“Es posible que en América Latina aparezcan nuevas guerrillas”: Jon Lee Anderson
El periodista y cronista estadounidense considera que, pese a las redes sociales y a los mandatarios autoritarios, en América Latina todavía se hace buen periodismo.
Con la franqueza que lo caracteriza, Jon Lee Anderson habla de la situación actual del periodismo y de la política Latinoamericana. Sin eufemismos de por medio, dice que Nayib Bukele, presidente de El Salvador, es un “vulgar twittero”; que Donald Trump es un “hombre despótico, dictatorial y antidemocrático” y pone el dedo sobre la llaga al señalar el momento difícil por el que pasa el periodismo.
En su paso por Bogotá, el autor de la célebre biografía del Che Guevara le dijo a Diario Criterio que el mundo ha entrado en un nuevo ciclo de gobernantes autoritarios y que la violencia y el narcotráfico han puesto en peligro a las frágiles democracias latinoamericanas.
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Diario Criterio: Existe la percepción de que hay, por un lado, una pérdida de credibilidad de los medios y del periodismo, y, por el otro, una creciente persecución contra los periodistas en Nicaragua, El Salvador, México y en muchos países de Suramérica ¿Qué piensa al respecto?
Jon Lee Anderson: Es un asunto preocupante que se debe a la suma de varios factores. Un ingrediente muy importante es el internet y las redes sociales, que han ido socavando el modelo de los medios de comunicación. Al comienzo, estos permitieron que muchas más voces aparecieran, haciendo creer que cualquiera podía ser periodista, comunicador o como se llame, así como ocurre en las iglesias cristianas, en las que cualquiera puede ser predicador. Esto empezó con los blogueros, luego Facebook. Al principio, me preguntaban mucho sobre esto y yo pensaba que estaba bien, que era la democratización del espacio y que la competencia nos venía bien.
Pero desde hace 10 o 12 años, con los teléfonos inteligentes, hemos visto cómo grupos económicos como Google, Facebook, Amazon, Twitter, o grupos políticos se han ido apoderando de esos nuevos espacios, nos han ido suplantando, creando poderíos propios, nichos, a través de la web y las redes. Si antes un grupo guerrillero accedía a que un periodista o los medios fueran al monte a escuchar sus puntos de vista, hoy puede decir que no nos necesitan porque tienen Twitter o Facebook; pueden ser los dueños de su información.
Este ejemplo muestra lo que ha pasado. Ha habido una atomización a través de las redes del mundo de la información que está poniendo a los periodistas contra las cuerdas y cada vez más cuestionados por un público que está saturado de información y de propaganda y, en muchos casos, está indeciso o incapacitado para saber cuál es la diferencia entre algo fidedigno, serio y algo falso e interesado.
Diario Criterio: Y frente a la persecución de los medios y los periodistas…
J.L.A.: Antes, en países como Cuba y Rusia, se cerraban medios y se perseguían periodistas, pero cuando Trump llegó al poder y empezó a atacar a la prensa, directamente desde la cima del poder, en la supuesta democracia más sólida y poderosa del mundo, Estados Unidos se unió a ese mismo club. Él hizo muchísimo daño al hacer un hábito el fustigar a los periodistas y socavar su credibilidad. Es un político despótico, vulgar y con una audiencia masiva propia en Twitter que la manejó y manipuló como quiso.
Eso hizo tanta resonancia, creo yo, que ha creado un modelo de comportamiento emulado por otros políticos, como Bukele, en El Salvador, otro tuitero vulgar que hace ataques frontales contra los periodistas. Y así, lo preocupante es que, en otros países, con democracias y derechos frágiles, muy rápidamente sus mandatarios se han subido al mismo carro, porque se dan cuenta que les funciona.
Diario Criterio: Pero lo que muchos no entienden es que cuando se ataca y socava a los periodistas y a los medios, también se está haciendo lo mismo con la democracia…
J.L.A.: Así es. La democracia misma está en jaque. El hecho de que hoy los mandatarios tengan en su mano la posibilidad de opinar cuando quieran y como quieran, a través de Twitter o sus redes, se ha vuelto un mal hábito, incluso para muchos ciudadanos. Si yo fuera el consejero de cualquier mandatario digno de respeto, le diría que no use las redes de esta manera, porque rebaja el nivel de la democracia y del ejercicio del poder, más si son de personalidades emotivas.
