Hamilton Naki, el increíble ‘cardiólogo autodidacta’
De las historias asombrosas e insólitas que se han tejido en el planeta, pocas tan sorprendentes como la de Hamilton Naki, un negro talentoso y apacible que nació en 1926, en una aldea sudafricana deprimida que fue convertida en gueto por el sistema del apartheid.
Naki llegó a ser el asistente quirúrgico del médico cirujano sudafricano Cristiaan Barnard, el superstar que realizó el primer trasplante de corazón.
El apartheid fue un sistema que avergonzó la raza humana y que se practicó desde el siglo XIX por los colonos blancos de origen Neerlandés (afrikáner) contra la población aborigen.
Nelson Mandela, el último gran líder del planeta, preso por ese sistema durante 27 años, escribió: “era un delito atravesar una puerta solo para blancos, montar en un autobús solo para blancos, beber de una fuente solo para blancos o caminar por una calle solo para blancos. También era un delito no tener una cartilla de pase, así como que en la libreta en cuestión figurara una firma equivocada; era delito estar desempleado y también trabajar en el lugar equivocado; era delito vivir en ciertos lugares y era delito no tener donde vivir.”
En 1948, entre otras muchas abominaciones, se prohibieron los matrimonios interraciales, se castigaron las relaciones sexuales entre individuos de “raza” diferente y se confinó obligatoriamente a la población no blanca en sitios alejados e inhóspitos llamados guetos o bantustanes. Ah, y se desconocieron y pisotearon los talentos negros.
Naki creció en la pobreza, la segregación y el sometimiento, pese a lo cual, sus padres lograron enviarlo a la escuela donde aprendió a leer, a escribir y las operaciones elementales de las matemáticas. Muy joven, no obstante que estaba prohibido el traslado desde los bantustanes a las ciudades, Naki logró llegar a Ciudad del Cabo, donde sobrevivió a la buena de Dios, hasta que logró trabajo como jardinero, en la universidad de Ciudad del Cabo.
Los primeros años, Naki se ocupó en cuidar los jardines y el césped de la cancha de tenis de la universidad, hasta que, en 1954, fue seleccionado como ayudante por el doctor Robert Hans Goetz —para esa época, hacía investigaciones en animales de laboratorio—, del hospital Groote Schuur, para que se ocupase de la limpieza de las jaulas de perros y cerdos.
Naki, que sobresalía por su responsabilidad, perseverancia y habilidad manual, empezó anestesiando los animales, luego se hizo cargo de los cuidados posoperatorios y el suministro de medicamentos. Con el tiempo, gracias a sus manos precisas y firmes, terminó trasplantando órganos en mandriles, cerdos, perros, conejos y pollos.
Tiempo después, el doctor Goetz se trasladó a Nueva York, donde realizaría el primer bypass exitoso en arteria coronaria humana e inventaría el balón de contrapulsación aórtica, que sirve para aumentar la circulación de la sangre durante la fase diastólica.
Mientras eso ocurría, el doctor Cristiaan Barnard se encontraba estudiando cardiología en la Universidad de Minnesota. Allí fue alumno del doctor Norman Shumway, famoso por sus estudios con medicamentos inmunosupresores, y quien lo familiarizó con la técnica de trasplantes en animales.
Cuando Barnard regresó a Suráfrica a trabajar en el hospital Groote Schuur, rehabilitó el laboratorio de cirugía experimental del doctor Goetz, conoció a Naki y lo incorporó a su equipo de trabajo. El hospital dio el permiso, con la condición de que su papel se mantuviera en secreto, puesto que las leyes del apartheid le prohibían a un negro tratar con carne o sangre de blancos.
Por la destreza de Naki, Barnard lo encargó primero de la esterilización y el cuidado del instrumental quirúrgico; después, de las tareas posoperatorias, hasta que llegó a ser asistente quirúrgico del equipo. Se asegura que en esa época asombraba a sus compañeros por su delicadeza para suturar pequeños vasos sanguíneos y realizar anastomosis.
El mismo Barnard dijo a los medios que Naki “Tenía mayor pericia técnica de la que yo tuve nunca. Es uno de los mayores investigadores de todos los tiempos en el campo de los trasplantes, y habría llegado muy lejos si los condicionantes sociales se lo hubieran permitido”.
El 3 de diciembre de 1967, cuando gracias a Barnard, por primera vez en la historia de la humanidad un corazón humano latió en dos personas, se asegura que Naki fue quien extrajo el corazón de la donante fallecida en un accidente automovilístico y se lo entregó a Barnard para que lo instalara dentro del tórax de Louis Washkansky.
La polémica sobre su participación en la operación subsiste hasta el día de hoy pues, para algunos medios, “Naki no participó en el primer trasplante de corazón, nunca operaba en humanos ni trabajaba en el Hospital Groote Schuur”. No obstante, en una entrevista concedida al corresponsal de la BBC de Londres, en Ciudad del Cabo, Naki reveló su participación.
