Kate Bush, la extraterrestre del ‘art pop’ que renace tras 40 años de alcanzar la cima
La icónica artista británica vuelve a estar en el centro de la conversación cultural gracias a una escena de ‘Stranger Things’. Sin embargo, el éxito de canciones del pasado genera preocupaciones sobre el estado de la industria musical actual.
En el verano de 1985, una joven Kate Bush lanzaba Hounds of Love, un álbum en el que esta británica, que llevaba unos cuantos años de éxito, mezclaba su enigmático genio con los sintetizadores y el sonido progresivo que dominaban en Reino Unido.
El primer sencillo de Hounds of Love fue Running Up That Hill, una canción que confirmó la popularidad y maestría de Bush, quien sacudió por completo la escena británica. Treinta y siete años después, la serie Stranger Things ha hecho que Running Up That Hill y la propia Bush sean de nuevo un fenómeno cultural, incluso fuera de Reino Unido.
La canción es uno de los temas de la cuarta temporada de la serie, y protagoniza un momento clave en el arco del personaje Max Mayfield (Sadie Sink). Por esta razón, Running Up That Hill se convirtió en una de las canciones más buscadas en plataformas como Spotify.
Mientras tanto, muchos seguidores de la serie conocen a la cautivante Bush por primera vez. Su universo musical incluye desde historias en las que Bush baila y se enamora de un hombre que descubre, al día siguiente, que es Adolf Hitler, hasta canciones en las que Kate rinde homenaje a las películas Alien: el octavo pasajero (Alien, 1979) y El resplandor (The Shinning, 1980) y que terminan con ella imitando el sonido de un asno.
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¿Quién ha sido Kate Bush?
Kate Bush siempre fue una artista difícil de encasillar. Como señala Carrie Battan en The New Yorker, “en su apogeo, Bush fue el tipo de artista experimental cuya heterodoxia le ayudó a hacerse popular” En este sentido, la etiqueta de art pop solo sirve para distinguirla de movimientos como el punk y el heavy metal, que reinaban en Reino Unido cuando Bush su carrera comenzó.
Tras haber recibido una educación de clase media en la rural Welling (suroeste de Inglaterra) y haber compuesto música desde pequeña, Bush intentaba mover en varias discográficas una maqueta de 11 canciones grabada por ella misma. A Bush apenas le prestaron atención, hasta que David Gilmore, miembro de Pink Floy, recibió el material.
Gilmore fue clave para que EMI apostara por la joven Bush, hambrienta por expandir sus horizontes artísticos hacia la coreografía y la expresión audiovisual. A los 19 años lanza el sencillo Wuthering Heights, del álbum The Kick Inside, basado en la novela homónima de Emily Brontë, con el que alcanza la cima del ranking oficial de Reino Unido en 1978. Fue la mujer más joven en lograrlo.
Los años siguientes serían los más excitantes en la carrera de Bush. Desarrolló una personalidad artísticamente estimulante, con inquietudes artísticas que venían de la literatura, el cine o de sueños. Bush imaginó universos fantásticos descritos con una suprema destreza literaria. Rara vez hablaba de sí misma, y la puesta en escena en sus videos musicales y en vivo la convirtieron en una artista singular.
Al respecto, el canal de Youtube Music Radar Clan explica que, a lo largo de la carrera de Bush, “cada una de sus canciones cuenta una historia muy definida, con un argumento muy concreto, con una narrativa pulida (…) inspirada en la literatura”. Además, Kate Bush “no solo se inspiró en novelas como ‘Cumbres borrascosas’; (también) en películas, en grandes clásicos como ‘Ulises’, de James Joyce, de (historias) de personas que están en guerras o perdidas en el océano, de gente a la que le pasan cosas extrañas, de mundos de fantasía que nunca existieron”.
Entre 1980 y 1985, Bush lanzaría los álbumes Never Forever, The Dreaming y el mencionado Hounds of Love, en donde compuso y produjo con el sintetizador digital Farlight CMI. Bush estaba entonces artísticamente a cargo de su música, y la influencia de estos trabajos marcaría la década y el trabajo de artistas posteriores, desde Björk hasta Rosalía.
Su momento de gracia terminaría en 1993 con el álbum The Red Shoes, inspirado en la película de Emeric Pressburger, Michael Powell del mismo nombre (1948), en el papel que marcaría la carrera de Moira Shearer.
Luego, la carrera de Bush se diluye y, tras un hiato de 12 años, lanza Aerial. El álbum no tuvo la repercusión de sus primeros trabajos, pero para entonces el virtuosismo y magnetismo de Bush ya habían marcado el devenir de movimientos como el post punk, el synth pop o el vaporwave.