Hoy, algunos usan las redes como una Colt 38. Incluso, me atrevería a decir, que en algunos tiene un efecto contrario sobre su personalidad, sobre su ego, al descubrir que tienen incidencia, que pueden ser el centro de la información mediática, sin saber o importar el daño que sus críticas directas pueden causarles a los periodistas.
El caso más obvio, cotidiano, diría yo, es quizás el de Amlo [Andrés Manuel López Obrador] en México: intenta marcar la pauta periodística todos los días a través de una rueda de prensa mañanera, a las 7:00 de la mañana, y ataca a veces a periodistas, en un país donde muchos están siendo asesinados. Eso, a mi juicio, es bastante irresponsable.
Diario Criterio: En Colombia, a Petro también se le está criticando por atacar a periodistas y medios a través de sus redes, que son las de la Presidencia de la República
J.L.A.: Mira, no he estudiado el caso de Petro, pero sí me han comentado que se ha vuelto muy criticón con los medios. Le diría que no es aconsejable que un mandatario haga ese tipo de cosas.
Diario Criterio: ¿No le parece paradójico, que justo cuando ocurre la mayor apertura de la información, cuando más se ha democratizado la información, han aumentado los autoritarismos, pero también los medios y periodistas han perdido credibilidad y confianza por parte de sus audiencias?
J.L.A.: Así es, porque los autoritarios se han dado cuenta de que pueden utilizar esta democratización, este enorme espacio público, que a veces parece un ring de lucha libre, para ganar poder y ejercer lo que ellos llaman la democracia directa. Buscan hablar directamente con los ciudadanos y sus seguidores sin pasar por los medios y sin periodistas, en especial si les son críticos en sus posturas editoriales. Eluden la autocrítica, la crítica, los debates públicos, creando un deterioro del sistema político y de la democracia.
Eso es lo que estamos viendo en este hemisferio, muy marcado en Centroamérica y algunos países de Suramérica, por no hablar de Estados Unidos o el resto del mundo. Estamos en una época crítica.
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Diario Criterio: Pero, en medio de esto, medios y periodistas parecen perder un poco el sentido de su quehacer en la sociedad…
J.L.A.: Resulta que nosotros, los periodistas, somos servidores públicos y baluartes de la democracia, de las libertades individuales. En mi caso lo entendí cuando Donald Trump empezó a señalarnos como enemigos del pueblo casi todos los días de su presidencia, una persecución proveniente de un hombre despótico, dictatorial y antidemocrático. Si necesitábamos la prueba de que el periodismo es una especie de rector moral de la sociedad y del poder autoritario, fue esa.
Diario Criterio: Estos mandatarios y sus seguidores arguyen que atacan a los periodistas o a los medios porque hacen parte de conglomerados económicos. Afirman que la labor periodística está al servicio de sus jefes. ¿Qué opina de esto?
J.L.A.: Así es. Y es un gran problema. Para no ir muy lejos, en Estados Unidos tenemos a Fox News, que era el parlante de Trump. Así como Putin ha cerrado la prensa independiente y tiene medios que hablan como si fueran su vocero, lo mismo hizo Fox durante Trump: de manera muy sectaria, emitía noticias falsas y tendenciosas que buscaban polarizar aun más a una población efervescente con temas importantes como las armas o asuntos raciales.
Rupert Murdoch es el dueño de Fox y yo soy uno de los más críticos de ese hombre y del poder que ha adquirido en muchos medios. En lo personal, yo tiendo a creer menos en sus medios, porque veo que son canales de infiltración de propaganda y de dispersión de operaciones sicológicas de ciertas agencias. No me fio de ellos.
O sea, soy consciente de esa crítica que se les hace a los medios que son propiedad de grandes grupos económicos. A veces tiene su validez, como en el caso Fox. Pero no es válido para todos y para evitar que sea la excusa utilizada por los gobernantes para perseguir a la prensa, también hay que reconocer que muchos medios si se empeñan para ser editorialmente independientes de sus dueños y tienen editores y periodistas que son profesionalmente serios y honestos, sin agendas ocultas.
A la vez, tenemos que estar conscientes del recelo del público contra determinados medios y hay que ser autocríticos. Nos toca a nosotros, los que somos honestos y sinceros, defender nuestra esquina y tratar de que el público vea nuestras cualidades frente a otros medios que pueden tener intereses ideológicos o pecuniarios o que representan más que todo intereses económicos, del poder o ambas cosas.
