Elisa Loncón, la lideresa indígena mapuche que preside proceso constituyente en Chile
Con el sueño de constituir un Estado plurinacional y reivindicar los derechos de los pueblos originarios, la académica mapuche hizo historia al convertirse en la presidenta de la Convención Constitucional que redactará una carta magna en Chile. La convención quedó instalada este domingo en una jornada en la que no faltaron protestas y tensiones.
Con tres horas de retraso por protestas y reclamos de algunos constituyentes que acusaron una fuerte represión policial contra los manifestantes, la relatora del Tribunal Calificador de Elecciones, Carmen Gloria Valladares, procedió al nombramiento uno a uno de los 155 convencionales.
Mientras tanto, se mantenían algunos choques entre las fuerzas especiales de la Policía y un grupo de manifestantes que intentó traspasar el cordón de seguridad en los alrededores de los jardines de la vieja sede del Congreso en Santiago, donde se realizó la ceremonia por razones sanitarias.
En contexto: ¿Servirán las protestas de 2019? Chile, en las urnas para redactar una nueva Constitución
Una vez realizado el juramento se procedió a la elección del presidente del órgano. En segunda votación, la académica mapuche Elisa Loncón fue elegida con 96 de los 155 votos.
“Esta convención transformará Chile”, dijo Loncón al enfatizar que este “sueño” será representativo de la pluralidad del país y trabajará para sentar derechos sociales, para cuidar a la Madre Tierra, entre ellos, el derecho al agua.
Cuando escuchó su nombre tras ser proclamada presidenta, Loncón se paró de su asiento, extendió la “Wenufoye” (bandera Mapuche) y la exhibió en medio de un cerrado aplauso en una emotiva primera sesión de la Convención Constitucional. Subió a la tarima vestida con el traje típico, después de iniciar su saludo hablando en mapudungún, la lengua de su pueblo.
“Es un sueño de nuestros antepasados y se hace realidad; es posible, hermanos y hermanas, compañeros y compañeras, refundar este Chile, establecer una relación entre el pueblo mapuche, las naciones originarias y todas las naciones que conforman este país. Esta es la primera muestra de que esta convención va a ser participativa”, agregó.
Hija de una ama de casa que le gustaba la poesía y de un mueblista que aprendió a leer en forma autodidacta a los 17 años, esta doctora en Lingüística ocupa uno de los 17 escaños reservados para los pueblos originarios en esta convención de 155 miembros que además incluye paridad de género.
La nueva Constitución chilena reemplazará a la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), la salida política que encontró el país para encauzar las protestas iniciadas en octubre de 2019 en reclamo de una mayor igualdad social.
“No más represión”
Cuando comenzaba la sesión con la entonación del himno nacional, se escucharon chiflidos y gritos de algunos constituyentes que decían: “¡No más represión!”. Se acercaron a la mesa desde donde Valladares los juramentaría y en un clima de mucha tensión se suspendió temporalmente la ceremonia.
“Queremos hacer una fiesta de la democracia y no un problema, vamos a suspender la sesión por breves minutos”, afirmó Valladares, quien decidió suspender la ceremonia, en momentos en los que un grupo de constituyentes, en su mayoría de la Lista del Pueblo, salieron a la calle a exigir que las fuerzas especiales se retiraran de la zona, en el centro de la capital.
También hubo manifestaciones en los alrededores de la Plaza Italia, el epicentro del estallido social de 2019.
Muestra diversa de Chile
Constituyentes aymaras y mapuches hicieron ceremonias en Santiago antes de la instalación de la Convención Constitucional.
“Harto newen. Amulepe taiñ weichan”: mucha fuerza y que siga nuestra lucha, dijo Daniel Antigual, un jubilado de 60 años que acompañaba a un grupo mapuche, el pueblo indígena más numeroso en Chile, al pie del Cerro Huelén (Cerro Santa Lucía como se identifica en el paisaje de Santiago) en mapudungún.
También le puede interesar: “La Iglesia católica quería lavarle el cerebro a los pueblos nativos”: Representante indígena de Canadá
La heterogeneidad de los 155 integrantes de la Convención Constitucional —muchos independientes con afinidades de izquierda, sin experiencia en cargos públicos y sin ninguna lista que ostente la mayoría de un tercio que otorga poder de veto— obligará a alcanzar acuerdos.
Pero esa misma diversidad en posturas y orígenes alimenta el temor de que se eternicen las discusiones y finalmente el texto no logre cumplir con las expectativas ciudadanas.
“Está todo el país representado y se van a sentar a dialogar, a conversar el país que queremos. Por primera vez veo que hay una instancia de tanto poder como esta en la que no están detrás los poderes fácticos”, dijo el sacerdote jesuita Felipe Berríos, una de las voces más influyentes en Chile.
La tensión ya se había instalado en los días previos, debido a las peticiones de algunos de los constituyentes.
El sábado, 60 constituyentes firmaron una carta para demandar “garantías democráticas para la sana instalación de la convención”, en la que exigen, entre otros puntos, la liberación de presos de la revuelta social de 2019.
La convención tendrá nueve meses —prorrogable por tres meses más— para redactar el nuevo texto, que será luego sometido a un plebiscito ratificatorio con voto obligatorio.
Seguir leyendo: “Los mayores enemigos de la Constitución de 1991 han sido los partidos y políticos tradicionales”: Carrillo
Por: AFP
0 Comentarios