El glamur de abandonar un hijo y de esclavizar a una mujer

Violar a una mujer y abandonar a un hijo solamente puede ser bello en la mente de un sociópata, así el violador sea el David de Miguel Ángel o el Nobel de donde quiera que sea.

El hijo de un mafioso italiano se obsesiona con una mujer muy atractiva. Su fijación llega a tal intensidad que la secuestra, la hace prisionera en su castillo y le advierte que tiene 365 días para enamorarse de él.

La película está en alguna de las plataformas que hay en el mercado y es un éxito confirmado. Los reclamos airados y sanguinarios del movimiento feminista, esperables y, además, justificados, no se han visto, y si existen, no han trascendido, y si han trascendido no han hecho la menor mella en el contenido referido. ¿La razón?, el secuestrador, abusador y violador es, ¡en serio!, un ejemplar de la belleza masculina digno de ser comparado con el David de Miguel Ángel.

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Michele Morrone es el nombre de pila de este fenotipo que, no exagero, se puede parar al lado de la estatua de mármol ubicada en Florencia y haría sentir envidia a la obra del maestro del renacimiento. No tengo duda de que es gracias a su figura que la furia femenina se disipa y se reencuadran los valores para poder apreciar la belleza del ejemplar sin cuestionar la mazamorra ética que se cocina en los valores de la historia.

Al parecer, como lo dijo Andrés Valencia, director de cine y televisión colombiano, la carga ofensiva de un abuso es muy grave si proviene de un pobre chibcha o similar, pero no es así cuando el abusador es un hombre de la belleza de Morrone.  ¿Todo bien?, no sé. Para un espectador hedonista de mente construida y madura, probablemente la película será una pseudo golosina intrascendente que proyecta imágenes bien logradas de una relación perversa entre dos bellos animales racionales.

No tengo idea de qué efecto causará este contenido en la mente blanda de un adolescente, mujer u hombre, que se exponga a esta historia. Buena pregunta. Sería prudente pronosticar que en los valores del receptor quede instalada la idea de que el procedimiento es legítimo y que, por más resistencia que ofrezca una mujer objeto de deseo, si se le presiona, se le apresa y se le fuerza, terminará, no solamente admitiendo el acceso, sino que, además, se mostrará agradecida y finalmente enamorada. ¡Podría pasar! Bien por Morrone, no sé por la humanidad.

Gabriel García Márquez abandonó a una hija

Gabriel García Márquez abandonó a una hija. Y vamos a decirlo de una vez por todas, eso no tiene nada que ver con lo que ha escrito, de eso no me ocupo. Tampoco me voy a ocupar de la doble moral del Nobel que vendía una imagen política socialista y liberal, pero vivía en una dimensión elitista de aristocracia tropical. Me voy a quedar en la recién aparecida virtud de Márquez, (así le dicen en Europa a García, no a lo que hizo).

El hombre se desliza en el lecho de una mujer de la mitad de su edad, le pone los cachos a la esposa y embaraza a la flamante amante, ¿resultado?, una hija sin apellido de padre y oculta y vergonzante por los primeros 30 años de su vida.

Escondida detrás de un premio nobel, una fama infinita, un prestigio inconmensurable, una admiración ciega y desmesurada, y una hipocresía solamente bien descrita en las obras que el mismo Márquez genialmente le dio a la humanidad. Nada extraño, todo indica que la virtud de la pluma de Márquez es inversamente proporcional a la coherencia de sus valores.

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Por fortuna Olga Gayón, desde Bruselas, levanta la mano y en su escrito para El Espectador: ‘Treinta años de soledad para Indira y la indignidad eterna para García Márquez, se separa del rebaño hipócrita que, deslumbrado, por el premio Nobel trata, ahora, de convertir en acto poético el abandono de una hija. ¡Bello gesto!

El dolor de la negación de un progenitor desaparece en la pluma de los áulicos del escritor costeño que le aplauden la treta del abandonador y la presentan como un hecho enriquecedor en la vida del padre de ‘Cien años de soledad’, y también, por cierto, partidario activo de la campaña que llevó a Andrés Pastrana a la presidencia de Colombia. 

Sumo mi exclamación a la de Olga Gayón, violar a una mujer y abandonar a un hijo solamente puede ser bello en la mente de un sociópata, así el violador sea el David de Miguel Ángel, o el Nobel de donde quiera que sea.

3 Comentarios

  1. Excelente columna. Son dos cosas muy diferentes: la obra de un gran escritor que no cuestiona la nota y su vida personal incoherente con su doble discurso hipocrita presentandose por un lado con una “imagen politica socialista y liberal ” pero que le fascinaba y vivia dentro de la elite clasista no solo nal sino internacional.
    Igual paralelo en otro contexto con la imagen presentada por Ingrid Betancur otra oportunista e hipocrita como bien le dijo a quien censuraba. Estos personajes famosos manipuladores de opinion que presentan un doble discurso, y que los medios de comunicacion por temor a perder lectores o seguidores no se atreven a cuestionar.

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