El fútbol femenino necesita más que 3.000 millones de pesos del Ministerio del Deporte
El anuncio de una inyección de recursos a la liga femenina es una buena noticia, pero no es lo único que hace falta para sacar adelante el fútbol de mujeres en el país.
Por Susana Panesso
Esta semana el Ministerio del Deporte anunció, con bombos y platillos, una inversión de 3.000 millones de pesos en la Liga Profesional de Fútbol Femenino de Colombia. Y sí, el monto es histórico para la competencia que se juega desde 2017.
“En la familia del fútbol jugado por mujeres estamos felices”, le dijo a Diario Criterio Liliana Zapata, gerente del club Formas Íntimas, uno de los pioneros en el fútbol femenino del país, y donde se han formado algunas de las mejores futbolistas colombianas, como Catalina Usme, nominada hace poco por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS, por su sigla en inglés) al reconocimiento a mejor jugadora del mundo en 2021.
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Sin embargo, las irregularidades en la gestión de los recursos inyectados al fútbol femenino en años anteriores generan dudas sobre cómo se aprovechará este dinero. En 2020, por ejemplo, cuando el ministerio destinó 1.500 millones de pesos para la liga profesional, la Dimayor y la Federación no ejecutaron más de 500 millones y los devolvieron al Gobierno. “La suma de 531.708.373 pesos no fue ejecutada, sin afectar el cumplimiento cabal del convenio”, explicó en su momento la FCF.
El problema es que ese dinero se había destinado para apoyar una liga que aún está en pañales, que se hace llamar profesional pero se juega apenas dos meses al año, y en la que la mayoría de las jugadoras reciben un salario mínimo durante la competencia.
La “masacre” del fútbol aficionado femenino
“No podemos desconocer que la Dimayor hace un esfuerzo grandísimo porque paga el alojamiento, alimentación, transporte y la logística de la liga. Pero el fútbol femenino sigue siendo una profesión sin garantías”, aseguró Zapata.
Esto se debe, en parte, a la inestabilidad de la competencia, aspecto que se espera mejorar en 2022 con mayor presupuesto.
“Esperamos que las directivas de la Dimayor y la Fedefútbol sumen a lo que llega del Ministerio del Deporte para una liga más estable y atractiva para el público y los dueños de los clubes. Necesitamos que la liga dure al menos de febrero a junio y empatar con la Copa América”, explicó Liliana.
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Pero más dinero para una liga profesional de seis meses no es lo único que necesita el fútbol femenino en Colombia.
En 2017, con el pitazo inicial de la liga profesional, se dio lo que Liliana llama “la masacre del fútbol aficionado femenino”. Los equipos profesionales reclutaron a jugadoras de clubes como Formas Íntimas, Molino Viejo, Generaciones Palmiranas, Nuevo Milenio, entre otros, que llevan más de 30 años formando mujeres futbolistas en todo el país.
“Nosotras no tenemos derechos de formación, ni dinero por transferencias”, explica Zapata, quien asegura que más que dejar a estos clubes sin jugadoras de élite, el mayor daño lo han padecido las niñas y jóvenes que aún se están formando como futbolistas, pues desde entonces no se juega el Torneo Nacional Interclubes que solía organizar Difútbol.
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Si como dijo el ministro del Deporte, Guillermo Herrera, el pasado 3 de noviembre, al anunciar la inversión, “el compromiso del Gobierno nacional es el de impulsar mucho más el deporte en todo el país y con este aporte al fomento y desarrollo del fútbol femenino (…)”, los recursos no deberían llegar solo a la Liga profesional. Y más allá del dinero se necesitan políticas públicas, locales y nacionales, para un verdadero desarrollo de las mujeres en el fútbol.
Finalmente, pero no menos importante, urge que más empresas privadas se sumen a Cerveza Águila, BetPlay, WIN Sports, entre otras, en el patrocino y respaldo del fútbol femenino. El año que viene, con Copa América a bordo, es la oportunidad perfecta para dar un salto de calidad.
Foto Dimayor
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Buén artículo
Ojalá el Gobierno y las entidades de deporte cumplan su compromiso de impulsar el futbol femenino