‘Leyenda viva, el alma de un pueblo’: cuando lo popular traspasa sus límites

‘Leyenda viva, el alma de un pueblo’ es un proyecto multimedia compuesto por una película documental que se exhibe en salas de cine, un libro con la memoria de las entrevistas a compositores, intérpretes e historiadores del vallenato, y un disco que reúne emblemáticas canciones de este género musical. Ambiciosa iniciativa arropada por empresas y empresarios y no exenta de polémicas, que refuerza la canonización del vallenato como la música nacional de un país que lleva un buen tiempo queriendo caribeñizarse. 

Leyenda viva, el documental sobre la música vallenata que se estrenó la semana pasada en salas del país, fue promocionado desde días antes como una iniciativa afín a Colombia, magia salvaje que, en 2015, fue visto por casi 2 millones y medio de espectadores. Dirigido por Mike Slee y producido por el Grupo Éxito, Colombia, magia salvaje no solo rompió récords de taquilla; también se separó de la principal tradición del cine documental hecho en el país, que durante largos tramos de su recorrido ha elegido ser un contradictor de la historia y la memoria oficiales. Colombia, magia salvaje se volcaba, en cambio, a unas agendas institucionales de promoción del país y a un borramiento de los conflictos y las heterogeneidades que nos constituyen como nación. 

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Dudo entonces de que el vínculo implícito con este documental anterior le ayude a Leyenda viva. O dependerá del público que se busque atraer con esa referencia. Quienes creemos que el documental debe ser autónomo y liberarse de propósitos publicitarios y nacionalistas, vemos con mucha sospecha el propósito y los logros de Colombia, magia salvaje o sus posibles secuelas.

Leyenda viva, a pesar de que cuenta también con el apoyo del Grupo Éxito y de que repita algunos códigos del documental más convencional, tiene una calidez humana (que le debe todo a la gracia de las personas entrevistadas) de la que carecía el acercamiento a la biodiversidad colombiana de Slee y su equipo.

Tráiler de Leyenda viva, el alma de un pueblo

Para empezar, en Leyenda viva no encontramos esa voz expositiva y omnisciente (de la que se hizo cargo el periodista Julio Sánchez Cristo) de Colombia, magia salvaje, sino una polifonía de testimonios de compositores, intérpretes e investigadores del vallenato. Son ellos los que hilan una historia de este género musical que va desde sus orígenes hasta los dilemas actuales que lo atraviesan. Es una decisión arriesgada y susceptible de generar reacciones como la que expresó en Twitter el periodista Gonzalo Guillén. Según él, Leyenda viva es un documental “flojo y pobre” al que “le falta y le sobra mucho: Escalona no existe y al señor Carlos Vives le dan una importancia histórica que no tiene”.

La de Guillén es una reacción típica frente a trabajos con miradas panorámicas y que aspiran a dar cuenta de historias de larga duración (otro ejemplo podría ser Rompan todo: La historia del rock en América Latina). Siempre se encuentran ausencias o excesos, y esas polémicas resultan provechosas como ejercicios de memoria complementarios a los propios documentales. Respecto a lo dicho por Guillén habría que aclarar que, aunque poco para una figura de su relieve, Escalona sí aparece en el documental. La presencia de Carlos Vives suscita otro tipo de desacuerdos. En efecto, tiene mucho peso en la narración colectiva que predomina en el documental. Pero desconocer la importancia del músico samario en lo que el documental entiende como la historia y transformaciones del vallenato es ser muy obtuso.

Es claro que el documental dirigido por Martín Nova (para que se hagan una idea, Nova no es director de cine sino un empresario que fungió como productor en Colombia, magia salvaje y que ha escrito dos libros: Conversaciones con el fantasma –entrevistas sobre arte– y Memorias militares) concibe al vallenato como un organismo vivo y encara no solo la historia de esta música hacia atrás en el tiempo (con la presencia de especialistas como Tomás Darío Gutiérrez o José Alberto ‘Beto’ Murgas), sino hacia adelante; la pregunta por su futuro no se elude.

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También tienen cabida discusiones acerca de la llegada de las mujeres a esta tradición dominada por hombres o lo que significó para la difusión del vallenato la participación de las disqueras, la fundación del Festival de la Leyenda Vallenata en Valledupar e, incluso, el efecto de la bonanza marimbera. Y por supuesto, está presente lo que generó Carlos Vives cuando a la base musical del vallenato le introdujo una instrumentación propia del rock y del pop, lo mismo que la importancia de esa fusión (término que el propio Vives discute) pionera para lo que hoy son las llamadas músicas urbanas.

Leyenda Viva - documental
“El esquema narrativo del documental es básico y el peso mayor lo tiene ese recurso que se conoce como cabezas parlantes: testimonios grabados con el testimoniante como eje, en planos que privilegian su rostro o la parte superior de su cuerpo”.

Leyenda viva es un documental con vocación didáctica. Su intención es que un público no experto se acerque a una de las expresiones medulares de la cultura popular colombiana. Por supuesto que hay cosas que el documental no problematiza o que quedan por fuera de su alcance. Por ejemplo, la tras escena o los intríngulis de la participación de políticos o personajes ‘cachacos’ en la aceptación del vallenato en el altiplano central y su imposición como música nacional, o los significados de la caribeñización de la identidad colombiana for export (el paso de lo andino a lo costeño como transversal a una reinvención de Colombia y su marca país).

Una discusión inevitable es el aporte de Leyenda viva al lenguaje del cine documental o, para ser menos ambiciosos, la simple valoración de sus búsquedas expresivas. El esquema narrativo del documental es básico y el peso mayor lo tiene ese recurso que se conoce como cabezas parlantes: testimonios grabados con el testimoniante como eje, en planos que privilegian su rostro o la parte superior de su cuerpo. En ocasiones se acude al contrapunto de material de archivo o a grabaciones de parrandas e interpretaciones musicales. Más problemático que el abuso de estas convenciones es la manera que el documental tiene de presentar el territorio propio del vallenato (la geografía comprendida entre la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá). En este último punto, la predominancia de tomas aéreas es muy diciente de una mirada que se siente ajena o donde se impone la distancia del turista. 

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Es el carisma de músicos como Gustavo Gutiérrez, Sergio Moya, Nafer Durán o Ivo Díaz (hijo del gran Leandro Díaz, que aparece inmenso en una conmovedora grabación donde lo vemos compartiendo con García Márquez y Mercedes Barcha) y la belleza de las canciones vallenatas, lo que le da arraigo a este trabajo documental que a veces escapa de sus propias limitaciones de origen, olvida su ansiedad publicitaria e institucional y se convierte en una experiencia con unos cuantos momentos entrañables y difíciles de olvidar. 

7 Comentarios

  1. EXCELENTE !!! Documental con personajes que componen el mundo vallenato ,autotonos quienes han hecho con sus interpretaciones, composiciones lo maravilloso que son estos cuatro ritmos, el del ayer que debe permanecer en nuestra memoria como joya preciosa que perdurara por siempre.

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