Guaviare, una joya turística para descubrir después de la pandemia
La pandemia golpeó a las comunidades que viven del turismo en esta región. La mayoría de los atractivos están cerca a San José del Guaviare, la capital del departamento. En ellos se cuentan gastronomía exótica, pinturas rupestres, paisajes naturales y nadar con delfines.
Pacho repite como una letanía: “Tatis, tati bella, tati hermosa”. Y les dice a los turistas que también las llamen —o los llamen— y que si quieren cambiarle el nombre lo hagan con confianza. “Si hay buena ‘vibra’ —dice— las toninas salen a jugar”.
Francisco Maya Sarmiento es el nombre de pila de Pacho, un campesino que llegó del eje cafetero y se asentó en el municipio de San José del Guaviare hace 37 años. Y aunque era temeroso del agua, ahora es uno de los guardianes de los delfines, a los que llaman toninas, que nadan en la laguna Damas de Nare.
Algunos lugareños dicen que es el hombre que más los consiente, al que más quieren, y por eso cada vez que llega a la laguna es más probable que se asomen a saludar, y que jueguen con los nadadores que quieran sumergirse.
Los delfines y nadar con ellos es uno de los atractivos que más seduce en el listado de planes del turismo de Guaviare, que se vio aporreado por la pandemia y que de a poco ha venido levantándose con la reactivación económica y como la promesa que puede ayudar a mover la economía de esta región del país.
La pandemia fue un golpe, pero este departamento también sufrió los embates del conflicto armado. Tras la firma del acuerdo con las Farc hace cinco años, los vientos que soplan llegaron con oportunidades para potenciar —y a la vez cuidar— la biodiversidad. Se volvió la posibilidad para que los colombianos y los extranjeros descubran los secretos que conserva una de las joyas amazónicas.
Las facilidades para llegar hasta Guaviare ahora se ampliaron, lo que favorece la presencia de los visitantes: por tierra desde Bogotá está a unas seis horas y por aire, también desde la capital del país, el vuelo dura 45 minutos.
Arte rupestre
La Serranía de La Lindosa tiene una extensión de unas 29.000 hectáreas y está cargada de diversidad. En su interior se pueden descubrir arte rupestre, ríos de colores —como en el Parque Nacional Natural La Macarena— y múltiples especies de fauna y flora.
El guía turístico profesional Edwin Alexander Barreto, cuenta que La Lindosa y el departamento fueron declarados áreas protegidas de importancia arqueológica por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh).
Y cuenta que este es uno de los detalles coquetos de la región para seducir al turista. Cerro Azul, Raudal del Guayabero Angosturas Dos, Nuevo Tolima y Sabanas del Venao es donde se encuentran pinturas rupestres, algunas tienen más de 12.000 años de antigüedad y muestran labores de la cotidianidad como la pesca y la caza.
Barreto cuenta que de a poco se ha venido haciendo un trabajo con los habitantes del departamento para evitar que aumente la ganadería extensiva y se puedan cuidar las especies de animales, plantas y árboles.
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Un atributo del Guaviare y La Lindosa es que son como una representación en pequeña escala de lo que es el Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete que en 2018 fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.
Al Chiribiquete no se puede entrar, pero en el Guaviare sí se pueden recorrer múltiples rincones.
Formaciones rocosas
La Puerta de Orión está a unos 30 minutos de la capital, San José del Guaviare. El municipio tiene cerca de 60.000 habitantes y empezó a tomar forma en la década del sesenta con la llegada de hombres y familias de varios lugares del país con la propuesta de tierra de hombres, para hombres sin tierra.
Y aunque con el crecimiento se apuntó a una economía creciente desde la agricultura y la ganadería, la dirección que se le ha dado busca mostrar la riqueza natural y la Puerta de Orión es una de ellas.
Es una formación rocosa, gigante, que emula una puerta con una ventana circular natural en la parte superior. Está en La Lindosa, sobre el denominado Escudo Guyanés, una formación de rocas compuestas por sedimentos del periodo Cuaternario. Estas grandes rocas, en otras palabras, son como ver monumentos de arena compactada.
Cesar Arredondo es biólogo y guía turístico y cuenta que el nombre es porque además de parecer una puerta en cierta época del año se puede ver a través de la ventana redonda la constelación de Orión.
Arredondo, además, es uno de los líderes del avistamiento de aves en la región. Para los amantes de los pájaros, llegar a Guaviare es encontrar un paraíso con docenas de especies para observar.
De nuevo en Damas de Nare
César García tiene cara de niño y se ríe por casi todo. Habla poco, está atento a todo lo que se dice. Junto a 14 compañeros exintegrantes de las Farc, conformaron Manatú —Maravillas de la Naturaleza—, “una empresa hija del proceso de paz y ofertamos turismo de naturaleza. Pensamos en el turismo porque es una de las mejores apuestas que le podemos regalar a la comunidad para la protección del medio ambiente”.
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Relata que el turismo es una apuesta para el crecimiento del Guaviare y a partir de este “generamos país y reconciliación, no solo con las personas, sino con el ambiente natural”. El saber del grupo está enfocado en compartir con los visitantes y llevarlos a través del avistamiento de aves, de fauna y que puedan disfrutar nadando con los delfines.
Pacho suele llegar a llamar a las toninas antes de cada visita y luego va y se despide a solas. Es el ritual que tiene con los delfines. No solo con ellos, también con los primates. Para este guía una visita a la región es la posibilidad de conectarse un pedazo de Colombia que aún guarda sus secretos.
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