Tras conteo agónico, Lula derrota a Bolsonaro por la Presidencia de Brasil
El dirigente de izquierda obtuvo 50,9 por ciento, contra el 49,1 por ciento de Bolsonaro, una diferencia sumamente estrecha, de solo dos millones de votos, en el gigante suramericano.
El balotaje de desenlace mantuvo en vilo a Brasil, profundamente dividido. La encuesta del Instituto Datafolha, publicada un día antes de las votaciones, redujo de seis a cuatro puntos la ventaja de Luiz Inácio Lula Silva, en comparación con la medición previa, dos días atrás, cuando el hoy presidente electo contaba con el 52 por ciento de las intenciones de voto, frente a 48 puntos de Jaír Bolsonaro.
El presidente electo de Brasil escribió la palabra “democracia” sobre una foto de la bandera verde y amarilla de Brasil bajo su mano izquierda que evidencia tener cuatro dedos luego de haber sufrido un accidente cuando era obrero metalúrgico:
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Felicitaciones a Lula
Con un corto “viva, Lula”, el presidente colombiano, Gustavo Petro, celebró en Twitter tras conocerse los resultados de la segunda vuelta electoral en Brasil.
Por su parte, el mensaje del chileno Boric ha sido igualmente escueto. “Lula. ¡Alegría!”, ha escrito en Twitter después de conocerse la victoria del líder del Partido de los Trabajadores tras ganar los comicios del domingo.
“Ganó Lula, bendito pueblo de Brasil. Habrá igualdad y humanismo”, reaccionó, desde México, su homólogo López Obrador.
“Envío mis felicitaciones a Luiz Inácio Lula da Silva por su elección para ser el próximo presidente de Brasil, tras elecciones libres, justas y creíbles. Espero que trabajemos juntos para proseguir la cooperación entre nuestros dos países en los próximos meses y años”, dijo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en comunicado de la Casa Blanca.
“China sinceramente felicita al Sr. Lula por su reelección como presidente de Brasil y le desea a Brasil nuevos logros en su construcción de país”, dijo Zhao en rueda de prensa.
Por otro lado, un mensaje publicado en la página web del Kremlin, en Rusia, expresa, de parte de Putin: “Reciba mis sinceras felicitaciones por su victoria en las elecciones presidenciales. Los resultados de la votación confirmaron su elevado prestigio político. Espero que, realizando esfuerzos conjuntos, podamos seguir desarrollando una cooperación constructiva entre Rusia y Brasil en todos los ámbitos”. Además, ha aprovechado para desearle “éxitos en tan responsable labor al frente del Estado, así como buena salud y bienestar”, concluye el presidente ruso.
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Desde España, Pedro Sánchez también le aseguró al mandatario electo que trabajarán “juntos por la justicia social, la igualdad y contra el cambio climático”.
Polarización en casa
En la primera vuelta, los sondeos subestimaron el potencial de Bolsonaro que finalmente acabó detrás solo por cinco puntos (43 contra 48 por ciento).
El entonces candidato de derecha se mostró confiado en su triunfo antes de votar en Río de Janeiro: “Si Dios quiere, saldremos victoriosos esta tarde“, dijo, vestido con una camiseta amarilla de Brasil.
Al emitir su voto en las afueras de Sao Paulo, Lula, vestido de blanco, se mostró convencido de que los brasileños votarían por “un proyecto en que la democracia vencerá”, y deseó que fuera “un día de paz”, tras una campaña extremadamente tensa.
Pese a la crispación entre ambos campos, la profesora de danza Elisete Silveira, de 46 años, y su marido Álex, un militar de 50, han conseguido mantenerse en armonía.
El matrimonio salió a votar, de la mano. Él, con la camiseta amarilla de la selección, en apoyo a Bolsonaro, y ella vestida de rojo para Lula.
“Acordamos no hablar sobre política en casa para preservar el amor“, explicó Elisete, que rió al recordar cómo hicieron campaña por redes sociales, sentados en el sofá, cada uno por su candidato.
“Lo que yo quiero son más oportunidades para los negros. Aquí hay mucho prejuicio“, dijo en Sao Paulo Ana Nascimento, una mujer negra de 41 años que trabaja en hotelería y se abstuvo de revelar su voto.
Nacionalismo, religión, pobreza
Bolsonaro, un excapitán del ejército de 67 años, hizo campaña por la reelección defendiendo los valores tradicionales y resaltando la mejoría reciente de los datos económicos –ralentización de la inflación y caída del desempleo—, al tiempo que sigue insuflando un discurso nacionalista.
“¡Brasil, por encima de todo! ¡Dios, por encima de todos!“, reiteró en sus discursos de campaña, un mensaje especialmente apreciado por el agronegocio y la población evangélica, que representa un tercio del electorado.
De candidato, lanzó mensajes contradictorios sobre si reconocería los resultados en caso de salir perdedor. Dos días antes de la segunda vuelta, sin embargo, aseguró que lo haría: “El que tenga más votos gana“.
Por su parte, Lula, de 77 años, que gobernó Brasil de 2003 a 2010, prometió “arreglar el país” impactado todavía por la crisis de la pandemia y sus 688.000 muertos.
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En campaña, destacó sus logros socioeconómicos, como la salida de la pobreza de más de 30 millones de brasileños gracias a iniciativas sociales financiadas, con el boom de las materias primas. Lula logró cautivar votantes entre los más vulnerables y personas de comunidades afectadas por algunas políticas y exabruptos del ultraderechista, como jóvenes, mujeres y minorías.
Desinformación e insultos
La campaña para el balotaje fue incluso más rica en desinformación, insultos y golpes bajos.
Lula asoció a Bolsonaro con la “pedofilia” y el “canibalismo”, mientras que el presidente lo tildó de “borracho”, ”expresidiario” y “traidor de la patria”.
El tono agresivo acentuó la polarización y el rechazo hacia uno u otro líder.
“Una parte no despreciable” votó por Lula “por el rechazo a Bolsonaro. Lo mismo sucede del otro lado“, dijo a la AFP Lara Mesquita, profesora de la Fundación Getulio Vargas, en Sao Paulo.
Para Brian Winter, redactor en jefe de la publicación Americas Quarter, el de Lula será “un gobierno débil”, según le dijo a la AFP. “En Brasil resurgió un movimiento conservador muy fuerte” que se identifica con Bolsonaro, agregó.
Para Winter, un segundo mandato de Bolsonaro habría intensificado “la guerra de valores“, además de la continuación de la que llamó una “época de la motosierra” para la Amazonía, en la cual la deforestación se disparó durante la gestión actual.
Con AFP.
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