‘Stranger Things’ y el renacer de Kate Bush
Como en el resto de Hounds of Love, Running Up That Hill es considerada una de las obras cumbres del art pop y la música británica. Sin embargo, no deja de ser una canción excéntrica, en donde Bush imagina cómo sería cambiar de cuerpo con un hombre gracias a la intervención divina. Incluso, Running Up That Hill se llamaba originalmente Deal with God, pero la discográfica de Bush, EMI, tuvo reparos de poner la palabra ‘God’ (‘Dios’) en el título del sencillo.
Ahora, 37 años después del lanzamiento de Running Up That Hill, el sencillo alcanza los primeros lugares en listas de éxitos en todo el mundo. En Reino Unido ha llegado al primer lugar del Billboard; en Estados Unidos, en donde Bush nunca alcanzó el top 10 durante sus años de prolífica producción (entre 1978 y 1993), Running Up That Hill alcanzó el cuarto lugar del Hot 100 del Billboard (actualmente está en quinto lugar) junto con canciones de Harry Styles o Bad Bunny.
La artista ha recibido con alegría esta popularidad repentina. En su página oficial, Bush agradeció que “la canción está siendo recibida muy positivamente (…) ¡Nunca he experimentado algo así antes!”. Fiel a su estilo, apreció en otro comunicado que el éxito de Running Up That Hill “está pasando realmente rápido, como si fuese producto de algún tipo de fuerza elemental”.
Su reacción no es para menos. Bush ha roto varios récords, como el de tener la brecha más grande (44 años) entre sencillos con un número uno en el Billboard de Reino Unido (el primero fue Wutherring Heights, en 1978), o el de ser la artista de mayor edad en encabezar este ranking.
La industria musical y el problema de los éxitos del ayer
Desde el punto de vista sociológico, la popularización de hits del pasado es un fenómeno fascinante. Nuevas generaciones conocen a artistas que dominaron la escena musical e influenciaron a los artistas de la actualidad. En el caso de Bush, el choque cultural ha sido fascinante.
No es ni mucho menos la primera vez que un éxito de hace tiempo vuelve a cobrar popularidad. En los ochenta, las películas Un experto en diversión (Ferris Bueller’s Day Off, 1986) y De vuelta al colegio (Back To School, 1986) trajeron de vuelta a la canción Twist And Shout, de 1963, olvidada en medio de la prolija carrera de The Beatles. En los ochenta, Buenos días, Vietnam (Good Morning, Vietnam, 1987) también revivió What A Wonderful World, el hoy popular himno de Louis Armstrong.
Recientemente, TikTok ha popularizado canciones como Break My Stride, cuya letra se convirtió en una broma viral, o Dreams, de Fleewood Mac, luego de que el video de un apacible hombre patinando mientras la cantaba ocasionara una ola de parodias, en la que hasta la propia Shakira se subió.
Sin embargo, la música “vieja” se ha convertido en un problema para la industria musical. Según el periodista especializado en música pop Ted Gioia, “las canciones viejas”, aquellas que se han lanzado hace cinco años o más, “representan el 70 por ciento del mercado musical en Estados Unidos”, de acuerdo con las cifras de la firma de análisis de música MRC Data.
Como señaló Gioia en The Atlantic a comienzos de este año, “aquellos que viven de hacer música nueva –especialmente aquella especie en peligro conocida como el músico– debe mirar estas cifras con miedo y escalofrío”. Pero lo más grave es que el mercado para la nueva música “sigue encogiéndose. Todo el crecimiento en el mercado viene de canciones viejas”.
Como señala Battan, “cada año, las estadísticas de lo que la gente escucha en servicios de ‘streaming’ está sesgado más fuertemente hacia el ‘catálogo’, o música que está clasificada de haber sido lanzada hace cinco años o más”. En consecuencia, Battan explica que “los supervisores que seleccionan canciones para ‘shows’ de televisión son vastamente influyentes como ‘marcadores de tendencia’ o ‘guardianes’. Junto con los influenciadores en redes sociales” como en los casos mencionados en TikTok, “se les otorga el poder místico de dar nueva vida a una canción vieja, particularmente si es una serie tan grande como ‘Stranger Things’”.
En cualquier caso, el teaser de la segunda parte de la cuarta temporada de Stranger Things incluye una nueva mezcla de Running Up That Hill, aprovechando el boom de la canción en internet. Hay que reconocer que, produciendo una serie basada estéticamente en la nostalgia en los años ochenta, Netflix hace su trabajo a la perfección.
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