El incomunicado
Adversarios y simpatizantes del presidente Petro coinciden en señalar que él y su equipo de trabajo tienen graves problemas de comunicación. Así lo han visto y analizado periodistas y medios de comunicación. Miren, no más, los siguientes ejemplos.
Solo 23 días después de empezar este gobierno, Yolanda Ruiz publicó en el diario El País de España una columna en la afirmó que “este Gobierno de vértigo ha tenido serios problemas para comunicar ideas, proyectos y ausencias”. El siguiente 5 de octubre, el periodista Juan Sebastián Lombo, de El Espectador, tituló así su escrito: “¿Es equivocada la estrategia de comunicación del gobierno Petro?” Y, el 2 de noviembre, en el portal Las2Orillas, Mariana Garcés expresó: “El gobierno se raja en comunicaciones: mensajes contradictorios, ministros descoordinados. Es vital que diga de manera clara y sencilla qué hace y para dónde va”.
En el largo listado de defectos encontrados a la administración en materia de comunicaciones, resaltan tres: no tiene una única vocería, de modo que el Gobierno nacional aparece descoordinado y con fuertes contradicciones en su interior; sus integrantes no comunican bien, ni a tiempo los logros obtenidos, con lo que se facilita la propagación de malos entendidos y de interpretaciones falsas acerca de las obras de gobierno; por último, le falta una estrategia y una red de medios que confronten con verdades, lucidez y buen gusto las noticias antigobiernistas, no siempre ciertas, que circulan como si fueran producto de sesudas investigaciones periodísticas.
Esa especie de carencia mediática gubernamental ha servido para que la opinión pública pueda escuchar, leer y ver, en vivo y en directo, los argumentos de los analistas, periodistas y dirigentes de la oposición. Eso, paradójicamente, ha servido al presidente: le ha sido útil para mantener su imagen positiva.
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La explicación de esa paradoja es que la ausencia de una vocería única del gobierno ha obligado a los partidos de oposición a enfrentarse con distintas versiones del discurso oficial. Esto los fuerza a presentar variadas y, a veces, contradictorias razones de su hostilidad a los planes gubernamentales. Así, sus dirigencias y sus periodistas afines suenan ridículos y tercos. En contraste, Petro aparece como el estadista que convoca voluntades y acerca posiciones, aun en su propio equipo de trabajo.
Algo similar ocurre con otro de los defectos de comunicación del actual gobierno: puesto que no divulga ni bien, ni a tiempo, los avances en la construcción de las políticas, planes y proyectos, la oposición confronta más los anuncios que el presidente Gustavo Petro hace en Twitter, que hechos políticos realmente existentes. Mientras tanto, el presidente y su equipo elaboran proyectos de ley, escuchan críticas, reformulan sus propuestas y logran, en el Congreso de la República, la aprobación de nuevas normas que les permitirán ejecutar su plan de gobierno.
Una vez más, las formas torpes de comunicación gubernamental conducen a que la oposición se desprestigie sola y a que el presidente eleve sus índices de aprobación.
El último defecto por mencionar consiste en que todavía está el vacío de una estrategia de gobierno y de un grupo de medios de comunicación orientados a enfrentar y derrotar, tanto las interpretaciones negativas de hechos políticos producidos por él mismo, como las noticias falsas que le fabrican en su contra. Esa carencia le ha dado, también, al Pacto Histórico algunos réditos políticos.
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Si bien la nueva administración del país tiene en contra a los grandes medios de comunicación, a sus periodistas y a algunas personas que influyen en las percepciones políticas de la ciudadanía, hay, también, una amplia gama de organizaciones sociales y comunitarias y de medios y opinadores independientes que movilizan a la ciudadanía difundiendo sus propios puntos de vista, cercanos, evidentemente, al proyecto político del Pacto Histórico.
Aunque, también es un hecho que muchos de estos grupos, medios y personas no están interesadas en hacer parte de una estrategia/red para defender el gobierno. Prefieren, siempre, mantener un apoyo crítico e independiente. Y, desde esa postura, enfrentan las noticias y las versiones creadas por los adversarios políticos de la administración actual. Así, el gobierno Petro-Francia mantiene la cercanía y el prestigio con esa parte, tan dinámica, de la sociedad civil.
Una primera conclusión de esta mirada a las carencias de Petro y su equipo en materia de comunicaciones es que no se necesita ser afecto a ellos para reconocer que, hasta sus peores falencias, les han dejado ganancias políticas. Y que muchas de estas ganancias las han obtenido gracias a la movilización social que no cesa –aunque ya no tenga la característica de estallido social– y a la labor que hacen los medios e influenciadores independientes.
La segunda conclusión es que, más que medios de propaganda oficial o piezas comunicativas en las que se explique la supuesta incontrovertible verdad en la que todas y todos debemos creer, se necesita promover una cultura política que le permita a la ciudadanía dudar, preguntar, mostrar sus desacuerdos y divergencias y ayudar a construir las políticas públicas y las formas de convivencia pacífica.
Una última conclusión: hasta ahora, cada falencia y cada error en las comunicaciones del gobierno se han convertido en puntos a su favor. Pero ha llegado el momento de que éste y su bancada parlamentaria asuman que el análisis pausado y profundo y el reconocimiento de sus propios errores, da mejores frutos éticos y políticos. Y los deja bien comunicados.
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Para los que no estamos en el país y no vemos televisión lo que el gobierno Petro – Francia es una gran incógnita. La semana pasada alguien me preguntó si era verdad que el gobierno estaba negociando con los carteles de la droga? no supe ni a qué contexto se refería? Supuse que se refería al tema de la paz total pero después de campaña no tengo acceso a mucha información, excepto diálogos con el ELN…