Luz en Hidroituango: ¿por qué es importante que sigan los mismos constructores?
Tal y como se había previsto, Empresas Públicas de Medellín (EPM) y CCCI, el consorcio a cargo de Hidroituango, firmaron un acuerdo hasta por 11 meses para que sigan adelante con las obras, tiempo que serviría para encender una de los ocho turbinas y dejar una segunda muy cerca de su funcionamiento.
Claro que, tal y como se firmó, el contrato también le daría energía al alcalde Daniel Quintero para mantener su amenaza de sacarlos definitivamente del proyecto y usarlo como una espada de Damocles contra estas empresas y parte del empresariado antioqueño.
Según lo anunció el gerente de EPM, Jorge Carrillo, las empresas Camargo Correa, Conconcreto y Coninsa Ramón H –empresas que conforman el consorcio CCCI– tendrían que destinar los tres meses finales de esa prórroga para adelantar un empalme con un nuevo constructor, en caso de que se decida abrir una licitación para buscarlo, algo que tampoco se ve fácil de hacer en ese tiempo.
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Este acuerdo prácticamente se había acordado el pasado 25 de noviembre, pero al día siguiente la Contraloría General de la República ratificó su fallo de responsabilidad fiscal por 4,3 billones de pesos contra 26 personas naturales y jurídicas, lo que generó un caos, al punto de oscurecer el futuro de la obra.
Al final, prácticamente todo se resolvió con otro acuerdo, firmado entre Mapfre y EPM, en el que la aseguradora se comprometió a pagar 3,84 billones de pesos que, junto con otras pólizas y bienes embargados, alcanzarán a cubrir los 4,3 billones de pesos que la Contraloría cree que se perdieron por las obras y contingencias de la megacentral.
Ahora, con el anuncio de extender el contrato, todas las aguas vuelven por fin a aquietarse y les permite a todos los involucrados empezar a ver la luz al final del túnel del caso Hidroituango.
Más que energía, una luz de esperanza
Más allá del anuncio, que implicaría ejecutar obras por cerca de un billón de pesos, lo importante de encender las dos primeras turbinas es empezar a tomar de nuevo el control de la presa y disminuir al mínimo los riesgos que existen para millones de personas aguas abajo de la represa. También será un alivio económico para EPM y para el país.
Como se recuerda, lo grave del colapso de los túneles de desviación, en 2018, fue que los constructores perdieron el manejo de toda el agua represada, que se convirtió en una peligrosa bomba que podía destruir e inundar una parte muy importante de la Región Caribe. Esto se logró reducir a un mínimo de riesgo cuando los constructores pudieron terminar el vertedero y usarlo como una vía de emergencia para desaguar el inestable caudal del río Cauca.
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Pero los vertederos están hechos para emergencias y no como parte operativa las 24 horas del día, siete días a la semana, 365 días del año. El camino lógico para sacar el agua de la presa es por el cuarto de máquinas y las turbinas, aguas abajo.
Retomar el control definitivo de Hidroituango es la ruleta rusa con la que el alcalde Quintero, los constructores y la clase política han estado jugando tras el pulso de poderes.
Además de volverle a poner el seguro a esta especie de granada, una vez se enciendan las turbinas, EPM podrá, por un lado, comenzar a facturar toda la energía que empiece a producir y reducir las multas y sanciones que puedan sobrevenirle por parte de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) en 2022 si no entregan al sistema la energía que se comprometió. “A la fecha, EPM ha tenido que pagarle a la Creg unos 56 millones de dólares, pero las más graves pueden estar en 2022 si no cumplen”, le dijo un comisionado a Diario Criterio.
Según EPM, en los próximos meses se deben instalar los equipos electromecánicos y transformadores, el blindaje de los pozos de presión verticales y los trabajos subacuáticos para la limpieza de las captaciones.
Ahora bien, varios expertos e incluso miembros de la junta directiva de EPM consideran que lo más indicado es que los actuales constructores terminen toda la obra, sin más sobresaltos de licitaciones o amenazas de detener las obras.
Por lo pronto, los actuales contratistas tienen energía en firme hasta finales del próximo año. Lo demás dependerá de lo que decidan EPM o el acalde Quintero.
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En todo caso, es importante que Hidroituango empiece a generar porque aleja la posibilidad de que haya un apagón en Colombia y, al haber más energía, podría abaratarse el precio para los consumidores finales.
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