Joe Biden, el gran señalado del ascenso talibán y el fracaso estadounidense en Afganistán

La imagen de Joe Biden en su residencia de descanso de Camp David mientras recibe informes sobre la situación en Kabul, Afganistán, resume en buena parte el desastre que ha resultado el ascenso talibán en territorio afgano en menos de 10 días. En la fotografía, publicada por la Casa Blanca, Biden parece totalmente aislado, en una habitación vacía y sentado en una mesa larga con asientos desocupados.

En realidad, está hablando por videoconferencia con sus asesores diplomáticos y de seguridad. Pero muchos medios estadounidenses, incluidos algunos progresistas, han opinado que la foto fue un error de comunicación oficial. Solitario y resguardado: la imagen representa el que es considerado el primer gran error de la presidencia de Biden en materia internacional.

Joe Biden supervisando la situación en Afganistán desde Camp David. Foto: AFP

Cabe recordar que Biden, a pesar de que ha dejado de lado la actitud provocadora de Donald Trump, ha sido continuista con las políticas exteriores de su predecesor republicano. Tanto con la crisis en Cuba, los bombardeos israelíes en Palestina y la guerra comercial con China han marcado esta tendencia.

Lo propio hizo con el conflicto en Afganistán, en donde Trump había firmado una tregua condicionada por el retiro de las tropas estadounidenses. Biden dio el siguiente paso, y fijó como fecha límite para la retirada el 11 de septiembre, décimo aniversario del atentado a las Torres Gemelas. A la salida vertiginosa de las tropas estadounidenses la siguió el ascenso de los talibanes. En cuestión de días conquistaron las grandes ciudades del país, y con apenas oposición.

“No me arrepiento”

Biden defendió su decisión. El mandatario dijo en conferencia de prensa que “estoy profundamente entristecido por los acontecimientos. Pero no me arrepiento de mi decisión de poner fin a la guerra de Estados Unidos en Afganistán”. Unos 20 minutos dedicó el mandatario demócrata a un discurso televisado a la nación desde la Casa Blanca, muy esperado luego de varios días de silencio ante el histórico avance de los talibanes y la huida el domingo del presidente afgano, Ashraf Ghani.

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Según Biden, Washington les dio a los afganos “todas las oportunidades para determinar su propio futuro”, pero no pudo darles “la voluntad” de pelear por eso. “Las tropas estadounidenses no pueden ni deben luchar y morir en una guerra que las fuerzas afganas no están dispuestas a luchar por sí mismas”, enfatizó.

Biden desestimó las críticas de que la evacuación es una debacle, señalando que la prioridad es detener una guerra que se extendió mucho más allá de su objetivo inicial. Recordó que su intención era castigar a los talibanes por sus vínculos con Al Qaida después de los ataques del 11 de septiembre de 2001. “Nunca se suponía que la misión en Afganistán fuera construir una nación”, dijo, y prometió que a pesar de la salida de las tropas estadounidenses, las operaciones antiterroristas continuarán.

Críticas lapidarias a Biden

Pero las excusas no parecen suficientes. El diario The New York Times fue contundente: “La historia recordará que Joe Biden fue quien presidió la humillante conclusión de la experiencia estadounidense en Afganistán”. Apenas unas semanas antes, Biden aseguró que el ascenso talibán no era “inevitable”, y que Kabul estaba en total seguridad.

Esto también fue antes de que las cadenas de TV transmitieran imágenes de helicópteros estadounidenses sobre Kabul. Las imágenes recordaron la evacuación en pánico de la embajada estadounidense en las últimas horas de la guerra de Vietnam en 1975, un escenario que Biden también había descartado secamente.

Queda por ver a quién culparán los estadounidenses por esto y si tendrá un impacto político duradero.

Los talibanes han tomado el control de las principales ciudades de Afganistán. Su próximo objetivo: Kabul. Foto: AFP
Los talibanes tomaron el control de las principales ciudades de Afganistán en menos de diez días. Foto: AFP

Como escribió Steve Coll en The New Yorker, que Biden culpe abiertamente a los afganos de no detener a los talibanes es un grave error. Coll planea que “puedo entender la frustración que los funcionarios estadounidenses han tenido con el gobierno de Kabul durante los últimos veinte años. Ha sido un camino muy accidentado y no todo es culpa de los presidentes, vicepresidentes y asesores de seguridad nacional de Estados Unidos”.

Sin embargo, sentencia que “sugerir que el pueblo afgano no ha hecho su parte es una especie de traspaso de culpa que no solo es injustificable sino indignante. Los afganos ahora han sufrido generación tras generación no solo de guerras continuas sino de crisis humanitarias, una tras otra. Y los estadounidenses deben recordar que esta no fue una guerra civil que los afganos comenzaron entre ellos”.

En todo caso, hay que recordar que el conflicto “fue desencadenado por una invasión externa, inicialmente por parte de la Unión Soviética, durante la Guerra Fría. Desde entonces el país ha sido un campo de batalla para las potencias regionales y globales que buscan su propia seguridad al intentar intervenir militarmente en Afganistán. Ya sea el Estados Unidos después de 2001, la CIA en los años ochenta, Pakistán a través de su apoyo primero a los muyahidines y luego a los talibanes, o Irán y sus clientes”. Coll concluye: “culpar a los afganos por no actuar teniendo en cuenta esta historia es simplemente incorrecto”.

Un mandato que quedará marcado por Afganistán

A Biden lo perseguirá el dramático video que muestra a decenas de afganos corriendo detrás de un avión de transporte militar estadounidense cuando despegaba del aeropuerto de Kabul. Trataban desesperadamente de aferrarse al fuselaje o al tren de aterrizaje para escapar de la capital. Las imágenes contradecían la promesa de la administración Biden en las últimas semanas de que la salida de Afganistán se desarrollaría sin problemas.

Y también marcará a su administración la foto de 640 afganos apretujados dentro de un avión de carga C-17 de la Fuerza Aérea estadounidense. La imagen condensa el caos y la angustia que han marcado la evacuación. El Pentágono intentó refutar ese mensaje, diciendo que de hecho demostraba la compasión del ejército estadounidense. “Habla de la humanidad de nuestras tropas en esta misión”, dijo el general Hank Taylor, aunque pocos han comprado este discurso.

Menos apoyo popular

Según una encuesta llevada a cabo por el medio Politico y la consultora Morning Consult, el apoyo de los propios ciudadanos estadounidenses a la retirada de sus tropas de Afganistán se redujo drásticamente en los últimos días.

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El 49 por ciento de los 1.999 votantes, encuestados del 13 al 16 de agosto, apoyaron la decisión de Biden de retirarse militarmente de Afganistán. En abril, cuando Biden anunció que todas las tropas estadounidenses abandonarían Afganistán antes del 11 de septiembre, 69 por ciento apoyaba esta decisión.

Por el contrario, 51 por ciento de los votantes encuestados critican ahora la forma en que Joe Biden manejó la retirada. El 45 por ciento cree que Estados Unidos no debió retirar sus tropas si eso permite que los talibanes recuperen el control del país, como sucedió. Y el 48 por ciento se opuso a la salida de tropas si eso “allana el camino para que Al Qaeda y otros grupos terroristas establezcan operaciones en Afganistán”.

*Con información de AFP

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