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Por ejemplo, me consta que Semana, que antes era un medio liberal que, pudo haber tenido sus flaquezas, pero de todos modos intentaba hacer un periodismo serio. Ahora cambió, cuando fue adquirida por un grupo económico y se cambió a todo el equipo periodístico. Semana se ha vuelto un órgano político de ultraderecha, amarillista y ha perdido su balance. Lo que hemos visto ahí es la “Foxicación” de ese medio y es una gran pena, porque en un país donde no hay tantos medios nacionales, se perdió uno que era importante.
Conozco a muchos periodistas que salieron de Semana y se han ido a otros, algunos virtuales o para Cambio. Es muy difícil, en un país polarizado, obtener una prensa independiente, pero es un norte al que aspiramos todos los periodistas. Siempre ha sido una lucha lograrlo y ahora es algo más problemático.
Diario Criterio: ¿No se está abusando de la libertad de prensa, también, por parte de algunos periodistas y medios?
J.L.A.: Sí, y lo digo porque en Estados Unidos, no sé si en Colombia, hay leyes que respaldan el derecho de libertad de prensa, pero algunos se aprovechan para hacer desmadres. No sé cómo solucionarlo del todo, pero siento que hay que tener debates, hablar sobre esto, oxigenar el tema en la sociedad, como estamos haciendo tú y yo ahora. Los periodistas honestos, sinceros, la buena prensa no debería permitir esos abusos.
Considero a Fox, no como un grupo periodístico, sino como uno propagandístico y, a lo mejor, acá en Colombia, Semana lo es también. Hay que establecer pautas nuevas, claras para el público, tratando de dar la batalla de frente a quienes han invadido y conquistado el espacio público arropándose en la libertad de expresión, pero también a los gobernantes de turno que intenten atacarla.
Tenemos que hablar a ‘calzón quita’o’ de esto. No podemos estar arrinconados, inermes, neutralizados frente al abuso del espacio público por parte de medios manipuladores o de periodistas que esconden sus verdaderas intenciones detrás del derecho de informar. No tengo una respuesta global, pero es saludable hablarlo y que el público lo sepa; nuestras familias, amigos, hijos, nietos sepan la que está pasando y tomen sus propios criterios.
Diario Criterio: ¿Qué opina de esa tendencia de periodistas metidos enredes sociales?
J.L.A.: A mi me convencieron de entrar a Twitter hace como 12 años. Era algo nuevo, interesante, blablablá… Me convencí de que debía hacerlo porque era como el télex moderno: salían todas las noticias, se podía estar encima de ellas y también pensaba que usando mi perfil podía avalar periodistas menos conocidos, pero me encontré también con que uno podía ser atacado y “troliado” por mucha gente que no dice quiénes son; o por sectores que se esconden detrás de unos avatares.
Me fui dando cuenta de que era un espacio dañino para mí, en el que uno gasta tiempo, en el que uno se rebajaba; me reventaba el hígado y era un sitio donde no había ley o reglas.
Creo que Twitter es un espacio nefasto, terrible y por eso me salí hace como dos años. Hoy, no estoy en ninguna red social y estoy mucho más feliz. Tengo más tiempo en mi vida y me siento con más potestad de mis juicios, reacciones, intuiciones. Soy Jon Lee de nuevo, no Jon Lee de Twitter.
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Diario Criterio: Y, ¿qué piensa de que Ellon Musk sea el dueño de Twitter?
J.L.A.: Me llega hasta el cuello saber que Ellon Musk, el hombre más rico sobre la Tierra, compró Twitter, y que ha invitado a gente como Trump, que usó esta red para dividir a Estados Unidos enviando mensajes de odio, para que vuelva tuitear. Ha hecho lo mismo con grupos neonazis, argumentado el derecho a la libertad de expresión. El propio Musk está apadrinando a DeSantis de la Florida para que sea el próximo presidente de Estados Unidos, una persona que, a mi juicio, es nefasta por sus políticas antieducativas, es un político racista, anti LGTBI, todo un cavernícola. Creo que Musk tiene demasiado poder.
Diario Criterio: Cree que el sensacionalismo y el amarillismo le ganó el pulso al buen periodismo
J.L.A.: Uffff. Ha ganado mucho espacio, pero todavía hay buen periodismo. Es una batalla que hay que seguir peleado para no perderla.
Diario Criterio: ¿Qué periodistas o medios recomendaría como para no perder la fe?
