César Gaviria, el hombre que aventó al país, sin paracaídas, a las fauces del neoliberalismo
A César Augusto Gaviria Trujillo lo conocí en la universidad Icesi, durante el último viaje que realizó Luis Carlos Galán al Valle del Cauca en su campaña presidencial. Me pareció que no gozaba de mayor popularidad dentro del grupo de amigos de Galán en el Nuevo Liberalismo, quienes constantemente marcaban a presión al líder, mientras Gaviria permanecía solo y desconectado, a prudente distancia del tropel.
Por eso, con mi amigo Jaime Osorio Flórez, lo acompañamos de cerca en la correría de ese fin de semana –que terminó en Cartago– siempre alejados del bullicio y la algarabía que producía el carisma desbordado de Galán. A mí, el dirigente pereirano, que ya había sido ministro de Hacienda y de Gobierno en la administración Barco, me pareció tímido y discreto.
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Cuando a los 18 días de esa correría, la mafia amangualada con sectores mafiosos de la política, asesinaron a Galán en Soacha, no pensé que fueran a escogerlo como candidato presidencial. Me parecía más lógico que prefirieran a Gloria Pachón de Galán, o a alguno de los amigos personales del líder. Al fin de cuentas, a Gaviria se le percibía más como turbayista o como amigo del presidente Virgilio Barco.
Todo se resolvió cuando el joven Juan Manuel Galán, en el Cementerio Central, leyó la carta que catapultó a Gaviria a la Presidencia. En los corrillos se decía que dicha carta la había escrito en realidad doña Gloria, quien estaba pensando más en continuar criando a sus hijos, que en los cálculos que la querían hacer aparecer como una nueva Corazón Aquino, la presidenta de Filipinas, cuyo esposo había sido asesinado tres años antes, en similares circunstancias a Galán.
Gaviria en su presidencia, fue el hombre del “revolcón”. Sin paracaídas, aventó al país a las fauces del libre mercado internacional. Fue un obsecuente seguidor del Consenso de Washington, de los dictados del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Un privatizador a ultranza, que de tajo vendió buena parte del capital público construido en medio siglo: bancos, hidroeléctricas, puertos y aeropuertos. En vender lo público, solo ha sido superado por Uribe. En suma: un hombre de derechas.
Margarita Vidal lo definió como: “Duro, pragmático, calculador, frío, esquivo, soberbio, vanidoso, manzanillo, obstinado, terco… y desdeñoso de principios y valores.” En su presidencia se llevó a cabo la más completa reforma política del país en un siglo.
Tampoco es fácil olvidar que impidió la paz completa, cuando mandó a bombardear Casa Verde, el santuario de las Farc, el mismo día de las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente, y luego se dio sus mañas para evitar que Manuel Marulanda Vélez fuera a la Constituyente y se consolidaran las conversaciones de paz que se estaban cocinando en Caracas con la ayuda del presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez. Ante eso, el comandante guerrillero Alfonso Cano dijo: “Nos vemos dentro de 10.000 muertos”
Y por esa cifra habíamos pasado de lejos, cuando se volvieron a ver, Farc Y Gobierno, en las conversaciones del acuerdo de La Habana.
Su audacia y pragmatismo lo llevó a permitir oscuras alianzas de las fuerzas públicas con los Pepes, con tal de derrotar a Pablo Escobar, y no había terminado su periodo presidencial cuando ya estaba ‘enchanfainado’ como secretario general de la OEA, gracias a sus poderosos amigos de Washington y al trabajo, pagado por los contribuyentes, de su canciller Noemí Sanín.
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Después de los diez años que estuvo en la OEA, se dedicó de lleno como galerista y coleccionista de arte moderno. Incluso alcancé a pensar que llegaría a ser tan buen expresidente como Belisario. Pero no. Lo de él era la política. “Jamás he intentado pintar nada. Esa no ha sido mi vocación. Como tampoco ha sido la música. Ya quisiera tocar una guitarra”.
También tuvo sus delirios de arrepentimiento. Fue tal su contribución a la quiebra del aparato productivo de Colombia que, en septiembre de 2006, admitió que había sobrevendido el modelo neoliberal y sus asimétricos Tratados de Libre Comercio: “Reconozco mi cuota de culpa de haber creído que esos cambios económicos iban a generar crecimiento sostenido“.
Ahora, lleva tantos años dirigiendo al Partido Liberal, con las riendas siempre cargadas a la derecha, que lo tiene a punto de su extinción. Recientemente, Piedad Córdoba dijo que había enterrado 150 años de historia y convertido al liberalismo en una “funeraria política”. Le recordó que por mera sed burocrática, había sido artífice del gobierno catastrófico de Iván Duque. Y concluyó, de manera premonitoria, que lo volveremos a ver en estas elecciones colgado del caballo ganador, siempre y cuando venga de la derecha.
