¿Los reinados de belleza son consecuentes con los tiempos y valores actuales?

El pasado domingo se llevó a cabo la septuagésima edición de Miss Universo, un certamen que para muchos es una institución caduca, al igual que otros reinados de belleza. Esta visión tiene que ver con que dichos concursos parecen no haberse adaptado a las nuevas realidades.

¿Las mujeres son las que realmente se benefician con los concursos de belleza? Cuando iniciaron los reinados en Estados Unidos, hace un siglo, el objetivo principal fue promover los negocios y las ventas. Esto no ha cambiado tanto para muchos, quienes manifiestan que detrás del telón hay personas que se siguen llenando los bolsillos a costa de las mujeres que desfilan por las pasarelas. 

En esos primeros concursos fueron los hombres los que eligieron a las reinas, de acuerdo con parámetros y características que ellos determinaron en su momento. Si bien esto ya no es el factor común, todavía parece revolucionario que el concurso Miss Alemania lleve dos años consecutivos eligiendo a su reina con un jurado compuesto solo por mujeres. 

No tener un límite de edad y no exigir el desfile en traje de baño han sido otras de las características de dicho concurso en sus últimas ediciones. Estos cambios llevaron a distintos medios europeos a titular sus primeras páginas con una frase corta y poderosa: “Las mujeres hicieron historia”. 

Bajo esta misma línea, en mayo de este año se llevó a cabo la edición sexagésimo novena del concurso de Miss Universo, correspondiente a 2020 y que debió ser aplazada debido a la crisis sanitaria del covid-19. En esa ocasión, el concurso determinó que el jurado estaría compuesto integralmente por mujeres. Hecho que se repitió este lunes, en la edición septuagésima del certamen. 

A pesar de estos cambios, los concursos de belleza parecen ir perdiendo fuerza en los últimos años. En Colombia, por ejemplo, ha disminuido el interés en el concurso de Miss Universo, pues la edición pasada no superó los siete puntos, de acuerdo con la medidora Kantar Ibope. 

Esto no solo se ha visto en el país. Estados Unidos, que ha sido cuna de estos certámenes, también ha tenido problemas de audiencia, incluso desde años atrás. Para la década de los noventa, la pérdida de patrocinadores y el desentendimiento de algunos países participantes tenían al concurso agonizando. En ese entonces, el magnate Donald Trump decidió adquirir Miss Universo, levantando su rating en los años 2000. También lo ubicó en la agenda mediática con la venta de los derechos de transmisión en el país norteamericano a CBS. 

Sin embargo, nuevamente, pareciera que el interés decae.  El concurso, ahora con la empresa WME/IMG a la cabeza, tuvo en 2019 una audiencia –en la compañía Fox– de 3,82 millones de espectadores, un número inferior al de 2018, cuando se registraron 4,19 millones. De acuerdo con la revista cinematográfica The Hollywood Reporter, esa fue la cuarta ocasión (consecutiva) en la que el certamen perdía televidentes. 

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¿Se está perdiendo el interés?

Como lo explica el historiador Michael Edward Stanfield en su libro Entre bestias y bellezas, los colombianos, al igual que el mundo entero, han valorado la belleza en las mujeres durante años. Por esto, por ejemplo, familias enteras se reunían alrededor de una pantalla para, con expectativa, esperar que coronaran a su candidata favorita, tanto en un certamen local como en los internacionales. 

Pero esa imagen de las gentes frente al televisor disfrutando de estos certámenes parece más del pasado que del presente. El sociólogo y magíster en Estudios Culturales Edward Salazar Celis explicó a Diario Criterio que este cambio tiene que ver con que años atrás la televisión era el medio de entretenimiento por excelencia. “La sociedad se reunía alrededor del televisor, que funcionaba como el gran teatro de la sociedad. La gente se reunía alrededor de los concursos de belleza y de varias producciones audiovisuales, que tenían un lugar muy importante”, dijo. 

En esto coincide el sociólogo de la Universidad de La Sabana Carlos Monroy, pues según manifestó, los reinados de belleza eran una posibilidad de entretenimiento en una época que no tenía una oferta muy grande y una aproximación a la estética femenina. “Los reinados generaban mucha expectativa, en parte porque se constituían como una alternativa para acercarse a la estética femenina por el proceso, los trajes, la gala, el maquillaje, entre otras características”, dijo a Diario Criterio

En este sentido, explicó que para lograr este acercamiento, las personas de hoy no necesariamente recurren a la televisión, sino que pueden hacer uso de las redes sociales, lo que hace que la atención se centre en otras conversaciones. 