J.L.A.: Mira, sería injusto dar nombres, porque se me pueden pasar algunos. La BBC es un medio fantástico. A pesar de ser estatal, es el único medio subsidiado que no es de propaganda del gobierno y por eso los conservadores lo quieren minar, privatizar, porque muchas veces es crítico del gobierno. En cambio, la Voz de América nunca llegó a estar cerca a la altura de la BBC. Siempre ha sido un medio de propaganda norteamericana. El New York Times sigue siendo el gran referente entre los medios en Estados Unidos y se puede hablar de un resurgir positivo del Washington Post.
En América Latina hay buenos proyectos, como el de la Fundación Gabo. Hay medios independientes como El Faro de El Salvador, La Silla Vacía en Colombia o el Confidencial en Nicaragua, que ahora se tuvo que ir para Costa Rica. Veo con buenos ojos algunos medios digitales como ustedes, Diario Criterio, o Cambio, que han surgido como consecuencia de la compra y desviación editorial de Semana.
Hay que seguir luchando, buscando los espacios. Ya sean foros, debates, redes sociales, medios digitales o impresos; usando diferentes géneros, podcast, entrevistas, para seguir informando al público, para que tengan más ideas y criterios. Esto es esencial para la conservación de la democracia.
Jon Lee Anderson habla sobre la paz
Diario Criterio: Cambiando de tema, usted fue muy optimista frente al proceso de paz con las Farc, incluso escribió varios reportajes. Siete años después, ¿cómo ve el proceso y lo ocurrido? ¿Por qué no se silenciaron los fusiles?
J.L.A.: Bueno, todos los fusiles no los podía haber silenciado el proceso de paz, pero fue un avance importantísimo para lograrlo. Fui muy entusiasta porque era el único proceso iniciado en el todo el mundo, de un conflicto de varias décadas, que se pudo finalizar con la firma de un acuerdo de paz. Además, esto sucedió en un momento en el que, por ejemplo, Isis estaba en Medio Oriente, cometiendo abusos y atrocidades inimaginables contra el ser humano.
El proceso con las Farc en Colombia mostraba que había un espacio en el planeta donde la paz era realizable a través del diálogo. Eso para mí eso merecía aplausos. Me acuerdo de mi entusiasmo, me llenó de positivismo, de euforia, que cosas así todavía fueran posibles. Los colombianos no han de olvidar eso tampoco, porque la paz es difícil de conseguir, de consolidar.
Después de Santos, vino Duque, y sabemos cómo fue eso, se notó que él no creía en ese proceso de paz y puso frenos a muchas cosas. En consecuencia, hubo una desilusión entre quienes abandonaron las armas y eso hizo que algunos volvieran al monte y que, los que no habían salido, las empuñaran aún más.
Diario Criterio: ¿Lo que esta pasando con el incremento de la violencia, no es un retroceso del proceso de paz? ¿Por qué el Estado no ha logrado pacificar, en el buen sentido de la palabra, al país?
J.L.A.: Obvio que el Estado colombiano está en un proceso largo de establecer un dominio de la fuerza, de una forma legitima. Este es un Estado que nunca ha logrado la legitimidad total y por eso ha habido actores armados irregulares durante casi toda su historia. Y, además, en los últimos cincuenta años ha sido un país con una economía envilecida por el narcotráfico, lo que ha hecho que aparezcan actores criminales, organizados como ejércitos en este país.
Hasta que el Estado no logre establecer una noción de Colombia cívica y participativa, una paz en todos los rincones, con un Estado de derecho para todos, para la gente negra, indígena, y no solo para unos cuantos ganaderos, digamos, la paz no se va a lograr.
Entiendo la frustración de muchos colombianos al respecto de lo que fue el proceso de paz, pero fue un logro importante, pues el hecho que 10.000, 12.000, 15,000 personas que antes tenían sus vidas en el monte, con armas y narcotráfico, ya no estén ahí, es algo muy importante. Hay que luchar por la paz, seguir dialogando.
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Diario Criterio: Precisamente, ¿por qué cree que es tan difícil negociar con el ELN?
J.L.A.: Buena pregunta y no sé cómo responderla. A lo mejor me meto en ese tema y más adelante te pueda decir algo con más conocimiento. Pero lo que sí puedo decir es que he estado con muchos guerrilleros en el mundo y he llegado a entender que, una vez tu cruzas ese umbral y estas ahí, tu empiezas a ver a la sociedad de otra forma. Lo mismo pasa con quienes han estado mucho tiempo presos. Es otro código con el que vives. Lo haces con una ilusión de futuro, y si hay sangre derramada ahí, sacraliza su permanencia en pie de lucha.