Las últimas actuaciones de Gaviria le dan la razón a la dirigente del turbante, pues se olvidó de sus anteriores pataletas con Uribe, e hizo infructuosas llamadas telefónicas a los magistrados en su defensa, para intentar convencerlos de que votaran positivamente la tutela que propiciaría que la Fiscalía archivara el famoso proceso en contra de Uribe.
Pero no es solo eso: los gritos a Alejandro Gaviria, con lo que cerró su fugaz padrinazgo; su reconocida enemistad con la Coalición Esperanza; sus diferencias abismales con Gustavo Petro; y su apoyo en la segunda vuelta a Duque en los pasados comicios, me inclinan a pensar que lo poquito que quede del Centro Democrático, como lo poquito que quede del Partido Liberal en manos de Gaviria (unos congresistas aferrados a unos avales), llegarán a la Coalición de la Experiencia, más temprano que tarde.
Allá se sentirá cómodo Gaviria y experimentará la que será su última derrota política, derrota que traerá la caída del modelo neoliberal, ese mismo que impuso cuando aventó al país, sin paracaídas, a las fauces del libre mercado internacional.
23 Comentarios
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Cómo siempre es un placer leerte.
Un análisis preciso sobre la carrera de la Funeraria Gaviria, como llaman al enterrador del Partido Liberal. Es increíble que una colectividad que ha tenido las mentes más brillantes de la política colombiana, haya tolerado dos líderes tan grises y tan nocivos como Turbay y César Gaviria. Por fortuna el primero está bajo tierra y la carrera política del segundo tiene sus días contados.
Muy buena descripción de un politiquero que se pega del sol que más alumbre, sin importarle los principios y filosofía de un partido político. Y que le vende el alma al diablo, si es necesario, para obtener sus apetitos personales.
Certero y “cerrero”, como siempre Pedroluis.
Este nefasto personaje es de ingrata recordación para todos, pero de infame recordación para mí y el gremio del cine y la publicidad, ya que su primera acción de gobierno empezando 1991, fue eliminar de un tajo la restricción que por una norma existía, para traer al país los comerciales de productos extranjeros, que debían de realizarse en nuestro suelo y por nacionales.
Esta norma durante casi 30 años, fomentó la industria del cine ya que los realizadores de entonces, como Sergio Cabrera, Ciro Durán, Julio Luzardo, Lisandro Duque y otros muchos incluyendo al suscrito, nutrían sus proyectos cinematográficos de esos ingresos publicitarios, lo que nos permitía comprar tecnología y equipos de última generación y nos mantenía “En la cresta de la ola”.
Muchos de nosotros le prestamos nuestros equipos a otros realizadores que no tenían acceso a ellos.
Esa decisión terminó con muchas empresas publicitarias. Sobre todo, con las emergentes que sobrevivían de los buenos pagos de las multinacionales.
Jamás volvieron a contratar a un colombiano y desde entonces nuestra TV se llenó de anuncios “agringados” doblados en México.
Entre 1991 y 1995, se cerraron más de 40 empresas productoras de comerciales o derivaron hacia otras áreas de la economía. Sobrevivimos, no mucho tiempo, los que hacíamos animación.
Excelente y certero análisis del patrón del escuálido y agonizante liberalismo.
Ponderado y bien documentado analisis que evidencia tu gran madurez como intérprete de la historia política de Colombia… Felicitaciones
Y qué tal su sacamicas Rudolf Hommes ahora disfrazado de progresista y cómo olvidar a su “amigo” De la Calle a quien dejó en la ídem con esa conejiada que le metió en 2018? Tiene más credibilidad un fósforo de palo
Mejor descripcion no se podía hacer de este ENTERRADOR del país y del partido. 😏😏
Y lo peor es que las escisiones del partido liberal que están en la coalición de La Esperanza, en los cuales Sánchez Cristo, Humberto de la Calle, ideológica y practicamente no se diferencian de las posturas neoliberales de su exjefe, y aún más, dispuestos a apoyar la candidatura de un personaje como Fajardo claramente de derecha y neoliberal y con investigaciones de malos manejos fiscales y de ineficacia administrativa. Si algo hay claro en este momento de crisis política en la que estamos, es que tanto la coalición de La Esperanza como la coalición de La Experiencia deberían juntarsen y darnos a conocer sus propuestas, para tener con que comparar con las que propone el Pacto Histórico.
¡Excelente artículo, respetado don Pedro Luis!…
Sobran los comentarios.