‘Lluvia constante’, un drama sobre la lealtad, la corrupción y la ética en Bogotá
La popular obra de teatro ‘A Steady Rain’, un éxito en Broadway escrito por el productor de ‘House of Cards’ y ‘Mad Men’, llegó a Colombia adaptada y dirigida por Juan Fisher. Se podrá ver hasta el 26 de marzo en el Auditorio Sonia Fajardo.
Durante estas noches, y hasta el 26 de marzo, el escenario del Auditorio Sonia Fajardo Forero, ubicado en la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, se convierte por un par de horas en varias calles del sur de Bogotá, en una patrulla de la policía, en una casa atacada a balazos, en callejones solitarios llenos de sicarios y en una sala de interrogatorio del Comité de Asuntos Internos de la Policía Nacional. Lugares en los que Dani y Rolo, dos policías, amigos desde la infancia, se enfrentan a una serie de hechos desafortunados.
Los dos amigos, interpretados por los formidables Tiberio Cruz y Rafael Rubio, van y vienen entre el presente y el pasado en una historia sobre corrupción, violencia, adicciones, amor, amistad y lealtad. A veces le hablan al público, le cuentan su historia. En otros momentos, recrean hechos del pasado (incluso de su infancia), que terminan nuevamente en escenas del presente. Una pantalla, al fondo del escenario, ayuda a ubicar al espectador en cada lugar y en cada situación, mientras de fondo se escuchan sirenas, balazos, vidrios rotos y lluvia, una lluvia constante.
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Con solo dos actores en escena y con una trama llena de flashbacks, saltos en el tiempo y mucha tensión, el productor y director teatral Juan Fisher está presentando Lluvia constante en Bogotá. Se trata de la adaptación de A Steady Rain, una obra escrita por el dramaturgo estadounidense Keith Huff (productor y guionista de series como House of Cards o Mad Men), que ya se ha presentado en Chicago, París, Madrid, Buenos Aires o Ciudad de México, y que en Broadway fue protagonizada por Hugh Jackman (X Men) y Daniel Craig (James Bond), con tanto éxito, que batieron el récord de espectadores semanales para una obra no musical.
A Bogotá llega con un guion traducido y adaptado por el propio Fisher (bogotano, director de cine y actor de teatro, cine y televisión), en el que la acción sucede en lugares familiares: el puente de la calle 80 con Avenida Boyacá, la Avenida Circunvalar, la carrera 10 con Avenida Jiménez. La trama, sin embargo, sigue siendo la misma: las calamidades que enfrentan los dos amigos policías. Uno es alcohólico, reservado, introvertido y solitario, mientras que el otro es impulsivo, expresivo, montador y tiene una familia y una casa llena de televisores.
“Estos dos personajes son amigos desde la infancia, se conocen muy bien. Tienen una relación bastante disfuncional, como la gran mayoría de las relaciones y como todas las familias, me atrevo a afirmar”, le dijo a Diario Criterio Fisher, quien eligió esta obra porque debido a las restricciones que había por la pandemia, quería un proyecto que solo tuviera a dos actores sobre el escenario.
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“A mí me interesó porque tiene una estructura dramática muy especial. Creo que mantiene al público sentado al borde de la silla, tensionado, como esperando a ver qué es lo próximo que va a pasar entre estos dos personajes”, añade.
Violencia, corrupción y lealtad
La historia, escrita magistralmente por Keith Huff, muestra cómo Dani, uno de los policías, intenta ayudar a Rolo, su amigo, que ha caído en el alcoholismo y está deshecho. Lo invita a su casa, lo deja quedar con su familia (una esposa, dos hijos pequeños y un perro) e incluso le consigue citas con una prostituta, aunque este las deteste y no se sienta cómodo en esa situación. Una incomodidad que, tal vez, se deba a que Rolo siente cosas por la esposa de su amigo.
Mientras tanto, Rolo intenta ayudar a Dani a ser más calmado y controlado en el trabajo. Sus salidas en falso, sus comentarios racistas y sus actitudes violentas con las personas que captura o con las que trata (jíbaros, drogadictos, prostitutas, proxenetas) siempre lo meten en problemas y parecen ser la razón por la que a los dos amigos no les han dejado convertirse en detectives (ascender en la Policía), a pesar de sacar las mejores calificaciones.
“Yo pienso que Rolo, el personaje que interpreta Rafael Rubio, es víctima, un poco, de matoneo por parte de su compañero Dani, interpretado por Tiberio Cruz. Lo interesante es que los papeles se van invirtiendo a medida que pasa el tiempo“, cuenta Fisher.
La actitud de Dani, que se abstiene de seguir los consejos de su compañero, termina metiéndolos (a ellos dos y a su familia) en cada vez más problemas, como tiroteos y ataques de uno de los criminales que persigue. Lo que cambia la situación, sin embargo, es un hecho casual: los policías se cruzan con un asesino en serie basado en un personaje real: Jeffrey Dahmer, el monstruo de Milwaukee, que asoló Estados Unidos entre 1978 y 1991.
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Sin dar mucha más información sobre la trama, eso termina cambiando las cosas para siempre.“Es una historia desgarradora acerca de la culpa, del miedo, de la corrupción. ‘Lluvia constante’ pone a la amistad ante la prueba definitiva”, dice Fisher.
El atractivo de ‘Lluvia constante’
La obra, dirigida por Fisher, tiene varios aciertos. Además de la historia y del guion –escrito por un genio como Huff y muy bien adaptado–, cuenta con apoyos visuales y sonoros que ubican al espectador y le dan una sensación de realidad cuando está viendo la obra.
Otro gran acierto son las actuaciones de Cruz y Rubio. Ambos personajes son bastante convincentes en sus papeles y sus interacciones cargan el peso y la tensión de toda la historia. Lo hacen tan bien, que aunque puede sentirse un poco larga, hay una sensación de siempre querer saber qué va a pasar.
Fisher cuenta que con los actores ha trabajado el método de Lee Strasberg, del Actor Studio, una técnica de actuación que siguieron grandes nombres como Marlon Brando, Al Pacino o Robert De Niro, y que parte de una serie de ejercicios para obtener actuaciones mucho más realistas y convincentes.
Por eso, cuando Tiberio Cruz y Rafael Rubio no están ensayando o en presentaciones, tienen clases en las que leen, cada semana, una obra diferente de la dramaturgia mundial.
Por último, hay que destacar la temática. Aunque la obra trata sobre varios temas, hay dos muy importantes: la lealtad (hasta dónde va y cómo mantenerla en situaciones extremas) y la ética. Como dice el propio Fisher: “Cada quien tiene su propia interpretación de lo que está bien y de lo que está mal, y muchas veces sin darnos cuenta violamos nuestros propios principios, los traicionamos”.
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Ese es el juego en el que la obra mete al público, que termina siendo no solo espectador, sino también juez. “La obra invita al público a examinar un poco los principios que tenemos todos y nuestra ética y hasta dónde somos capaces de llegar para salvar a nuestras familias y nuestro trabajo”, añade Fisher.
Como suele pasar, los límites no son tan claros y muchas veces se ponen borrosos.
La obra se presenta de jueves a sábado, a las ocho de la noche, en el Auditorio Sonia Fajardo Forero (carrera 9 Bis #62-43), ubicado en la Fundación Universitaria Konrad Lorenz. La temporada irá hasta el 26 de marzo y las boletas se pueden conseguir en Atrapalo.com.
3 Comentarios
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Este artículo me muestra una gran obra de teatro que dan ganas de ver
Por el tema de que trata ,los actores y la forma en que se presenta