A esto se le suma que en Colombia los concursos son cada vez más precarios en su realización. “No logran tener los patrocinadores de hace dos décadas, no hay mucho que ofrecer como espectáculo”, dijo Celis.

Para el experto, sin embargo, a pesar de que los hábitos han cambiado, no se puede desconocer que los reinados siguen siendo altamente apreciables para un nicho compuesto por diseñadores, modelos, críticos, entre otros. 

Los concursos parecen rezagados, a pesar de que han intentado adaptarse ya sea para estar en línea con los nuevos valores o para sobrevivir.

El ‘cambio necesario’

Parte de la conversación sobre los concursos de belleza se ha centrado en sus dinámicas, pues para algunos se trata de escenarios en los que predominan estereotipos de belleza y comportamiento y en los que se cosifica la mujer. 

Esta posición ha sido expuesta por distintas mujeres alrededor del mundo. Por ejemplo, la escritora mexicana Brenda Lozano escribió que los concursos de belleza son violencia simbólica, ya que “son la puesta en escena más clara del patriarcado definiendo qué es y debe ser la belleza de las mujeres, poniéndolas a competir, comparándolas a unas con otras, normalizando, además, un estereotipo de belleza”. 

Para el sociólogo Celis, esas características también han dirigido a los concursos a un momento crítico, pues hoy ya se habla de unas formas de belleza mucho más amplias y de actitudes de compromiso, por ejemplo. 

Así, los concursos parecen rezagados, a pesar de que han intentado adaptarse ya sea para estar en línea con los nuevos valores o para sobrevivir. Estos cambios, no obstante, han sido tardíos, pues no han avanzado a la par con los cambios sociales y culturales. “Los concursos de belleza no han sido vanguardistas en esta materia, sino que han leído de manera retrasada un montón de conversaciones sociales”, dijo Celis. 

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A las mujeres, de acuerdo con los expertos, se les siguen pidiendo respuestas de reina, puesto que no hay lugar para el debate y la discordia. Celis expuso un ejemplo de esta situación, cuando a una candidata se le preguntó sobre un asunto de debate público. “Una vez, a una Miss Colombia se le interrogó sobre el aborto. Ella más adelante comentaba en una entrevista que su gran reto era responder de una manera en la que no incomodara a nadie”, dijo. 

Por esto, para los expertos, estos concursos deberían centrarse en la esencia humana, en conversaciones sociales más amplias. “Esa transformación es necesaria, pues los concursos podrían desaparecer en un futuro, así como el circo romano dejó de exhibir esclavos que eran comidos por los leones, por un cambio de valores y prácticas sociales”, manifestó Monroy. 

Para Angélica Pico, comunicadora social que ha participado en dos concursos de belleza en el país, los certámenes sí se han venido adaptando a los cambios que exigen las nuevas audiencias, pues fue testigo de ello en el interior de un certamen y como espectadora también lo ha podido constatar. “El concepto de belleza está ampliándose, pues se habla de una belleza que va más allá del aspecto físico”, dijo a Diario Criterio. 

Para ella, sin embargo, la transformación no es solo de los certámenes, puesto “de nada sirve que el concurso cambie si la gente no cambia”. Sus argumentos se centran en los comportamientos exhibidos durante dichos concursos. “Cuando llega la hora de las preguntas, que tienden a ser complicadas y que deben ser respondidas rápidamente, ellas pueden equivocarse, por los nervios, por muchas cosas. Las redes sociales inmediatamente se llenan de comentarios hirientes, que las tratan de tontas”, dijo. 

Esto puede verse también en otras narrativas, como lo son los videos en Youtube. En la plataforma, por ejemplo, aparecen videos como ‘Las 10 Misses más brutas del Universo’ y  ‘Las 12 peores respuestas de las Misses‘.

Para Pico, dichos comportamientos también se reflejan cuando se hace referencia al concepto mismo de la belleza. “Piden un concepto más amplio de lo que esta significa, pero si gana una mujer científica, muy preparada, que no es bonita para la sociedad, ¿cuáles serían los comentarios en redes, incluso de las mismas mujeres? 

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