. Y afirmó que el soborno se entregó en efectivo por intermedio de exjefe anticorrupción de la Fiscalía General, Luis Gustavo Moreno.

Cuando empezó a funcionar, Besaile pidió pista en la JEP. Según él, su caso de corrupción estaba íntimamente ligado con el conflicto armado. Así que desde 2018, cuando se le dictó resolución de acusación, buscó ingresar a la JEP.

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Una decisión polémica

En enero de 2020, la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas admitió el sometimiento del excongresista Besaile por los delitos de concierto para delinquir agravado, cohecho y peculado por apropiación. En ese momento el tribunal consideró que el testimonio del exsenador podría dilucidar el entramado de la parapolítica en el país y aportar a la verdad y esclarecimiento del conflicto armado.

La JEP tomó el auto de la Corte Suprema de Justicia que aseguraba que “el suspendido Senador Besaile Fayad hizo parte de la alianza paramilitar, constituyendo una pieza en el proyecto político y social del escrutado aparato delincuencial encabezado por Mancuso Gómez, desde que en el año de 1998 integró, en el segundo renglón, la lista a la Cámara de Representantes por el Partido Liberal Colombiano de Miguel Alfonso de la Espriella Burgos (…) y hasta por lo menos, el años 2006, cuando aspiró a ser reelegido en dicha corporación”. Y afirmó que el caso de Besaile podría aportar a la verdad del conflicto armado.

Así la JEP admitió a Besaile. A cambio él se comprometía a “dar aportes de verdad plena, –según el comunicado de la JEP– temprana y fundamentada sobre las estructuras paramilitares con las que tuvo relación para su elección como congresista, con otros agentes del Estado y con empresarios de su departamento, así como con los hechos de corrupción en los que participó con algunos miembros de la Corte Suprema de Justicia”.

La JEP aclaró que no se le darían beneficios y que el exsenador permanecería privado de la libertad.

Un polémico fallo

En gran problema de la decisión es que, bajo el concepto de integralidad, la JEP también asumía los 19 casos en contra de Besaile como el del “cartel de la hemofilia” que, según la mayoría de analistas no tenía nada que ver con el conflicto armado.

La Fiscalía y la Procuraduría se opusieron a que el caso de Besaile entrara a la JEP. El Ministerio público interpuso de inmediato una apelación que fue resuelta por el tribunal transicional en abril de 2020.

En su apelación la Procuraduría argumentó: “resulta poco creíble y riñe con la lógica común que el peculado ideado y acordado desde por lo menos el año 2011, entre Besaile Fayad y Lyons Muskus, a través de hechos conocidos como el “Cartel de la Hemofilia”, tuviera como destino el pago de un cohecho para comprar favores en un proceso penal cuya primera actuación fue la apertura de indagación preliminar hasta el año 2017, es decir, cinco (5) años después, a través de un Auto del 28 de agosto de la Sala de Instrucción No. 2 de la Corte Suprema de Justicia (Rad. 50969) para ocultar las relaciones con el paramilitarismo”.

Luego de revisar el caso, la Sección de Apelación del Tribunal para la Paz confirmó el sometimiento a la JEP del excongresista por el delito relacionado con los dineros entregados a funcionarios judiciales de la Corte Suprema de Justicia. Pero revocó su sometimiento “en el asunto de corrupción conocido bajo el nombre del cartel de la hemofilia”.

Aunque el auto de la JEP pueda pasar desapercibido, sienta un importante precedente para los otros involucrados en el caso del “cartel de la toga” que pidieron pista en el tribunal transicional y para las personas que quieren burlar la justicia acogiéndose a la JEP. Como ha dicho el expresidente del tribunal a distintos medios de comunicación: “La JEP no puede ser un escampadero de políticos”.

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