¿Debería ser internet un derecho humano básico?
Un estudio británico concluyó que internet es necesario para acceder a educación, salud, trabajo y vivienda. Por otro lado, en Colombia, la pandemia del covid-19 aumentó el ausentismo escolar, y, peor aun, hay municipios que ni siquiera cuentan con servicio estable de luz.
Con reportería de Thalif Deen.
Un estudio reciente de la Universidad de Birmingham (UoB), en el Reino Unido, propone ahora que internet y el acceso en línea sean declarados un derecho humano básico y autónomo.
“Las personas de todo el mundo dependen tanto del acceso a internet para ejercer sus derechos socioeconómicos, como la educación, la sanidad, el trabajo y la vivienda, que el acceso en línea debe considerarse un derecho humano básico”, afirma el estudio publicado a comienzos de abril.
Merten Reglitz, profesor de ética global en la UoB, publica sus conclusiones en un informe titulado Politics, Philosophy & Economics (política, filosofía y economía) y aboga por convertir en un derecho humano autónomo al acceso a internet, basado en que es una necesidad práctica para una serie de derechos humanos socioeconómicos.
El profesor también pide que las autoridades públicas proporcionen acceso gratuito a internet a quienes no puedan permitírselo, así como formación en competencias digitales básicas para todos los ciudadanos y protección del acceso en línea frente a injerencias arbitrarias de estados y empresas privadas.
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Reglitz declaró, al presentar el estudio, que “internet tiene un valor único y fundamental para la realización de muchos de nuestros derechos humanos socioeconómicos. Permite a los usuarios presentar solicitudes de empleo, enviar información médica a los profesionales sanitarios, gestionar sus finanzas y negocios; hacer reclamaciones a la seguridad social y presentar evaluaciones educativas”.
¿Qué es un derecho humano?
La Organización de Naciones Unidas (ONU) define los derechos humanos como “derechos inherentes” a todas las personas, “sin distinción de raza, sexo, nacionalidad, etnia, idioma, religión o cualquier otra condición”.
En 1948, la Asamblea General de la ONU proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo aniversario número 75 se conmemora este año.
Entre los derechos enunciados figuran la vida y a la libertad; a no ser sometido a esclavitud ni tortura; a la libertad de opinión y de expresión; al trabajo y la educación; entre muchos otros, a los cuales todas las personas deben tener acceso, sin discriminación.
Eso es especialmente importante en los países del Sur en desarrollo, donde el acceso a internet puede marcar la diferencia entre recibir una educación, mantenerse sano, encontrar una vivienda y conseguir un empleo.
“Incluso si las personas tienen oportunidades fuera de línea, como acceder a planes de seguridad social o encontrar vivienda, están en desventaja comparativa respecto a quienes tienen acceso a internet”, remarca el estudio de la UoB.
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“La estructura de internet permite un intercambio mutuo de información que tiene el potencial de contribuir al progreso de la humanidad en su conjunto debería protegerse y desplegarse declarando el acceso a internet un derecho humano”, añadió docente.
“El acceso a internet se está convirtiendo en la nueva brecha de género. Cuando las mujeres no pueden acceder a la educación en línea, buscar un trabajo mejor remunerado, gestionar de forma independiente sus finanzas o crear una empresa con su propio sitio web, es inevitable que la brecha de igualdad entre hombres y mujeres aumente”, afirmó Gibson.
Seguridad en línea y abuso laboral
Para Amanda Manyame, consultora en Derecho y Derechos Digitales de Igualdad Ya, internet desempeña un papel central para garantizar la plena participación en la vida social, cultural y política, pero no estar seguro en línea disuade a muchas mujeres y niñas de conectarse cuando está disponible.
“Como parte de garantizar la participación digital, deben tenerse en cuenta los problemas de seguridad en línea, tales como la explotación y el abuso sexual en línea, especialmente en relación con las mujeres y las niñas que se ven afectadas de manera desproporcionada”, le dijo a Inter Press Service.
Sin embargo, Ruediger Kuehr, jefe de la Oficina en Bonn del Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional y la Investigación (Unitar) y director del Programa de Ciclos Sostenibles (SCYCLE), dijo a Inter Press Service que ese último programa aún no ha investigado a fondo el acceso a internet.
“Pero sabemos, por nuestras actividades diarias, que el analfabetismo, la disponibilidad de dispositivos finales, puntos de acceso y los sistemas de energía estables son también factores limitantes para el acceso”, destacó.
