‘La sirenita’: una metáfora del amor prohibido de Hans Christian Andersen por otro hombre

El ilustrador francés Benjamín Lacombe presenta en la FilBo una nueva edición de ‘La sirenita’, que reinterpreta el cuento clásico a partir de unas cartas que de Hans Christian Andersen le escribió a su amigo Edvard Collin, de quien estaba enamorado. Criterio habló con él.

Desde que era un niño, Benjamín Lacombe se sintió fascinado con La sirenita, el clásico cuento de Hans Christian Andersen. Había algo que le llamaba la atención y que le parecía trágico, al mismo tiempo, en la historia de una joven sirena que sueña con convertirse en humana por amor y que, incluso, sacrifica su voz (lo más preciado), su familia, parte de su cuerpo y su salud (al dar pasos con sus nuevas piernas siente “como mil cuchillas clavándosele en la carne”) para lograrlo. Intuía que detrás de esa historia sobre una criatura que que sentía desubicada, pérdida y que no podía adaptarse ni a su cuerpo ni a su realidad, había algo más.

Creció con esa sensación hasta que encontró, muchos años después, una conferencia en la que una investigadora hablaba de la relación entre Andersen, su supuesto amor prohibido por su amigo Edvard Collin y la historia de La sirenita, una polémica teoría que han repetido varios investigadores en los últimos años. En medio de su explicación, ella hablaba de la existencia de unas supuestas cartas de amor que el autor del cuento le había enviado a Collin, y que coincidían con las fechas de escritura y publicación de la historia.

Lacombe, francés, 40 años y uno de los ilustradores más reconocidos de la actualidad, tenía todo eso en mente cuando decidió embarcarse en el proyecto que presenta en esta Feria Internacional del Libro de Bogotá (FilBo): una nueva edición ilustrada de La sirenita. Antes de ponerse a bocetar o dibujar, quería confirmar esa historia, esa intuición, porque sentía que le daba un significado más profundo al cuento. Busco información y documentos en francés, su idioma , pero no encontró nada. Así que le encomendó la tarea al traductor Jean-Baptiste Coursaud.

Puede interesarle: 8 libros ilustrados, cómics y novelas gráficas para leer en la FilBo 2023

“Es un muy buen traductor del danés a quien le pedí que se fuera a Dinamarca a buscar, no solo las cartas, sino también el manuscrito original -explicó Lacombe a Criterio-. Esto porque hay muchas versiones del texto de ‘La sirenita’, y con cada versión la historia cambia cada vez más. No se cómo explicarlo, pero es como si cada ángulo afilado hubiera sido pulido para hacer el texto más suave”.

Coursaud se fue hasta Dinamarca a las oficinas de la Fundación Andersen y se metió de lleno en el archivo del escritor. Encontró el texto original de La sirenita y unas 30.000 cartas, 300 de ellas destinadas a Edvard Collin. Las leyó todas y encontró varias con mensajes claros e inequívocos de un amor no correspondido y varios paralelos con la historia de La sirenita. En una de las más reveladoras, Andersen incluso le decía a su amigo (quien se iba a casar con su novia) que le hubiera gustado ser mujer para que él la amara.

La conclusión de Lacombe y Coursaud fue clara: La sirenita era una especie de metáfora en la que Hans Christian Andersen escondió sus propios sentimientos. La protagonista que se sentía en el cuerpo equivocado y que, buscando el amor del hombre que le gustaba, lo dejó todo (incluyendo su propia esencia) para transformarse en una mujer era el propio Andersen. El príncipe que no reconocía en ella a la mujer que lo había salvado del naufragio y quien decidía casarse con otra, era Cullin. Y la historia de dolor y desamor reflejaba la realidad.

FILBO 2023 ILUSTRADOS La sirenita Anderson Lacombe

Una nueva sirenita con un nuevo final

“Leer las cartas fue muy conmovedor, fue como encontrar una especie de secreto escondido hace 150 años -cuenta Lacombe-. A pesar del paso del tiempo tiempo, tú puedes sentir el dolor con el que él escribía. Eso me llenó. Así que fue imposible ilustrar el libro de la misma forma que lo hubiera hecho antes: con la sirenita como una pequeña niña bonita. Porque básicamente cuando lees toda la historia entiendes que ella es Andersen”.

Eso llevó al ilustrador a plantear una nueva sirenita, una no tan femenina, sino más bien andrógina, con los rasgos (en la mirada y el peinado) del propio Andersen. También lo llevó a usar una gama de colores que no es usual en su trabajo: la cola de la protagonista no es verde sino violeta, “un código cromático de de la transidentidad entre el rosa y el azul”. Además, a lo largo del libro usa un color rosado fluorescente para el mundo submarino con el que quería darle fuerza al deseo de la protagonista (y del autor) de convertirse en una mujer. Incluso llegó a jugar con las formas de la flora y la fauna de debajo del mar, dándoles una forma sexual a algunas.