Le incumbe al Estado tragar un sapo a veces para hablar con esa gente, intentar entenderlos y convencerlos de que esta sociedad es diferente y más asequible y más justa que la que abandonaron hace tantos años para empuñar las armas; y que hay un lugar para ellos si deciden volver. Reitero: el Estado tiene que hacer su trabajo y hay que dejarse de moralismos y purismos porque en este conflicto todos los participantes han contribuido a su degradación, incluyendo el Estado mismo. ¿Quién va a tirar la primera piedra en Colombia?
En vez de acusar, el Estado, la sociedad o el mandatario de turno tienen que estar convencidos de la paz y que en estos procesos se debe incluir a la población civil y a las víctimas. Se debe ir pacificando de buena manera al país, no a través de los ‘paras‘ o escuadrones de la muerte, para llamarlos por su nombre. Si no hay paz, no hay nada.
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Diario Criterio: Hace 30 años todo el mundo decía que el autoritarismo no iba a resurgir en América Latina, y ahora volvió a surgir, solo que ya no en forma de dictaduras militares. Siguiendo esa misma lógica, ¿usted cree que las luchas guerrilleras están pasadas de moda en América Latina o, por el contrario, cree incluso es posible que puedan resurgir?
J.L.A.: La historia no ha terminado. Así como han regresado los autoritarios, y la injusticia y las desigualdades siguen reinando en muchos espacios, no me sorprendería que en algunos lugares de América Latina surjan de nuevo algunos grupos guerrilleros. Es una región donde hay muchas armas y es la región en que más personas se matan en el mundo. Las personas creen que en Estados Unidos es donde más personas se asesinan por la libertad del porte de armas o los abusos de la policía contra la gente negra, pero no.
En Brasil, por ejemplo, la policía mata 20 veces más personas que en Estados Unidos. La violencia en esta región es muy fuerte y sigue siendo un ingrediente básico en la sociedad porque no han podido establecer derechos plenos y han mantenido una justicia y una policía corruptas, que ha minado las instituciones.
Si uno mira a Centroamérica, después de 30 años de guerras civiles están de regreso los autoritarismos. Durante tres décadas de supuestas ‘democracias’, la corrupción, los malos gobiernos, el crimen o las pandillas empoderadas han llevado a muchas personas a sentirse desamparadas y a vivir con miedo. Eso es arcilla para alguien que diga que va a imponer el orden, que hay que matar a esos “hijueputas”, hacer más cárceles. Pero esos autoritarismos, esas injusticias también pueden ser arcilla para nuevas guerrillas.
Creo que en algunos países la lucha armada tiene posibilidades, pero, a diferencia de los años 60, si las guerrillas volviesen a surgir, tendrían que hacer frente a una nueva realidad y quizás también librar nuevos tipos de violencia.
Diario Criterio: ¿Cómo así?
J.L.A.: Antes, las guerrillas ocupaban los espacios de los pobres y marginados. Hoy, esos espacios están, en su mayoría, en manos del crimen organizado, del narcotráfico, de pandillas. Ya no piensan en ideas revolucionarios o irse al monte; lo que quieren es tener buena ropa, una cadena de oro, plata, poder.
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A esto se le suma el incremento de la violencia. Acabo de llegar de Haití. El colapso de una sociedad democrática se ve en Haití, pero también en algunas zonas de acá o de América Latina. Los pandilleros ya controlan el 90 por ciento de la capital de ese país. No puedes entrar o salir por tierra sin pasar por sus territorios. Ves cadáveres en las calles todos los días. Casi no funciona el gobierno. El periodismo no opera y yo tuve que moverme con esquemas de seguridad. Haití es el futuro de todos si no nos cuidamos.
Hablando en privado con algunos líderes de las Farc me reconocieron que lo peor que les pasó fue entrar en el narcotráfico, lo que eventualmente significó la criminalización de sus estructuras. Por eso algunos se quedaron en el monte después de la firma de la paz, porque estaban haciendo mucho dinero con el narcotráfico y con las economías ilegales. No les convenció irse para la ciudad a andar con una mano adelante y otra atrás, o a depender del Estado o de ser parte de una sociedad que no los quiere o de la que no se sienten parte.
Diario Criterio: Frente este panorama poco alentador, súbanos el ánimo y díganos algo para seguir teniendo fe en el periodismo y en la paz…
J.L.A.: Hay que seguir luchando.
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Buena entrevista muestra verdaderamente la realidad de los paises latinoamericanos con sus gobiernos con las guerrillas y el narcotráfico y estoy de acuerdo con la opinión que da del periodismo .”Hay que seguir luchando”