“En mi vida pasada fui colombiano”: Guho Cho, traductor coreano invitado a la FILBo 2022

El profesor coreano Guho Cho habló con Diario Criterio sobre su labor como traductor de obras latinoamericanas, su pasión por Colombia y los retos de su profesión.

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Guho Cho es el puente literario entre Corea y Colombia. Estudió licenciatura en español en la Universidad Hankuk de Estudios Extranjeros en Seúl y es doctor en literatura latinoamericana de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá.

Empezó a estudiar español en Corea, pero llegó a Colombia a ponerlo en práctica. Asegura que el español de este país es “mucho más bonito que el de España“: “Acá las paisas hablan con voz melódica, hay un ritmo en el lenguaje colombiano”

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Además de su profunda admiración por Gabriel García Márquez, sus autores favoritos del momento son Mario Vargas Llosa y Juan Gabriel Vásquez.

“Me gusta traducir del español al coreano porque en el proceso de traducción aprendo más cosas. Yo ya conozco la lengua coreana. Con el texto español aprendo muchísimo, encuentro cosas nuevas, geniales, del modo de vivir de la gente y el mundo ajeno”, expresa.

Diario Criterio conversó con Guho Cho sobre su amor por Colombia, los retos de traducir del español al coreano y sus autores admirados de América Latina.

Guho Cho: el puente literario entre Corea y Colombia

Diario Criterio: ¿Cómo nació su pasión por el español? 

Guho Cho: Yo quería ser abogado o algo así, pero de repente me pasó la idea de que aprender español sería muy bueno para el futuro porque en aquel entonces la gente no hablaba español y solamente ahora 14 universidades están enseñando el español en Corea, pero en ese entonces había solo una, de donde me gradué. 

Diario Criterio: Usted sale de su pueblo en Corea para estudiar licenciatura en español en Seúl. ¿Qué pensaba de este idioma en esos primeros años universitarios ? 

G.C.: Decidí estudiar eso porque creía (y creo) que el español es muy vasto, porque el mundo es muy amplio, tiene recursos en muchos sentidos.

El español era un mundo desconocido y yo he sido un aventurero, así que quería conocerlo mejor. 

Mucha gente hace cosas para sobresalir y ser un pionero, y eso era lo que quería. Ser pionero es muy importante aunque el camino es muy difícil, sin embargo, cuando hay un destino o una meta concreta el camino no es tan complicado. Abrir el camino es mucho más importante. 

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Diario Criterio: Después de graduarse hizo un doctorado en la Javeriana y pasó por estudios académicos en el Instituto Caro y Cuervo. ¿Por qué escogió Colombia como un destino para pulir su español y crecer profesionalmente? 

GC.: Gabriel García Márquez recibió el primer Nobel de Literatura del país en 1982 y en ese momento yo era estudiante del departamento de español, entonces Gabo me impactó mucho. Empecé a leer sus novelas y quería saber y conocer más sobre la cultura colombiana. Luego decidí tomar el Seminario Andrés Bello de Caro y Cuervo, que es gratuito, y en aquel entonces unos miembros de mi familia vivían aquí, otros amigos y profesores ya habían estudiado en Colombia, así que ellos me recomendaron venir. 

Diario Criterio: Hablando de Gabriel García Márquez, diferentes traductores han dicho que traducir sus obras a otras lenguas ha sido un reto, por sus formas narrativas, sus descripciones y la jerga colombiana usada en sus obras. ¿Cómo ha sido para usted traducir los libros del Nobel colombiano?  

GC.: Mucha gente dice que leer la obra de Gabo es un rompecabezas, pero para mí no es. Cada vez que me encuentro con un nuevo texto tengo dificultades y miedos, pero al encontrarme con Cien años de soledad, Gabriel García Márquez no me dio ningún miedo. Eso fue lo que pasó, misteriosamente. 