Pero la ilustración no fue el único elemento del libro que cambió al descubrir la historia real detrás del cuento. En esta edición, que en español presenta la editorial Edelvives, se incluyen varias de las cartas que Andersen le escribió a Cullin (traducidas) y un texto en el que Coursaud reflexiona sobre esa relación. También, y se trata de uno de los elementos más llamativos del libro, un final diferente, escrito por el propio Andersen, pero descartado a última hora.

Ilustraciones internas de La sirenita
Algunas de las ilustraciones que Benjamin Lacombe hizo para esta edición de La sirenita

Un final que Coursaud se encontró en el manuscrito original, tachado por Andersen. Allí, y justo después de que la sirenita se arroja al mar para convertirse en espuma, el danés había escrito que al volverse un alma, ella podía ser amada por quien realmente era en el fondo de su ser y no por lo que decía su cuerpo. Eso resonaba con una de las cartas, en las que el autor le enviaba la historia a Edvard Collin y le decía “Tenga presente que, con la persona a la que en verdad aprecio, mido sus palabras, sobre todo las que están tachadas, pues suelen ser las que van del corazón a la pluma”.

Lacombe no cree que sea antiético usar el final que el propio autor desechó hace más de 100 años. “El lo decidió en ese entonces porque contaba mucho de él y era un momento muy diferente de la historia. Pero ahora no es un asunto problemático. O bueno, lo sigue siendo, pero no tanto como antes. Lo valioso, para mí, es que en esas líneas Anderson deja ver lo que en realidad sentía”, dijo en la entrevista con Criterio.

Es más, le parece que es un final que lo cambia todo. “Fue escrito en 1837, un tiempo en el que la palabra homosexualidad ni siquiera existía y en el que no se hablaba de ser transgénero. La idea de cambiar de sexo ni siquiera se tenía en cuenta, era algo completamente loco que solo se veía tal vez en la ciencia ficción. Y que Andersen hubiera sido capaz de escribir algo así es increíble”.

Puede interesarle: Fernando Molano Vargas: un archivo inesperado

De hecho, el cree que ese descubrimiento también cambia la forma en la que se ven otros de los cuentos más famosos de Andersen, como El patito feo o La reina de las nieves. En el primero es más claro, pues el protagonista no encuentra su lugar con la identidad que todos (incluido él mismo) creen que tiene (la de pato), y solo lo hace cuando se da cuenta que en realidad es un cisne. “Hablan de ser incomprendido, de nacer en un cuerpo equivocado. Y leerlos bajo esta luz nueva es sorprendente”.

Los otros proyectos de Benjamín Lacombe

Además de La sirenita, en la FilBo se puede encontrar otro de los libros recientes de Lacombe: Las Brujas, con textos de Cécile Roumiguiere. Se trata de una entrega que hace parte de la colección Seres Mágicos y que explora las criaturas que suelen aparecer en los cuentos de hadas. Pero no de una forma superficial o infantil, sino mirando de fondo cómo las ven en las diferentes culturas y regiones del mundo, y cómo ha cambiado la percepción sobre ellas a lo largo del tiempo.

En este caso, por ejemplo, el libro tiene un trasfondo muy feminista: “Todas las brujas del mundo tienen una cosa en común: ninguna tiene esposo o hijos. De resto, nada más. Una bruja africana y una francesa, por ejemplo, son muy diferentes en las historias. Lo malo era que decidían ser libres, no tener esposo ni hijos, no ser sumisas y eso las hacía malas. Sobre todo en nuestra cultura latina y cristiana, en la que, según la religión, la tarea era reproducirnos y crecer.”

Las brujas de Benjamín Lacombe

El libro aborda el tema y también otros: cómo se ha moldeado la apariencia de las brujas a lo largo del tiempo, cuáles han sido en cada cultura sus fórmulas mágicas, encantamientos o utensilios, y que animales las acompañan, entre muchas otras cosas.

Al final, y como con todos sus libros, Benjamín Lacombe cree que están hechos tanto para los jóvenes, como para los adultos. “Ahora, mas que nunca, estamos en una generación visual que constantemente piensa en imágenes y dibujos: usamos emoticones, stories en Instagram, pensamos de forma ilustrada y hay imágenes en todo lado. Por eso, creo que ya está claro, a diferencia de hace 10 o 15 años, que los libros ilustrados no son solo para niños”.

2 Comentarios

  1. Que historia tan bonita y triste escondida detrás del cuento de la Sirenita que todos conocimos en nuestra niñez y en nuestra juventud .
    Quiero leerlo y ver sus ilustraciones , igual el cuento de “Las Brujas”

  2. El señor Lacombe sirve a la Ideologia de Genero al pretender que su interpretacion de genero sea la definitiva. La Sirenita es un texto literario no es la biografia de Andersen.

Deja un comentario

Diario Criterio