Fernando Salazar, de Águilas Doradas, ¿directivo, capataz o patrón?
Ni el hecho de tener la atención de la mayoría de fanáticos del fútbol colombiano centrada en el Mundial de Catar ha podido eclipsar los bochornosos incidentes que protagonizó José Fernando Salazar, quien se presenta como dueño del equipo Águilas Doradas, el martes pasado, en el estadio Atanasio Girardot de Medellín.
Tras el encuentro que el Deportivo Independiente Medellín (DIM) ganó 2 a 1, los ánimos quedaron encendidos, pues la derrota le cerró, por ahora, el pase directo de ese equipo, que nació en Itagüí, pero ahora juega en Rionegro (Antioquia), a la final la liga profesional.
Tras el cotejo, Andrés Cadavid, defensa y líder del Medellín, denunció que habría sido intimidado por Salazar y uno de sus hombres de seguridad.
“No estoy de acuerdo con que este señor Fernando Salazar, fuera del estadio, quiera venir a bravearlo a uno. ¿Hasta cuándo?, ¿qué se cree?, ¿cree que estamos en la época de Pablo? Y el escolta dizque yendo a la camioneta a sacar pistola. Se está equivocando, papi, ¿se cree bandido o qué? ¡No más, parcero, no más! No se equivoque que eso no puede ser así, estamos en fútbol en paz”, dijo, alterado, Cadavid, que ayer anotó el primer gol del equipo rojo de penal.
La respuesta del equipo fue publicar un comunicado de prensa en el que negaba lo dicho por Cadavid, además de advertir que Salazar lo denunciaría penalmente.
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Pero la arremetida de Águilas, en vez de calmar las aguas, motivó la publicación de nuevos testimonios y videos que ponen a Salazar en aprietos, frente al silencio de la Dimayor, que debería no solo explicar por qué alguien que posa de dueño o directivo de un equipo, sin serlo oficialmente, puede moverse y actuar con tanta facilidad en camerinos y zonas deportivas de un estadio, sino también fijar una posición frente a lo ocurrido.
Por lo menos, debería abrir un proceso disciplinario, así no terminen en nada, como suele ocurrir en estos casos.
En las redes sociales se conoció un video en el que el propio Salazar, tras el partido que su equipo perdió 2-1 contra el local, ingresa al camerino detrás de sus jugadores y empieza a insultar y los agredir verbalmente y, al parecer, a la terna arbitral, como todo un viejo capataz o dueño de una hacienda en el siglo XIX. Todo, frente a la mirada pasiva de los agentes de la Policía.
En AlRojoVivo, un espacio radial de seguidores del DIM, tal y como lo denunciaron varios medios locales, incluido El Colombiano, tres jóvenes que aparentemente actuaron como recogebolas del juego dijeron que Salazar les habría ofrecido un millón de pesos a cada uno para que le “ayudaran” al equipo dorado.
“Nosotros estábamos parados en la cancha y se me acercó él y nos dijo que nos ofrecía de a un millón de pesos a cada uno para que le ayudáramos, que le preguntara a los de América y Pasto cómo los tenían a los recogebolas”, señaló uno de los tres jóvenes entrevistados en vivo.
Otro más denunció que mientras Salazar descendía las escaleras hacia los camerinos, se tocaba el bolsillo y les decía que vieran “lo que tenía”, y otro más dijo que Salazar les dio la opción de recibir el dinero ahí mismo en efectivo o por transferencia.
Todo lo ocurrido en el Atanasio parece una escena de los años ochenta, cuando el narcotráfico se tomó el fútbol colombiano, aún en los anales la famosa imagen de Hernán Botero, entonces dueño del Atlético Nacional, en la que se le ve en la cancha con un puñado de dólares para, según varios, increparle al árbitro si estaba comprado o, según otros, para ofrecerle un pago.
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3 Comentarios
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Por favor no más violencia entre los hinchas del fútbol dentro y fuera de los estadios. Este Apasionante deporte nos une y siempre habrán muchos perdedores y un solo ganador . En este caso en particular esta perdiendo nuestro fútbol su caprichosa genética no aflora en los niños bajo presión.
Que pena ver de una forma tan evidente a este diario CRITERIO, sin criterio y queriendo incendiar los hechos de una manera irresponsable.
Hasta ahora, lo único que muestran los videos es a este señor enojado y reclamando lo que él considere.
Pero este diario le metió, entre otras historias, hasta la mafia de los 80 y sin evidencia alguna.
El señor salar vivió en Sabaneta y estábamos trabajando en la construcción del éxito de Sabaneta sacando la tierra y la llevamos para una finca y pasábamos por la vereda donde vivía el señor Salazar y varias veces nos agredió y sacaba la pistola y un día le pegó con la pistola
a un compañero de una volqueta el es un altanero y grosero