Jugar bien, jugar bonito
Discusión de siempre, pero que cuenta con largos momentos de confusión. Si usted quiere ver el mundo arder en las charlas de café con los amigos o en los paneles en donde los periodistas deportivos se agarran de las mechas que ya no tienen -todas, incluyendo este amable servidor, las hemos perdido entre tanta disputa- es simplemente añadir una frase a manera de hipótesis y adjuntarla a un equipo.
Ahí por ejemplo aparecerán frases como “Real Madrid juega muy mal”. ¿Cómo entender que un club juega mal si, por ejemplo, esta versión del blanco que conduce con sabiduría Carlo Ancelotti ganó la Champions League ante conjuntos de la misma raza y que en teoría “jugaban bien” como Liverpool o Manchester City? Y acá es donde todo empieza a confundirse porque una cosa es cumplir con ciertas pautas que conducen a un juego efectivo y otras son las que nos indican que un equipo, a partir de la estética, es capaz de hacernos creer que está, en efecto, jugando bien.
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Porque si bien es cierto que algunos desequilibrios conspiraron contra el Real Madrid en aquella Champions (todos los adversarios encontraron en el sector de Carvajal un corredor expedito para hacer daño), Real Madrid contó con coraje y con individualidades capaces de cambiar ese destino. Por eso fue importante Thibaut Courtois en los momentos difíciles y por eso la sociedad Valverde-Benzema-Vinicius, acabó con el sueño de los demás.
¿Tenía grietas? Sí; ¿Pudo arreglarlas en el camino e imponerse a equipos que contaban con mayor concepto de juego asociado? También. ¿Su juego era seductor y atractivo para la retina? De pronto no; ¿Su manera de plantear los partidos lo llevó a recoger en su canasta grandes objetivos estando incluso en inferioridad de condiciones frente a sus adversarios por peso específico de nómina? Puede ser que sí. ¿Jugó bien? Hombre, sí. Porque con ese método pudo ser el mejor. ¿Jugó bonito? Para los puristas, seguramente no, porque entienden que es un elemento que siempre debe estar presente en los modales de un equipo ganador.
Hablemos ahora de Brasil 82, para muchos uno de los equipos más inolvidables en la historia de los mundiales y posemos el espejo sobre ellos: así como las individualidades son importantes para ir lejos, acá pesó mucho la falla de piezas claves: si bien el cuadrado mágico que integraban Eder, Falcao, Sócrates y Zico puede plantear una de las mejores líneas ofensivas en la historia del fútbol, jamás consiguió tapar con masilla sus grietas.
Por más que se esforzó Telé Santana -un crack de la dirección técnica- pagó casi siempre por cuenta de sus errores: en el partido definitivo ante los italianos y cuando apenas les bastaba un empate para llegar a la final de la Copa del Mundo 1982 una mala devolución de Toninho Cerezo y un mal ensayo en la provocación del offside -se queda enganchado inocentemente Junior- y el desperdicio de varias opciones claras ante Dino Zoff, lo dejaron en la lona.
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¿Jugaba bien aquella Brasil? Jugaba lindo, que es distinto. Tenía desequilibrios en la zona de Óscar y su columna vertebral tenía problemas, empezando por las posiciones que generalmente definen el destino de los partidos: el 1 y el 9. Ni Valdir Peres -el arquero- ni Serginho Chulapa, el centroatacante, aportaron mucho en pro del conjunto y se notó. Jugaba hermoso aquel equipo, pero nunca pudo jugar lo suficientemente bien como para imponerse en momentos límite.
El partido Brasil vs Italia en el Mundial de 1982, considerado uno de los mejores en la historia de los mundiales:
Hay equipos que tienen la gran fortuna de emplear en su paso arrasador el virtuosismo estético y el juego efectivo, pero no siempre ocurre. La versión de Holanda (hoy Países Bajos) que se lleva la Eurocopa 88 puede ser uno de los mejores ejemplos exitosos de esta mixtura, lo mismo el AC Milan que dirigía Arrigo Sacchi y que contaba con los integrantes de aquel equipo holandés que venció a los soviéticos 2-0 en la final de esa inolvidable Euro: Frank Rijkaard, Ruud Gullit y Marco van Basten.
¿Qué casos recuerda de equipos que jugaron bonito y bien? Escríbalos a mi twitter: @udsnoexisten
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