En cualquier caso, sin reclamar absolutamente nada y sin amarguras en su corazón, el jardinero jovial se jubiló en 1991 con una pequeña pensión de 275 dólares. Arregló un autobús y lo convirtió en una clínica móvil para seguir ayudando a sus congéneres.
Dos años después, Nelson Mandela puso fin de forma pacífica al oprobioso sistema del apartheid y llegaron los reconocimientos para Naki: el doctorado honoris causa en Medicina por la Universidad de Ciudad del Cabo y la Orden Nacional de Bronce Mapungubwe, una de las mayores condecoraciones del país.
Hamilton Naki murió en el 2005, paradójicamente, de un infarto cardiaco. El gobierno sudafricano creó la beca “The Hamilton Naki Clinical Scholarship, con la finalidad de formar médicos de todo el mundo en la investigación clínica de diferentes áreas”.
Naki fue un ser sencillo con una grandeza descomunal a quien el azar lo llevó a realizar faenas de extrema complejidad y cuyo legado ni siquiera las bestias del racismo lograron pulverizar.
12 Comentarios
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Que buen relato Pedroluis. Tu reciente intervención al corazón tuvo este efecto, me imagino.
El autodidactismo y el empirismo, que no son lo mismo (salió en verso, jejeje), aunque se complementan; son la base del conocimiento, de la ciencia y sobretodo del arte, desde siempre; por lo menos para mí que he sido los dos.
Diseñar formas de aprender lo que le interesa es del autodidacta y es del empírico saber que la creación o el conocimiento es verdadero, funcional, eficaz, cuando se confirma en los ensayos de prueba y error.
Las dos formas de aprendizaje requieren de ingredientes similares: curiosidad, creatividad y perseverancia, entre otros.
No conocía esta bonita historia de autosuperación en medio de condiciones tan adversas. Gracias por traernosla.
Espero verte pronto y reanudar nuestras amenas tertulias y botadas de corriente.
Aún albergo el deseo de construir un relato para niños con tus conocimientos sobre el agua y, sobretodo, tu gracia para contar.
¡Abrazo fraterno Pedroluis!
Pedro Luis, excelente relato sobre el doctor Naki y sobretodo lo de la discriminación de la gente negra y que afortunadamente tuvimos a un Nelson Mandela que nos libero de tanta esclavitud, para mí un ícono cómo ejemplo de toda la humanidad. Gracias por tu columna que cada que envías la leo con mucho entusiasmo y la leo en voz alta para que me escuchen hasta los vecino. Abrazos
Confirmación de la grandezas y miserias del animal humano. Cuánto enanismo ético en esa raza blanca que instituyó el racismo como un refuerzo de su miserable poder militar, al servicio de su voraz apetito de riquezas. Que Naki alcanzara a desarrollar una pequeña parte de su gran inteligencia bajo una reglas tan infames como las del criminal apharteid de los colonizadores neerlandeses, alemanes e ingleses es un milagro de la resiliencia de la comunidad negra e india frente a la infamia de los colonizadores. Pedro, qué buenas columnas nos has regalado a tus amigos y lectores, información de la mejor comunicada con maestría sin alardes.
Excelente narración dónde se pone de presente el espíritu de superación. Buen ejemplo
Esta es una de esas historias de superación personal dignas del humanismo de los seres sencillos, gracias a Naki por inspirar a otros a servir con calidez y pese a las dificultades. Viva la madre África, viva su herencia origen de todo.
La práctica y la repetición de ejercicios que llegan a la especializacion es como se construye la Experiencia. Y eso es lo que no tienen muchos gobernantes, especialistas Teóricos, camuflados en solo ideologías, seudo intelectuales vendedores de ilusiones que legislan desde los escritorios. Y en el campo agropecuario y de reformas, “hasta la mierda los enviaste”
Aún subsiste en el mundo esa tara mental llamada racismo, ahora minoritaria en relación al pasado, que se disipa levemente de nuestras memorias con historias tan extraordinarias, sublimes y reales como ésta. Gracias por compartir. Cada pueblo oprimido por el colonialismo, de hecho, ha tenido muchos Naki, ejemplo de lucha, sacrificio y heroísmo en el anonimato.
Muchos hombres humildes no han llegado llegado lejos por el egoísmo humano ,Jhon Edison Murillo Echeverry es una mente afrocolom biano poderosa que conoce la estructura para hacer puentes como el de la 68 en Bogotá y sin ser ingeniero,un inspector de obras con estudio de tecnología en administración de empresas.
Me interesó la nota que grande ese hombre, leo por qué próximamente debo operarme del corazón para el cambio de la válvula mitral obstruida.
Felicitaciones a todos los que comentaron, es un reconocimiento a quien escribió y a esa persona tan notable.
Volví a leerlo, ya la conocía. Dios y sus portentos todos somos sus hijos con diferentes talentos.
Muchas gracias por dar a conocer tan hermosa e interesante historia e información, sobre un personaje de la medicina. El cuál, aún sin asistir a un aula universitaria, logró la grandeza de un médico cirujano cardiologo.
Esas son las historias dignas de leer y publicar.