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Pienso que es un tipo de concatenación. Anteriormente, éramos amigos con Gabo, quizá en la vida anterior (risas). Sus palabras y sintaxis es muy complicada, pero a mí me parece demasiado lógica. Las expresiones colombianas no me daban miedo, tengo amigos y profesores extranjeros que me ayudaban a resolver mis inquietudes. He podido traducir sus textos imaginando mi vida pasada en Colombia, recuperando y evocando las charlas durante mis viajes. 

Diario Criterio: Es decir, ¿usted cree que en su vida pasada fue colombiano? 

GC.: Claro que sí. Casi innatamente hay en mi cabeza cosas de este país. Seguro en mi vida pasada fui colombiano (risas).

Diario Criterio: Además de Gabo, usted ha traducido al coreano otros escritores latinoamericanos. ¿Tiene algún libro o autor de preferencia además del colombiano? 

G.C.: Mario Vargas Llosa. De él traduje El sueño del celta. Juan Gabriel Vásquez me encanta, su novela ha sido muy favorita para los lectores coreanos. Hace poco terminé de transcribir La forma de las ruinas (una novela voluminosa) y se va a publicar a mitad de año para presentarse en la Feria Internacional del Libro de Seúl. 

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Diario Criterio: ¿Ha transcrito algún libro de escritoras mujeres? 

G.C.: Isabel Allende y traduje Malinche de Laura Esquivel. 

Diario Criterio: ¿Cuál es el reto más complejo de ser traductor? 

G.C.: Primero, yo no sé muy bien el español. No puedo manejarlo bien. Todavía me da mucho miedo hablar con un nativo, o un hispano parlante. Suelo consultar en el diccionario frecuentemente, busco en internet cómo decir algo, con qué palabra coreana corresponde mejor expresar algo. 

Segundo, la autosatisfacción. La traducción nunca se termina, yo cambio, percibo la sensibilidad lingüística cada vez más, entonces no quiero terminar la traducción porque mañana me puede salir otra palabra más adecuada. 

Diario Criterio: Sobre ese último punto, ¿cuántas veces tiene que cambiar sus traducciones? 

G.C.: Usualmente reviso tres veces. Aunque no me llegue la confianza de concluirla. Los editores de la compañía me molestan mucho pidiendo todos los días que les entregue la traducción, entonces abandonando mi autosatisfacción, entrego. 

Guho Cho durante conversatorio en FilBo 2022. Foto: Centro Gabo.
Guho Cho durante conversatorio en FilBo 2022. Foto: Centro Gabo.

Diario Criterio: ¿Y lee sus traducciones publicadas? 

G.C.: Casi no, porque abro una página cualquiera y me doy cuenta de algún error, noto cada detalle, entonces me da miedo. 

Diario Criterio: Respetar el estilo del escritor y sus formas narrativas es un reto tanto para el editor como para el traductor. ¿Qué hace usted para no chocar con el estilo literario de los autores que traduce? 

G.C.: Siempre respeto el estilo del autor. Antes de empezar la traducción o antes de que la casa editorial me contrate, explico mi postura como traductor: respetar el formato original. Yo trato de corresponder al autor. Por ejemplo, en el caso de Cien años de soledad, la puntuación de la versión coreana es igual al de la original. 

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Por ejemplo, en el fragmento donde se queja la Fernanda son casi tres páginas sin punto, y yo lo traduje así. Cuando el editor arregla las cosas a su propio gusto yo aclaro que no hay que cambiarle cosas. 

Un lector debe conocer, experimentar cosas desconocidas. ¿De que sirve algo a lo que estás acostumbrado? Hacemos yoga para utilizar un músculo que no utilizábamos y así es la literatura.

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5 Comentarios

  1. Me informan que sería mejor poner la imagen del libro que tradujo el señor Guho Cho. El título del libro en coreano es ‘ 백년의 고독‘ muy diferente al que pusieron ‘백년 동안의 고독‘. Es similar pero hay mucha diferencia de sentido y significado. ‘백년의 고독‘ sería más fiel y da respeto al autor.

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