Añadió que “muchos sostienen que los envíos de dispositivos finales usados ayudarán a cerrar la brecha, también haciendo que las máquinas estén disponibles a un precio asequible para la mayoría de la población”.
Sin embargo, adujo, “resulta que muchas de estas máquinas ya no son utilizables. Demasiados de los países receptores carecen de la infraestructura, las políticas, legislación y los sistemas necesarios para abordar la cuestión de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos”.
Y sin todo eso, argumentó, las consecuencias medioambientales, económicas y sociales también serán enormes, “provocando contaminación, pérdida de recursos escasos y valiosos; creación de empleos primitivos que ni siquiera cumplen las mínimas normas de seguridad y sistemas”.
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Hogares sin internet, en desventaja educativa
El estudio de la UoB esboza varias áreas en las que también en los países del Norte industrial el acceso a internet es esencial para ejercer los derechos humanos socioeconómicos. Por ejemplo, los estudiantes de hogares sin internet están en desventaja a la hora de obtener una buena educación escolar con ayudas esenciales para el aprendizaje y materiales de estudio en línea.
Además, la prestación de asistencia sanitaria a comunidades remotas puede ser complicado, sobre todo en Estados Unidos y Canadá. La opción en línea puede ayudar a colmar esta laguna.
Por otro lado, en muchos países desarrollados, una parte importante del mercado de la vivienda de alquiler se ha trasladado a internet. Asimismo, acceder a estos servicios públicos hoy en día suele ser excesivamente difícil sin acceso a internet.
También resalta que los puestos de empleo se anuncian cada vez más en tiempo real, a través de internet, y los ciudadanos deben poder acceder a los sitios digitales pertinentes para hacer un uso efectivo de su derecho al trabajo.
La investigación de Reglitz también destaca problemas similares para las personas sin acceso a internet en los países del Sur en desarrollo. Por ejemplo, 20 por ciento de los niños de 6 a 11 años no asisten a la escuela en África subsahariana.
Por ello, muchos niños se enfrentan a largas caminatas hasta sus escuelas, donde el tamaño de las clases suele ser muy grande, en instalaciones en ruinas, insalubres y con un número insuficiente de maestros.
Con esa situación como contexto, “las herramientas de educación en línea pueden marcar una diferencia significativa, permitiendo a los niños que viven lejos de las escuelas completar su educación. Si el material didáctico está disponible en formato digital y los alumnos no tienen que compartir libros, se puede enseñar a más alumnos de forma más eficaz”, destacó el académico en ética global.
Colombia rural, incomunicada
Aunque la inasistencia escolar creció en todo el país por el inicio de la pandemia por covid-19, ya que pasó de 2,7 por ciento en 2019, a 16,4 por ciento en 2020, el impacto más fuerte se registró en las regiones.
De hecho, mientras que en 2019 solo el 4,8 por ciento de los menores de edad que vivían en zonas rurales no iban al colegio, en 2020 esa cifra se elevó a 30,1 por ciento.
Los datos del Ministerio de Educación hablan de 243.801 estudiantes que desertaron de los sectores oficial y no oficial en 2020, primer año de la pandemia. Esta cifra está marcada por los efectos de la desigualdad en Colombia, pues la mayoría de estos estudiantes hacen parte de familias con bajos recursos o que viven en zonas apartadas, sin acceso a internet.
Vaupés, Amazonas, Vichada, Chocó y La Guajira fueron los departamentos más afectados por la inasistencia. Juan Daniel Oviedo, exdirector del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), explicó que las cifras demuestran que al menos uno de las niñas, niños y jóvenes entre 6 y 16 años, que hacen parte de un hogar, no acceden a la educación.
Entonces, el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), del total de matriculados en colegios y escuelas del país, solo el 67 por ciento de los estudiantes de 15 años tenía conexión a internet, 62 por ciento tenía un computador y 29 por ciento, un software educativo especializado.
Esas cifras deja a Colombia en uno de los peores lugares en materia de acceso a herramientas digitales en la región, pues es superado por Brasil, Chile, Panamá, México, Costa Rica, entre otros.
¿Internet a municipios sin luz?
Es más, según el DANE, mientras que, en 2020, el 66,6 por ciento de los hogares de las cabeceras municipales contaban con acceso a internet, en los centros poblados y zonas rurales dispersas tan solo 23,9 por ciento tenían el servicio. “Vaupés, con el 3,1 por ciento, fue el departamento con el menor porcentaje de hogares que accedían a internet”, señala la entidad.
