El fracaso de EE. UU. en la guerra contra las drogas en Afganistán

En 2002 Afganistán tenía unas 74.000 hectáreas cultivadas de amapola. Ahora la cifra supera las 224.000 y el país es el mayor productor de heroína y opio en el mundo.

Entre los años 2000 y 2001 Afganistán registró una gran reducción en los cultivos de amapola, al pasar de 82.172 hectáreas a 7.606, aproximadamente, según un informe que publicó entonces la Organización de Naciones Unidos (ONU). La ONU atribuía esa caída a que en el 2000 los talibanes habían prohibido los cultivos de amapola en las áreas que controlaban.

Sin embargo, todo empezó a cambiar a partir del año siguiente. En 2002 Afganistán registró 74.000 hectáreas cultivadas y a partir de 2004 nunca bajó de las 100.000, de acuerdo con el reporte más reciente de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD). En 2017 llegó al récord de 328.000 hectáreas y para 2020 se estimaron 224.000, con un incremento de 37 por ciento en comparación con 2019.

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Actualmente, Afganistán produce entre el 80 y el 90 por ciento del opio y la heroína que se consume en el mundo. Y los talibanes se han lucrado con ese negocio. Entre 2011 y 2012, por ejemplo, sus ganancias por el tráfico de droga ascendieron a 100 millones de dólares, de acuerdo con la ONU.

El fracaso en la guerra contra la heroína y el opio en Afganistán

En octubre de 2001, un mes después del atentado a las Torres Gemelas, Estados Unidos inició su invasión a Afganistán, con la que buscaba combatir a Al Qaeda y los talibanes.

Desde entonces y hasta 2020, el país norteamericano se gastó 815.770 millones de dólares para la guerra de Afganistán, según datos oficiales del Departamento de Defensa. El pasado 16 de agosto, el propio presidente Joe Biden aseguró que el gasto ha sido de un billón de dólares.

Sin embargo, la Universidad de Brown, en un informe publicado el pasado 1 de septiembre, advierte que la cifra podría ser mucho mayor si se tienen en cuenta otros gastos como, por ejemplo, la atención actual y futura a los veteranos de ese conflicto. Así las cosas, los costos relacionados con la guerra en Afganistán superarán los 3,4 billones de dólares.

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Ahora bien, entre 2002 y 2017 Estados Unidos destinó 8.623 millones de dólares para todo lo relacionado con la lucha contra las drogas en Afganistán, de acuerdo con datos oficiales. La cifra puede parecer poco representativa en comparación con todo lo que se ha gastado en la guerra, pero no deja de ser impresionante.

Del dinero usado para la lucha contra las drogas, 1.312 millones de dólares llegaron al fondo para las Fuerzas de Seguridad Nacional Afganas —las mismas fuerzas que terminaron derrotadas por los talibanes— y se usaron, principalmente, para fortalecer el grupo élite de aviación militar.

También se destinaron 4.500 millones para interdicción, 938 millones para erradicación de cultivos, 1.460 millones para programas de desarrollo alternativo y 184 millones para “movilización de apoyo político”, dice el informe de 2018 del Inspector General para la Reconstrucción de Afganistán (Sigar, por sus siglas en inglés).

Los errores

El Sigar dice que si bien han aumentado las hectáreas cultivadas de amapola entre 2019 y 2020, “el valor de la economía de los opiáceos” se ha mantenido estable desde 2018. Sin embargo, en su informe de 2021, el Sigar reconoce que se cometieron errores y hubo aspectos que no se tuvieron en cuenta. Por ejemplo, aunque en 2016 ya se había advertido, la corrupción del gobierno afgano permitió que parte del dinero que aportó Estados Unidos se desviara a una red que incluía a “funcionarios, traficantes de drogas, criminales transnacionales y grupos insurgentes y terroristas”. Esto, sin duda, pudo ser un factor que les facilitó a los talibanes lucrarse de la heroína y el opio.

Por otro lado, el Sigar resalta que la amapola es una “póliza de seguro atractiva” para los cultivadores que están “atrapados en medio de la guerra”, pues es fácil de transportar y pueden almacenarla hasta que mejoren “las condiciones de mercado o de seguridad”.

Aunque el informe no lo menciona, quienes hacen las incisiones para extraer el opio de la amapola pueden ganar hasta seis dólares por día, es decir, 50 por ciento más de lo que recibirían trabajando en otros cultivos, de acuerdo con la ONU. A esto se suma que en 2019 al menos 119.000 personas trabajaron de tiempo completo en la recolección de amapola.

El Sigar dice que las áreas de cultivo de amapola han estado bajo control de los talibanes, lo que dificulta las labores para erradicar o interceptar la heroína ya producida. De hecho, desde contratistas hasta agentes de la DEA y miembros de las fuerzas armadas afganas y estadounidenses fueron asesinados en esas misiones, según el informe.

Asimismo, los militares afganos nunca pudieron asegurar de forma permanente las zonas de cultivos.

Ahora, con miles de millones de dólares gastados, es claro que los esfuerzos de Estados Unidos para luchar contra las drogas en esta guerra de 20 años no han dado los resultados esperados. Según la ONU, para 2020 se estimó que el potencial de producción de opio en Afganistán podría ser de 6.700 toneladas, por un valor que va de los 300 millones a los 400 millones de dólares.

Los talibanes han dicho que, tras su llegada al poder, prohibirán todo lo relacionado con el narcotráfico. La promesa parece difícil de cumplir.

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