Invertir en salud ahora sí es buen negocio para la gran banca multilateral
Los directores generales del Fondo Monetario Internacional (FMI), del Banco Mundial (BM), de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicaron y firmaron en el Washington Post, por primera vez en la historia, una columna de opinión que plantea la necesidad de conseguir 50.000 millones de dólares para vacunar a gran parte de la humanidad.
La columna, titulada: “Aquí está nuestro plan para aumentar el acceso a las vacunas y terminar rápido la pandemia”, que a la vez es un llamado sin precedentes, merece algunos comentarios.
Vea la columna: https://www.washingtonpost.com/opinions/2021/05/31/why-we-are-calling-new-commitment-vaccine-equity-defeating-pandemic/
Es claro que esta inyección gigantesca de dineros públicos en el sector salud sería más que bienvenida, y todo un giro de posición, pues antes de la crisis sanitaria del Covid-19, el FMI y el BM nos decían que no había dinero disponible para la salud. Ahora, de repente, nos dicen algo que la OMS no se ha cansado de repetir desde hace 20 años: la inversión en salud beneficia la economía. El llamado afirma que “Ha quedado muy claro que no habrá una recuperación generalizada de la pandemia sin el fin de la crisis sanitaria”.
¿De dónde vendrían los 50.000 millones de dólares?
Unos 35.000 millones (o billones si los giran los gringos) serían subvenciones tipo “grants” de los países miembros del G-20 y los 15.000 millones restantes vendrían de los gobiernos “apoyados” por los bancos de desarrollo incluido el Banco Mundial, que aportaría 12.000 millones en su financial facility for vaccination. Dicho apoyo sería en calidad de préstamos otorgados por los bancos a los gobiernos de los países no miembros del G20.
¿Qué pretenden hacer con los 50 billones de dólares?
“Vacunar aproximadamente el 30 por ciento de la población de todos los países del mundo antes del final de este año (2021) y llegar al 60 por ciento en el primer semestre de 2022”. Se vuelve a la idea que se planteó el año pasado de vacunar al mismo tiempo al 30 por ciento de la población del mundo sin seguir el lema del expresidente de Estados Unidos Donald Trump: “mi país primero”, que al final han seguido en silencio y sin vergüenza todos los países industrializados. Hoy, solo el uno por ciento de la población de los países menos desarrollado ha sido vacunada, como lo recuerda el llamado de las cuatro instituciones.
Vea comunicado de la OMS al respecto: https://www.who.int/es/news-room/commentaries/detail/a-new-commitment-for-vaccine-equity-and-defeating-the-pandemic
¿Cómo quieren llegar al objetivo de vacunar al 30 por ciento de la población mundial para finales de este año?
A través de la alianza Acelerador ACT y su programa Covax, que en los 14 meses que lleva de creado, demostró su incapacidad para ejecutar las metas de carácter voluntario, debido al nacionalismo practicado por las naciones industrializadas que acapararon la inmensa mayoría de vacunas contra el covid para ellas mismos. Desafortunadamente, los cuatro directores de grandes instituciones no mencionan cómo asegurar el correcto funcionamiento del Covax.
En la 74 Asamblea Mundial de la Salud que acabó de terminar el pasado 1 de junio tampoco definió mecanismos para que el actual mecanismo del Covax funcione. Uno de los principales resultados de la reunión fue la de estudiar la conveniencia de un tratado vinculante contra las pandemias, en otra asamblea extraordinaria que tendrá lugar en noviembre de 2021. Algunos, debido a la urgencia de la crisis mundial que atravesamos, hubiéramos pensado que la decisión sería el inicio inmediato de negociaciones para un tratado internacional, pero no, la decisión se pospuso 6 meses hasta Noviembre y no para empezar a negociar sino para ver la conveniencia de un tratado.
Aunque el llamado es positivo y no se puede sino alegrar de que sumas tan astronómica podrían conseguirse para el sector salud, habría que tener cuidado de que no se quede en anuncios grandilocuentes como los que estamos escuchando desde mayo del 2020.
El presidente francés Emmanuel Macron anunció en mayo del 2020, junto con otros jefes de estado, que las futuras vacunas contra el coronavirus serían “bienes públicos mundiales”. La semana pasada Macron, en su visita a Suráfrica, ratificó este concepto, mientras su propio país se opone a una excepción temporal a las patentes de vacunas solicitada por la India y Suráfrica, apoyada por más de cien países en la OMC. Si las vacunas para luchar contra una pandemia fuera realmente bienes públicos mundiales no hubieran debido ser patentadas y no se estaría solicitando una excepción hoy a las patentes.
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Inyecciones de dineros públicos, de los que se puede beneficiar desproporcionadamente la industria farmacéutica, como es el caso de las vacunas contra el coronavirus, deberían estar supeditados a condiciones muy claras que aseguren la transparencia, pero en especial, y el interés público.
¿No sería esta la oportunidad para crear o reforzar polos regionales de producción de vacunas en América Latina, África y Asia por parte del sector público? O, ¿vamos a dejar que la principal arma para luchar contra esta y futuras pandemias esté en las manos y la lógica del comercio de mercancías?
La conclusión es la a misma que plantearon los cuatro directores plantearon en su columna: “cuanto más esperemos para actuar, más costosa será la acción, tanto en sufrimiento humano como en pérdidas económicas”.
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