La sequedad del alma
Se formó un amplio frente, de ultraderecha y golpista, contra el gobierno de Colombia. Quienes lo promueven sienten que les están quitando, o les pueden quitar, el país que es suyo, todo suyo y solo suyo. Enrique Gómez Martínez, hijo del exsenador Enrique Gómez Hurtado y nieto del expresidente Laureano Gómez, lo dijo así: “no nos vamos a dejar quitar a Colombia”. alma
Lea, de César Torres: Laureano vive: estrategias para hacer invivible la república
Personas como él (como la senadora Paloma Valencia Laserna o como los políticos Germán Vargas Lleras y Andrés Pastrana Arango, descendientes de empresarios y expresidentes) creen que la más mínima reforma les hará perder el país que sus familias han usufructuado y gobernado durante muchos años. Para evitarlo, impulsan ese Frente Amplio contra el Cambio (FACC). Están en su derecho.
Como es amplio, a ese frente han llegado, además de lo que Gaitán denominaba la oligarquía liberal-conservadora, las personas que hacen parte de lo que se podría llamar las dos bisagras y un sector importante del nuevo establecimiento.
A la primera bisagra la constituyen los batallones de abogados y periodistas que, por un lado, defienden a empresarios y políticos y, por otro, a corruptos y mafiosos enquistados en las instituciones del Estado. Además, los ponen en contacto, como se evidencio en la entrevista de la fiscal Angélica Monsalve con Pablo Bohórquez.
A la segunda, la conforman los batallones de paramilitares que son asesinos a sueldo y cobradores de cuentas en las economías ilegales y que actúan, además, en coordinación con miembros de las Fuerzas Armadas del Estado para seguir “defendiendo la democracia, maestro”. Esto queda claro tanto en el informe final de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, como en las últimas declaraciones del excabecilla paramilitar Salvatore Mancuso.
Lea, de este columnista: Así son las cosas
Juristas y periodistas de la primera bisagra son conocidos de autos y se convierten en verdaderos abogangsters. Los batallones de la segunda desarrollan su guerra contra la población civil. No son combatientes. Pónganse el alias y la bandera que se pongan, son simples mordiscos.
Al FACC, va llegando, también, casi a escondidas, el nuevo establecimiento: esa derecha ni muy radical ni muy golpista; ni suficientemente culta como para pensar más allá de sus odios y sus filias; ni tan palurda como para carecer de títulos universitarios; ni tan JP como para bajarse de una camioneta blindada con caminado y mirada amenazante, mientras suena un vallenato; ni tan pacíficamente de la calle como para respaldar la iniciativa de Paz Total diciendo “se puede”.
Crece la audiencia, creen las personas del frente amplio contra el cambio, porque cada vez se les juntan nuevas/viejas voces, rostros y firmas, al tiempo que disminuye la aceptación del gobierno, según muestran las encuestas.
Y ante esa andanada, cada semana, este gobierno produce excelentes noticias y da inmejorables papayasos.
Lea, de César Torres: ¿El fin justifica a los medios?
En días pasados, por ejemplo, se verificó el aumento sustancial de la inversión extranjera (con todo y lo que habían dicho los antipetristas acerca de que, si ganaba el Pacto Histórico, los inversionistas nos abandonarían) y la entrega de títulos de propiedad a campesinos y campesinas sobre 500 hectáreas de tierra en el Guainía.
Pocas horas después de que los medios contaran estos hechos, la revista vocera del FACC vuelve a publicar una noticia, producida hace varios meses, sobre el robo que hubo en el apartamento de Laura Sarabia, jefa de gabinete del presidente Petro. Entrevista a una persona que trabajó en ese apartamento y que, por tal razón, tuvo que ser investigada de acuerdo con el protocolo de seguridad –estricto y hasta abusivo– que se usa en esos casos.
Ahí se empiezan a ocultar los logros, detrás de equivocaciones o malas interpretaciones de actitudes y actividades de altos funcionarios del gobierno. Y luego, el propio presidente, víctima de su ansiedad tuitera, caza peleas propias con sectores de la prensa, compra las ajenas, y termina dando información no verificada que resultó falsa o incompleta.
Eso, para no mencionar los desmanes de supuestos dirigentes petristas que usan el nombre y el prestigio del presidente para lanzar sus candidaturas a cualquier cargo que sea de elección popular. Sin programa, sin formación política, sin hacer parte de ningún proceso social, aterrizan en los barrios y veredas, a comer lo que come el pobrerío y a sacarse fotos que certifiquen su humildad de ‘comer cualquier cosa y en cualquier lado’.
De manera que las empresas de comunicación, publicidad y propaganda del frente amplio contra el cambio siempre encuentran cómo hacer invisibles los avances y resaltar los que pueden ser abusos de poder, errores tontos, ignorancias crasas y oportunismos ridículos.
Porque de eso se trata cada Semana y cada aparente Cambio propuesto por el FACC: de no dejar que cunda un poco de optimismo, de no permitir que creamos que es posible cambiar para mejor, de convencernos de que solo puede gobernarse bajo la amenaza de “le doy en la cara, marica” y de que, por tanto, todos los gobernantes son iguales. Lo cual es otra de sus noticias falsas.
También, de César Torres: Gritos, embustes y negocios para impulsar un proyecto corrosivo
Lo que sí es cierto es que cada día se pueden producir hechos que consoliden la esperanza y fortalezcan las ganas de vivir bien y en paz. En La Habana, por ejemplo, se puede producir un hecho para hacer crecer el optimismo: que el Estado pacte el cese al fuego bilateral y nacional con los elenos y nos lo cuenten.
Eso evitaría que la bisagra jurídica y mediática del FACC nos seque el alma a punta de alaridos y malas noticias. Aunque el nuevo establecimiento arrugue el rostro y haga un mapa conceptual para explicar por qué está de acuerdo, pero no tanto.
Siga con más, de este columnista: Hilando fino: notas para narrar la coyuntura
10 Comentarios
Deja un comentario
Me encantó tu columna, los que hicimos una puesta por el cambio tenemos el deber moral de analizar más allá de las representaciones mediáticas, yerro, ante el cual,opino, tambien ha sucumbido nuestro presidente.
Para tener en cuenta y referenciar en nuestro quehacer politico. Gracias ☺️
Que el Pasquín de Semana mienta y calumnia, pues de ella algo queda, eso no es novedad; pero que la revista Cambió actúe peor, da asco ya que su Director, Daniel Coronel, de sacamicas de orines pase a sacamicas de mierda, eso si es una novedad.
Reflexión necesaria en estos tiempos donde la desesperanza abraza fuerte.