Cabe señalar que este problema de brecha digital aumenta con las fallas en el acceso a otros servicios públicos. En Guaviare, por ejemplo, los estudiantes sufren la falta de internet y de luz eléctrica.
“En el municipio de Miraflores fue imposible ejecutar los recursos de conectividad porque allí solo hay electricidad unas horas al día, por medio de una planta. Se instalaron los aparatos, pero todos se quemaron”, dijo a Diario Criterio Alexandra Rayo, secretaria de Educación.
Para las personas de los países del Sur —dijo Reglitz en el estudio—, el acceso a internet también puede marcar la diferencia entre recibir un nivel adecuado de atención sanitaria o no recibir ninguna.
Examen de ojos por celular
Las herramientas sanitarias digitales pueden ayudar a diagnosticar enfermedades. Por ejemplo, en Kenia se ha utilizado un kit portátil de examen ocular, basado en un teléfono móvil inteligente para examinar la vista e identificar a las personas que necesitan tratamiento, especialmente en zonas remotas donde el personal de salud es escaso.
En los países en desarrollo, la gente a menudo también se enfrenta a la falta de bancos físicos, y el acceso a internet hace posible la inclusión financiera de grandes grupos poblacionales hasta ahora marginados.
Las pequeñas empresas también pueden recaudar dinero a través de plataformas de crowdfunding (microfinanciación colectiva) en línea. El Banco Mundial prevé que las sumas recaudadas en África por estas plataformas pasen de 32 millones de dólares en 2015 a 2500 millones en 2025.
Bloqueos de internet durante manifestaciones sociales
Mientras tanto, en un informe publicado en junio de 2022, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU afirmó que “se han subestimado enormemente” los dramáticos efectos reales de los bloqueos del acceso en línea en la vida de las personas y en los derechos humanos, e insta a los estados miembros a que “no impongan cortes de internet”.
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“Con demasiada frecuencia, los principales canales o redes de comunicación enteras se ralentizan o bloquean”, dice el informe, añadiendo que esto ha privado “a miles o incluso millones de personas de su único medio para ponerse en contacto con sus seres queridos, continuar con su trabajo o participar en debates o decisiones políticas”.
El informe arroja luz sobre el fenómeno de los cortes temporales de internet, analizando cuándo y por qué se imponen y examinando cómo socavan una serie de derechos humanos, en primer lugar, el derecho a la libertad de expresión.
“Los cierres pueden significar un bloqueo total de la conectividad a internet, pero los gobiernos también recurren cada vez más a prohibir el acceso a las principales plataformas de comunicación, a reducir el ancho de banda y limitar los servicios móviles a velocidades de transferencia 2G, lo que dificulta, por ejemplo, compartir y ver vídeos o emisiones de imágenes en directo”, se argumenta en el informe.
También indica que #KeepItOn, un coalición de 243 organizaciones de 105 países que buscan registrar y poner fin a los apagones de internet en todo el mundo, documentó 931 cierres entre 2016 y 2021, en 74 países, con algunos de ellos bloqueando las comunicaciones repetidamente y durante largos períodos de tiempo.
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El informe destaca que los cortes en las comunicaciones digitales son indicadores claros de un grave deterioro de la situación de los derechos humanos.
A lo largo de la última década, han tendido a imponerse en momentos de mayor tensión política, habiéndose registrado al menos 225 apagones durante manifestaciones públicas por demandas sociales, políticas o económicas.
También se registraron bloqueos en el acceso a internet cuando los gobiernos llevaban a cabo operaciones de seguridad, restringiendo gravemente la vigilancia de los derechos humanos y la presentación de informes al respecto.
Según el informe de la ONU, en el contexto de conflictos armados y durante manifestaciones masivas, el hecho de que la gente no pudiera comunicarse y denunciar rápidamente los abusos parece haber contribuido a aumentar la inseguridad y la violencia, incluidas graves violaciones de derechos humanos.
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11 Comentarios
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Buén informe y si creo que el servicio de Internet es un derecho humano básico para la Educación el trabajo la cultura y hasta la salud
Gracias por la reflexión. El acceso al servicio a internet debe considerarse un derecho humano básico, pues, como ya lo indica, facilita y mejora las condiciones de vida que, hoy en día, se encuentran desde los servicios en línea. El problema básico a resolver en nuestro país será también el que las comunidades alejadas de las ciudades no cuentan ni con los servicios básicos de agua y electricidad constante, como para pensar en el acceso a internet. Esto es un buen debate que deberá ser planteado como proyecto desde el congreso. Ojalá así sea.